10 junio, 2016
Israel, Palestina, la paz y los atentados
Una reunión por la paz de Israel y Palestina, sin Israel ni Palestina. Cuatro muertos y al menos seis heridos en el centro de Tel Aviv. En menos de una semana, un mismo conflicto, dos imágenes. ¿Qué es y que se puede esperar de este nuevo intento de dialogo multilateral? ¿Qué causas y efectos políticos puede tener el atentado en Tel Aviv?

Una reunión por la paz de Israel y Palestina, sin Israel ni Palestina. Cuatro muertos y al menos seis heridos en el centro de Tel Aviv. En menos de una semana, un mismo conflicto, dos imágenes. ¿Qué es y que se puede esperar de este nuevo intento de dialogo multilateral? ¿Qué causas y efectos políticos puede tener el atentado en Tel Aviv?
El marco, de las bases, de los lineamientos, de la plataforma… ¿Para negociar la paz?
En un intento por sumar popularidad entre los hostiles habitantes de origen musulmán que viven en los banlieu franceses, y de aprovechar el protagonismo geopolítico que ha ganado tras los impactantes atentados sufridos recientemente en su propio país, el presidente de Francia, François Hollande, inauguró el pasado 3 de junio una conferencia internacional destinada a «relanzar» de alguna forma el «proceso de paz» en Medio Oriente. A ella asistieron todos los actores “de peso” en la geopolítica de la región: la ONU, EEUU, la Unión Europea (UE), Rusia, China, Indonesia, Canadá, la mitad de los miembros de la UE (como Alemania, el Reino Unido y España), la “Liga Árabe”, Arabia Saudita, Egipto y Turquía, entre otros.
Explicitando el marco político propio que moviliza a Francia a ponerse a la cabeza de este intento tardío de relanzar las negociaciones, el presidente Hollande comenzó su discurso de apertura de la conferencia afirmando que el «inmovilismo» y el “status quo” crean un vacío que, “alimenta los extremismos y el terrorismo”.
La conferencia de un día fue lanzada en este primer momento, con el objetivo de “reafirmar la movilización de la comunidad internacional en favor de la solución de dos Estados e identificar la forma de ayudar a israelíes y palestinos a volver al camino de la paz”, así como la formación de un “grupo de trabajo” destinado a negociar y proponer cuestiones concretas, que deberán discutirse “más tarde”, tras las elecciones presidenciales norteamericanas.
Palestina: de la lucha diplomática y la negación de la realidad
Las autoridades políticas palestinas reaccionaron de forma dividida ante las negociaciones. Por un lado, el jefe de negociaciones y representante de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que gobierna en Cisjordania, Saeb Erekat, afirmó que la conferencia a sido «un paso importante» que deja un «mensaje claro». La ANP, ve la conferencia, como un nuevo fruto de su relativamente exitosa estrategia de presión diplomática, que los ha llevado a obtener el reconocimiento parcial como Estado por parte de distintos gobiernos del mundo y organismos multilaterales como la UNESCO y la Asamblea General de la ONU.
Erekat hizo hincapié en dos hechos innegables: que en 20 años de negociaciones directas, el número de colonos ilegales israelíes en la Palestina ocupada ha crecido de casi 200 mil a más de 600 mil. Esto contrasta con los “hitos” obtenidos en términos de devolución de territorios y concesión por parte de Israel en el marco de negociaciones multilaterales: los acuerdos de Camp David de 1978 (que implicaron la retirada israelí del Sinaí y su devolución a Egipto) y los de Oslo en 1994 (que conformaron la Autoridad Nacional Palestina y le concedieron el gobierno provisional de parte de los territorios ocupados).
Por su parte, el gran déficit de esta nueva conferencia, lo que la condenará a repetir el mismo sendero fallido de todas las anteriores, es que se sigue ignorando la necesidad de convocar a un actor clave: Hamás, agrupación mayoritaria en el territorio de Gaza, quien junto a otros grupos islamistas y de izquierda como el Movimiento de la Yihad Islámica Palestina, el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP), firmaron una declaración. «Las ideas presentadas por Francia, en forma de una iniciativa, representan una grave violación de los principios nacionales de los palestinos, especialmente del derecho al retorno de los refugiados palestinos a su tierra natal”, sostienen.
Una conferencia que ignore actores claves de la región, aspectos sensibles como el derecho de retorno de los cientos de miles de refugiados palestinos y la cuestión de la división de Jerusalén, es una conferencia que por buenas que sean sus intenciones, estará destinada a fracasar.
Israel: la ocupación que alimenta a la ocupación
La reunión terminó siendo simbólica, ya que no fueron invitados las dos partes principales del conflicto: Israel y Palestina. Consciente de que el gobierno israelí rechaza el principio mismo de una conferencia internacional y una negociación multilateral y solo acepta un «diálogo bilateral» con las autoridades políticas palestinas (excluyendo por supuesto a Hamás), ya en la previa a la conferencia, Manuel Valls, primer ministro francés, y Jean-Marc Ayrault, ministro de Asuntos Exteriores, habían visitado oficialmente Israel, con el fin de intentar sumarla a esta propuesta, recibiendo una contundente negativa.
Cabe destacar que la relación diplomática entre Francia e Israel no ha sido buena desde 1967 y, recientemente, se produjo una nueva escaramuza ante el apoyo de Francia a una resolución árabe presentada en la UNESCO en favor de la protección del patrimonio religioso palestino de Jerusalén, resolución de la que luego el gobierno francés se arrepintió públicamente.
La situación no parece mejorar en el corto plazo. Por un lado el nombramiento de Avigdor Lieberman en el Ministerio de Relaciones Exteriores, es toda una señal a los palestinos y al resto del mundo, que una actitud abierta a las negociaciones no aparece como el horizonte para el gobierno israelí.
Por otro lado, el primer ministro Benjamin Netanyahu, aprovechó la coyuntura y respondió el día jueves con mano dura, a un nuevo atentado en Israel, muy similar en su modalidad a toda una serie de atentados que se vienen sucediendo desde octubre del año pasado: cometidos por individuos palestinos no adscriptos a ninguna organización, con armas blancas o de fuego, en zonas civiles de alto tráfico.
En esta ocasión, fueron cuatro israelíes muertos y varios heridos, por un tiroteo en un centro comercial de Tel Aviv la noche del miércoles, realizado por dos palestinos habitantes de un poblado cercano a la ciudad de Hebrón, en la que viven los grupos más violentos y extremistas de colonos israelíes, y una de las más afectadas por la ocupación militar.
Inmediatamente, el gobierno israelí anuló las autorizaciones otorgadas a 83 mil palestinos con motivo del Ramadán para acudir a rezar a la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén. Los visados de seguridad para salir de la Franja de Gaza a fin de visitar a familiares en Israel o Cisjordania también fueron cancelados. Asimismo, el Ejército israelí decidió reforzar también su presencia en el territorio ocupado de Cisjordania con el envío de dos batallones, de unos 300 soldados, que se sumarán a los miles de militares ya desplegados en la zona.
Estas nuevas medidas represivas, fortalecen a la derecha, empeoran aún más las ya paupérrimas condiciones de vida de la población palestina, y favorecen un clima hostil que incita a la comisión de nuevos atentados, cerrando el círculo vicioso que termina por alejar casi definitivamente cualquier posibilidad de acercamiento entre autoridades israelíes y palestinas.
Joaquín Zajac – @joaquinitoZ
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