29 mayo, 2016
Rosario de pie por la educación pública
Por Magalí Alesso. El pasado jueves, más de cuatro mil personas marcharon en defensa de la educación pública en la ciudad de Rosario. Docentes y estudiantes universitarios, secundarios y terciarios tomaron las calles para manifestarse contra el ajuste del gobierno nacional y por más presupuesto.

Por Magalí Alesso. El pasado jueves, más de cuatro mil personas marcharon en defensa de la educación pública en la ciudad de Rosario. Docentes y estudiantes universitarios, secundarios y terciarios tomaron las calles para manifestarse contra el ajuste del gobierno nacional y por más presupuesto.
Enemigos (no tan íntimos)
Teniendo en cuenta la política llevada adelante por el PRO en la Ciudad de Buenos Aires desde 2007 y las conocidas posturas del actual presidente que lo instalan con nitidez como un claro enemigo de lo público, era de esperarse que, al llegar Cambiemos al Gobierno Nacional, la educación pública fuera uno de los principales blancos, no sólo del ajuste, sino de reiterados ataques que intentan socavar su legitimidad.
Por eso, no es azaroso que el año haya arrancado con docentes y estudiantes a la cabeza de innumerables reclamos. Desde el inicio del conflicto salarial en las Universidades en febrero, hasta el reciente anuncio de un nuevo recorte de unos 65 millones de pesos que estaban destinados a las mismas, se ha recorrido un largo camino en el cual la alianza Cambiemos no se ha corrido ni un milimetro en su política de ajuste, por un lado; y en el que el movimiento docente-estudiantil ha dado grandes muestras de resistencia, de organización y de lucha por el derecho de todos y todas a estudiar.
La profundización de un conflicto de larga data
En la Universidad Nacional de Rosario el conflicto presupuestario no es reciente. Con una gestión comandada por una alianza entre la UCR y el PJ desde hace muchos años, siempre han sido fuertes las críticas por el manejo discrecional de los fondos. Pero esto se profundiza cada vez más. Con una gran crisis edilicia, que el año pasado casi derivó en tragedia con la caída de un vidrio sobre una estudiante en la Facultad de Humanidades y Artes, ahora casi todas las obras están frenadas. Las becas, siempre mal distribuidas y con partidas subejecutadas, ahora sumaron requisitos, lo que implica en sí mismo un recorte. El turno noche, como en casi todas las universidades, se pone en jaque por los increíbles aumentos de la tarifa de la luz, poniendo en riesgo el cursado de los estudiantes trabajadores. Y se sostienen grandes problemas históricos: falta de cargos docentes, falta de comedores universitarios y un larguísimo etcétera.
El rector de la Universidad, Héctor Floriani, quien recibió a Macri en el inicio del ciclo lectivo en Rosario y se ha mostrado entusiasta respecto a la llegada al poder de la alianza Cambiemos, ha optado por hacer oídos sordos a estos reclamos.
El gobierno provincial dirigido por el Frente Progresista, por su parte, tampoco es un ejemplo a seguir. En las movilizaciones educativas en Rosario, los estudiantes secundarios y terciarios tienen un gran protagonismo, con reclamos por más presupuesto que hacen hincapié en las pésimas condiciones edilicias en las que tienen que estudiar y en la falta de becas, problemas que se arrastran desde hace años.
También les cabe la responsabilidad de que Rosario sea una de las ciudades con la tarifa más alta de colectivo, con un boleto de 8 pesos. Lamentablemente, el medio boleto universitario, conquista histórica de los estudiantes, se asemeja a un sistema de becas en el cual es necesario cumplir con ciertos requisitos académicos y socioeconómicos para que luego se evalúe si se otorga o no.
Defenderla para transformarla
El ataque a la educación pública, basado fundamentalmente en el recorte presupuestario, tiene también aristas simbólicas, lógicas de un proyecto de país neoliberal como el de Cambiemos. La declaración de inconstitucionalidad del ingreso irrestricto a la educación superior es solo una muestra. Las miserables ofertas salariales a los docentes, el anuncio sobre los irrisorios 500 millones de pesos “extra” que se destinarían a las Universidades (que en realidad constituyen la ejecución de un monto que ya estaba presupuestado), el cuestionamiento sobre la cantidad de universidades públicas y de institutos terciarios que hay en nuestro país, entre tantos otros hechos a tener en cuenta, mantienen a la comunidad educativa en estado de alerta, porque no sólo ponen en tela de juicio la continuidad del dictado de clases sino que deslegitiman a la educación pública.
Pero las distintas movilizaciones a nivel local y nacional, que han despertado una gran adhesión en toda la comunidad, son una bocanada de aire fresco. La historia ha demostrado la fortaleza del movimiento docente-estudiantil cuando sus derechos son puestos en jaque. Una vez más, la resistencia está en la primera plana para que la educación, de una vez por todas, se pinte de pueblo.
*Presidenta del Centro de Estudiantes de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario.
Foto: Prensa Santiago Pampillón – El Grito
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