La FUBA molesta

Por Martha Linares*. A pocas horas del congreso de renovación de autoridades de la FUBA el movimiento estudiantil se pone de pie, el movimiento docente se solidariza, llaman algunos queridos docentes preocupados, compañeros y compañeras que hicieron sus primeros pasos en la militancia están expectantes y alertas.

La Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) se encuentra en una nueva etapa, signada por un ataque sistemático a la universidad pública, enfrentando al gobierno de Mauricio Macri. La FUBA molesta, no es novedad. Molesta ver a los prestigiosos estudiantes de Exactas que le ganan a Harvard denunciado que les falta presupuesto, molesta escuchar a su presidente exponiendo la corrupción en la UBA, molesta ver a los futuros médicos decir que el Hospital de Clínicas se cae a pedazos. Y si les molesta, me alegro.

Me alegra tener el honor de haber sido presidenta de una federación como la FUBA. Es, sin dudas, una de las federaciones de mayor peso político en el movimiento estudiantil argentino. Personalmente me ha tocado participar de instancias internacionales donde la FUBA es respetada y reconocida como una federación histórica, representante de los estudiantes en una de las universidades más masivas y prestigiosas en toda América Latina.

Es que a lo largo de la historia, la FUBA ha jugado un rol determinante en las luchas por la defensa de la gratuidad y la pelea por una formación laica y de excelencia. Nuclea, por un lado, a uno de los centros de estudiantes más longevos del movimiento estudiantil como el Centro de Estudiantes de Ingeniería que data de 1894, mientras por otro, fue protagonista de la reforma universitaria entre 1903 y 1906 que fue la antesala de la heroica gesta de 1918 en Córdoba. La FUBA nace al calor de la lucha por la democratización de la Universidad de Buenos Aires en 1908 y hasta el día de hoy ha jugado un rol político fundamental en los momentos más importantes en la historia de nuestro país.

Amigos son los amigos

Por sus antecedentes históricos y por el rol que hoy cumple frente al gobierno nacional, no es sorprendente que los sectores de la Franja Morada – Nuevo Espacio, a través del rectorado, estén dispuestos a boicotear el congreso que se realiza el día 14 de Junio. Que el rectorado llame a un organismo dependiente del Poder Ejecutivo como la Inspección General de Justicia (IGJ) a intervenir el Congreso de la Federación sienta un pésimo precedente para el movimiento estudiantil.

Resulta un buen ejercicio imaginar el poder que tendrían otros rectorados o gobiernos provinciales y municipales sobre federaciones más jóvenes y con menos recorrido si pueden avanzar sobre la FUBA. Quien está al frente de la IGJ es Sergio Brodsky, un abogado que fue funcionario de la UBA y está ligado a Daniel Angelici y Darío Richarte, ex vicerrector que debió renunciar y perteneciente a Franja Morada – UCR. Todo queda entre amigos.

Una FUBA para la nueva etapa

La FUBA viene siendo protagonista en la defensa de la educación pública mientras quienes la atacan son parte de la actual alianza de gobierno, Cambiemos. La Federación fue punta de lanza en la histórica jornada del 12 de Mayo en la movilización nacional más importante de los últimos 15 años y eso es lo que vendrán a buscar, sacar a la FUBA de las calles, acallarla. Porque claro, Cambiamos.

Para la próxima etapa necesitamos una FUBA comprometida con los sectores populares y dispuesta a defender la educación pública pero es preciso abrir un fuerte debate al interior del movimiento estudiantil. ¿no dicen acaso que la mejor defensa es un buen ataque?

La nueva etapa exige un movimiento estudiantil capaz de adelantarse a las discusiones, proponer y ganar. Los próximos años nos encontrarán defendiendo la universidad pública, de eso no hay dudas. Que nos encuentre preparados, formados, fortalecidos a partir de triunfos concretos y en unidad.

@marthitalinares

*Ex-presidenta de la FUBA. Dirigente nacional de La Mella.

Foto: Prensa – La Mella