Mundo Gremial

1 junio, 2016

Tensiones en la unificación de la CTA

La unidad de acción sindical planteada como una tarea esencial de la etapa desde la asunción del macrismo encuentra sus primeros límites en una compleja interna gremial al interior de la CTA Autónoma (CTA-A). Allí conviven hoy dos sectores claramente identificados, uno bajo el liderazgo de Pablo Micheli y José Rigane y otro encabezado por Hugo “Cachorro” Godoy y Victor de Gennaro.

La unidad de acción sindical planteada como una tarea esencial de la etapa desde la asunción del macrismo encuentra sus primeros límites en una compleja interna gremial al interior de la CTA Autónoma (CTA-A). Es que allí conviven hoy dos sectores claramente identificados, uno bajo el liderazgo de Pablo Micheli y José Rigane y otro encabezado por Hugo “Cachorro” Godoy y Victor de Gennaro.

El punto inicial de este proceso de desgaste de la Central tuvo que ver con dos procesos eleccionarios llevados adelante durante 2015: las elecciones nacionales donde el partido Unidad Popular no superó las Primarias Abiertas (PASO) y, sobre todo, las elecciones del sindicato ATE, donde comenzó su carrera como dirigente Pablo Micheli. Allí se enfrentó por primera vez con una lista diferenciada a la tradicional Lista Verde, liderada históricamente por Víctor De Gennaro. En el marco de esa dispersión de votos de la tradicional línea de conducción –que se presentó dividida en dos listas en la regional de la Ciudad de Buenos Aires-, el sector de Daniel Catalano (vinculado con la CTA de Yasky) logró quedarse con la conducción de ATE Capital, uno de los bastiones del gremio y de la Central. El gran perdedor de la elección fue Pablo Micheli, cuyo sector no conservó ningún espacio de poder al interior del sindicato.

Desde entonces la tensión ha ido incrementándose: con ausencias de Micheli en convocatorias realizadas por ATE; y con ausencias de ATE y aliados en la columna de la CTA-A el 29 de abril en el acto unitario con otras centrales.

En esta última semana con una serie de comunicados públicos desde ambos sectores han hecho públicas sus diferencias y los niveles de confrontación personales se han elevado, a tal punto que el edificio central de la CTA-A hoy funciona con persianas bajas.

Los opositores a Micheli denunciaron en un comunicado esa semana que hay un “Estado policíaco dentro de la Central, amenaza de despidos y despidos de trabajadores” Y suman: “Un hecho que nos conmueve y  profundiza la crítica situación que se está atravesando (es que) Pablo Micheli intentó despedir a nuestro director del equipo jurídico de la CTA y del Observatorio, fundador de la CTA, Cro. Horacio Meguira (…) Esa decisión de despedir a un fundador símbolo de la CTA pretende cargarse parte de la historia y presente de la CTA bajo su concepción “la CTA soy yo”.”

En paralelo a la redacción de ese documento, el sector impulsado por Pablo Micheli se reunía con representantes de la CTA de los Trabajadores liderada por Hugo Yasky en el marco de la conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra. El día lunes se realizó una conferencia de prensa conjunta de Yasky y Micheli en la que se anunció una movilización de las CTA para este jueves 2, en respuesta al veto de la Ley Antidespidos por parte del macrismo.

Ante la repercusión en medios masivos de la carta del sector disidente, en la que exigen fundamentalmente la convocatoria a instancias de debate y decisión plurales dentro de la CTA-A, el sector de Micheli tuvo que reforzar su convocatoria con la firma personal de cada miembro de la CTA que avala y va a movilizar con sus gremios este jueves 2 de junio.

El documento de los que apoyan a Micheli en esta interna fue firmado por 14 de los 38 miembros de la conducción Nacional de CTA, y mostraron su adhesión varios referentes regionales. Allí señalan: “Lamentamos la actitud de algunos dirigentes de la CTA Autónoma que, ante momentos cruciales que requieren el máximo de unidad ante los ataques de quienes detentan el poder en Argentina, transitan el camino de la disputa interna”. Y agregan: “Sostenemos que las acciones tomadas por la Conducción Nacional de la CTA -y no por Pablo Micheli en solitario- respetan lo aprobado por la Mesa Nacional y el Consejo Federal en el sentido de consolidar la unidad de acción sin perder la identidad y enfrentar la política gubernamental y de las clases dominantes que, a esta altura del campeonato, ningún trabajador/a desconoce y sufre cotidianamente”.

El destino de la CTA-A definitivamente no tendrá una salida unitaria: o bien rompe en su interior o bien no se avanza en la unidad con la CTA-T. La intención unitaria de Micheli se basa en la pérdida de legitimidad interna, causada en parte por la pérdida de apoyo de los principales referentes de los sindicatos nacionales de la CTA-A (ATE principalmente, pero también el gremio de los docentes CONADU Histórica y los visitadores médicos de AAPM de la RA, el sindicato del sector privado más grande que respalda la CTA-A). Los sindicatos que apoyan a Micheli ven el avanzar en la unidad con la CTA-T también como un aporte a contener sus potenciales crisis internas. Por su parte, el sector opositor procura sostener su bandera de autonomía con uñas y dientes, ya que tras años de construir en oposición, les resulta inverosímil avanzar en una unidad organizativa con quienes hasta hace unos meses, alineados tras Hugo Yasky, denunciaban como ilegítimas las medidas de fuerza gremial por tener un carácter opositor al gobierno kirchnerista.

En respuesta a la iniciativa del sector opositor, Pablo Micheli ha convocado para el 14 de junio una reunión de Comisión Ejecutiva Nacional. Allí se pondrá fecha a un Congreso de la Central, en el cual esta interna tendrá -al menos- un principio de resolución.

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