26 mayo, 2016
¿Por qué premian a Magnetto en Estados Unidos?
Por Micaela Ryan. La distinción fue entregada por Paula Dobriansky, subsecretaria de Asuntos Globales de Estados Unidos por una década. En la ceremonia, realizada en Washington D.C., también fueron reconocidos la escritora saudita Hala Al Dosari, la diputada iraquí Vian Dakhil, el senador demócrata estadounidense Richard Durbin y la editorial alemana Axel Springer.

Por Micaela Ryan. La distinción fue entregada por Paula Dobriansky, quien fue subsecretaria de Asuntos Globales de Estados Unidos por una década. En la ceremonia, realizada en el Newseum de Washington D.C., también fueron reconocidos la escritora saudita Hala Al Dosari, la diputada iraquí Vian Dakhil, el senador demócrata estadounidense Richard Durbin y la editorial alemana Axel Springer.
De acuerdo con los organizadores, Magnetto es galardonado por el rol que jugó el Grupo Clarín en el ejercicio de la libertad de prensa en la Argentina durante la última década, es decir, durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
En su discurso, Magnetto afirmó que “en la última década, la Argentina vivió un proyecto político que buscó perseguir la disidencia para concentrar el poder. Ese proyecto necesitaba silenciar las críticas y las denuncias. Por eso trató a los medios como enemigos, buscó asfixiarlos y desacreditarlos”. Y agregó: “Los autoritarismos accionan de manera paradojal. En el nombre de la libertad de expresión atentan contra ella. Es un juego perverso que padecimos en mi país y que sigue asolando a otros de América Latina”.
El concepto de libertad de expresión, según Magnetto, es el concepto de libertad de empresa. Porque, más allá de lo que la tarea periodística pueda significar actualmente, él representa la enorme maquinaria empresarial que ha trasformado al periodismo liberal en una ingeniería monumental al servicio de los grandes intereses concentrados del mundo, donde multinacionales, bancos, financieras, narcotráfico y gobiernos de países hegemónicos forman un polo único. La construcción mediática de “enemigos de la libertad” a quienes no pertenecen a ese polo, es una vieja herramienta utilizada por estos dispositivos como el Grupo Clarín. En Argentina, la fórmula funcionó.
Magnetto aseveró que “el anti-periodismo del poder sólo podía ser desenmascarado con las herramientas genuinas del periodismo. Con la búsqueda profesional de la verdad. Nosotros tratamos de responder con más periodismo. Y gran parte de la sociedad argentina se sintió representada por él”. Para Magnetto, entonces, Clarín es más que un medio, es una identidad social, política. Una identidad que él construyó y mediante la cual lograron terminar con el “régimen kirchnerista”. Para Magnetto, las elecciones las ganó Clarín.
“Le dijimos que no a la sumisión que se nos trató de imponer y enfrentamos un durísimo acoso económico y judicial. Pero el ejercicio de la libertad editorial fue más fuerte que cualquier ataque y cualquier aparato de propaganda”. En este caso, omitió mencionar la situación de otros medios de comunicación más allá del Grupo que representa, ni se refirió a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, conocida como “ley de medios”. Tampoco especificó el lugar que juega su Grupo, como uno de los principales monopolios empresariales mediáticos en América Latina.
Magnetto se hizo presente en el evento junto a Ricardo Kirschbaum, editor general de Clarín. Éste, a su vez, participó de una charla sobre la libertad de prensa organizada por el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS), junto con Marty Baron (The Washington Post), Héctor Schamis (El País, España) y Miguel Henrique Otero (El Nacional, Venezuela).
“El régimen creado por los Kirchner no admitía voces disonantes y pensaba equivocadamente que todo el mundo tiene un precio. Se encontraron con un sector del periodismo que tenía principios”, afirmó Kirschbaum. La charla giró en torno a la situación de la libertad de expresión en América Latina.
Schamis resaltó que “la clave son los intentos de perpetuación en el poder, que todavía siguen en algunos gobiernos de América latina. En ese escenario, los límites al periodismo son un problema serio, porque la prensa libre es un problema para la perpetuación”. Por esto, el caso del diario argentino había sido “una historia de éxito, que debemos mirar, porque en este mundo, Clarín sobrevivió y jugó un rol para que se llegara a elecciones libres”.
¿Qué es la Freedom House?
Fundada en 1941 por iniciativa del entonces presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, la Freedom House (FH) fue creada con el objetivo de influir en los medios de comunicación, a partir del contexto de la Segunda Guerra Mundial y del creciente enfrentamiento entre Estados Unidos y la URSS, que preanunciaba la Guerra Fría. La FH, desde ese momento y hasta la actualidad, además de incidir en los medios busca desarrollar think tanks como así también ONGSs, afectar procesos electorales y construir líderes políticos que respondan a sus intereses.
La FH se presenta como una entidad cuya misión se basa en la observación y el análisis de las libertades civiles y los derechos políticos en el mundo, como así también la construcción de propaganda opositora a los gobiernos que considera “totalitarismos”. Anualmente publica un informe conocido como “Libertad al mundo”, mediante el cual califica a los países en el mundo en términos de libertades civiles y derechos políticos, en base a indicadores y estándares propios.
Mapa de la Libertad 2016 elaborado por Freedom House. Los países verdes son «libres», los amarillos «en parte libres» y los violetas «no libres».
Su financista, al igual que su creador, es el gobierno federal de Estados Unidos, que aporta el 80% de sus ingresos. Así, en el año 2015 recibió U$S 26.832.625 de los fondos federales, mientras que en 2014 esa cifra fue de U$S 27.863.696 y en 2013 de U$S 32.0770136. Estos números se mantienen estables desde 2005 ya que, previamente, eran considerablemente inferiores.
Esto se debe a que tras el cambio en la política exterior del gobierno de los Estados Unidos en el año 2001, luego del ataque a las Torres Gemelas en Nueva York, la FH se convirtió en una herramienta de injerencia en las políticas internas de otros países. No solamente su presupuesto se duplicó, sino que la FH instaló sedes en más de una docena de países e impulsó una política de “globalización” de la entidad.
En América Latina, la FH fue cuestionada por su rol en El Salvador en la década de 1980, y actualmente, por su cercanía y asesoramiento permanente a los opositores venezolanos -especialmente, Henrique Capriles- y cubanos residentes en Miami. El director para América Latina es Carlos Ponce Silen, reconocido opositor venezolano que, a su vez, maneja el entramado entre ONGs, partidos políticos y financiamiento externo en Venezuela.
La FH es la principal financista de las fundaciones, ONGs, think tanks y todos aquellos institutos y líderes políticos que promueven el ideario y los intereses norteamericanos, entre los cuales se encuentra el particular concepto que han desarrollado sobre la “libertad de expresión”, cuya voz en Argentina es, indudablemente, el Grupo Clarín.
@LaMicaRyan
Foto: Clarín
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