El miércoles se queda corto: Gente querible

En Notas – Periodismo Popular entendemos que, en los tiempos que corren, no siempre se dispone de dos horas para ver una buena obra cinematográfica. Por eso te acercamos, semana a semana, los mejores cortometrajes al alcance de un click. Hoy: Gente querible, de Leonardo Favio.

Es difícil hablar de Favio sin volver a lo fundamental de su cine: el sentimiento. Muchas veces, él mismo -basta con leer entrevistas o sus relatos autobiográficos- es quien reniega de su técnica (superlativa, aún sin rivales) y la sitúa por debajo de su corazón a la hora de agarrar la cámara. Basta con ver unas cuantas escenas de cualquiera de sus películas: desde la secuencia inicial de Crónica de un niño solo hasta el cierre inolvidable de El Dependiente, Favio emocionó siempre sin necesidad de planos imposibles o artilugios de difícil digestión para el público incauto. Ya se trate de un cinéfilo de años o de un recién llegado al arte de ver películas, el padre de Gatica puede ser admirado por todos. Los cortos del Bicentenario resultaron una oportunidad sincera para recordar esto.

A lo largo de su filmografía, Favio fue hábil a la hora de captar, sino un espíritu de época, la esencia de muchos de los tramos de nuestra vasta historia. Ese fue el eje elegido para los 8 minutos que componen su colaboración a los cortos del Bicentenario. Con distintas imágenes de sus grandes obras, el director mendocino acompañó algunas de las frases más célebres de varios de nuestros próceres. Es así como nos encontramos a José de San Martín (en la voz del propio Favio) entonando el lado B de su más célebre frase sobre una recordada escena de Crónica de un niño solo, a Eva dirigiéndose a los trabajadores como extracto de Perón: Sinfonía de un sentimiento o un texto de Jauretche sobre la secuencia de baile de Soñar, Soñar.

Es difícil entender el legado de Favio a tan poco tiempo de su paso a la inmortalidad. Es probable que haya mucha gente que esté familiarizada más con su trabajo como cantautor que con su paso por el cine, aún siendo el responsable de la película más vista de la historia argentina (Nazareno Cruz y el lobo, 1973). Sin embargo una cosa es clara: nadie puede separarlo de la identidad de otra de sus gran pasiones: el peronismo. Es por esto que Gente querible lleva una impronta profundamente peronista, más allá de que el cortometraje tenga como motivo una fecha que muchos sectores quieren separar de la historia contemporánea y, sobre todo, de la política. Aún así, Favio deliberadamente eligió escenas de sus películas que se conectan con la historia del movimiento obrero y su relación con el General Perón y Evita para colocarlas en los momentos cúlmines del cortometraje.

El espectador poco frecuente quizá encuentre chocante, acaso vanidoso, a un Favio que elige exponerse de tal manera con una obra de su autoría. Sin embargo, para nosotros le faltó incluir al más querible de los queribles.

Ivan Soler – @vansoler