Derechos Humanos

17 mayo, 2016

“El asesinato de Pereyra Rossi y Cambiaso fue un mensaje mafioso al nuevo gobierno democrático”

A solo seis meses del fin de la dictadura, en un operativo conjunto entre el Segundo Cuerpo del Ejército y la policía bonaerense los militantes peronistas Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi fueron secuestrados en Rosario y luego asesinados. Notas dialogó con Santiago Bereciartúa, abogado de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y querellante en el juicio que condenó a perpetua a Luis Abelardo Patti.

A solo seis meses del fin de la dictadura, en un operativo conjunto entre el Segundo Cuerpo del Ejército y la policía bonaerense los militantes peronistas Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi fueron secuestrados en Rosario y luego asesinados. Notas dialogó con Santiago Bereciartúa, abogado de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y querellante en el juicio que finalizó el 4 de mayo con la condena a perpetua para Luis Abelardo Patti y otros tres represores y seis absoluciones.

En la siguiente entrevista, Bereciartúa analizó el fallo judicial y planteó sus perspectivas con respecto a las causas de lesa humanidad, en el marco del cambio de gobierno y el desmantelamiento de las políticas vinculadas a la justicia y la memoria.

– El sábado 14 de mayo se cumplieron 33 años del secuestro y posterior asesinato de Osvaldo «El Viejo» Cambiaso y Eduardo «Carlón» Pereyra Rossi, ¿Qué particularidades entendés vos que la han configurado como una causa tan significativa?

– Por una cuestión temporal, les toca a ellos ser los últimos caídos de la dictadura. Otra cuestión que la distingue es que ya estaba encaminado el proceso de democratización y transformación de la dictadura en democracia. Para nosotros, este doble asesinato tenía que ver con un mensaje político claro. Había conflictos dentro del Ejército, vinculados a esta transición hacia la democracia, las elecciones y el cambio democrático para el país, y había sectores que querían petardear el proceso democrático y en parte marcarle la cancha al nuevo gobierno democrático.

Es un claro mensaje mafioso. Que haya sido a plena luz del día en un bar céntrico, un sábado a la mañana es decir: “Nosotros seguimos haciendo lo que queremos, no tenemos que escondernos tras un pasamontañas para salir a secuestrar ni esperar la nocturnidad. Los hacemos a plena luz del día porque seguimos teniendo la impunidad como el primer día”. También es destacable por las figuras, muy conocidas ambas en diferentes planos, uno en lo local y otro en Buenos Aires, que ya habían salido de la cárcel.

– Hace diez días tuvimos la sentencia en la causa en la que se juzgaron los delitos de privación ilegal de la libertad, tormentos y homicidios que los tuvieron como víctimas. ¿Qué balance hacés del desarrollo de la causa?

– En cuanto al desarrollo de la causa yo estoy bastante conforme con el trabajo de las partes acusadoras, las tres querellas que trabajamos ahí, es decir, la Secretaría de Derechos Humanos de Nación, de Provincia y también HIJOS por medio de sus abogadas representando a los familiares de Cambiaso, a Ethel y a Gladys. Por otro lado me parece que ha sido muy destacable el trabajo de la Unidad Fiscal de Derechos Humanos de Rosario a cargo de Adolfo Villate y también con la presencia de Federico Reynares Solari.

No era una causa fácil a simple vista. No es lo mismo probar hechos ocurridos en un centro clandestino de detención, como el Pozo por ejemplo, acá en la ex Jefatura, por donde pasaron 2 mil personas y donde cada vez que había alguien, 30, 40, 50 compañeros podían escucharlo, verlo y demás. Acá hubo un operativo de secuestro, tortura y posterior homicidio en un lugar descampado como el camino rural de la localidad de Lima. En otras, ellos mismos se autoinculpaban en escritos que firmaban, en partes diarios, reportes y demás. Ellos mismos dejaban sentado que hicieron un traslado de tal centro a tal lugar. Acá no, acá es mucho más difícil la prueba, porque también pensemos que esta impunidad se genera por el paso del tiempo.

Fue muy difícil en su momento investigar, estábamos todavía en la dictadura, eso hace que quizás alguna prueba falte o exista alguna escasez probatoria que se termina dando por el transcurso del tiempo y por la impunidad perpetrada por los mismos milicos. Recordemos la ley de autoamnistía, la ley de destrucción de todos los documentos que firmó Bignone, las amenazas, el robo a los Tribunales Federales, tantas cosas que hicieron que después de tanto tiempo no sea tan fácil como investigar un crimen concomitante de los hechos.

Cuando hablo de esta causa, estoy hablando más que nada de este último tramo, después de la gran labor del fiscal Murray con su planteo de cosa juzgada írrita que permitió la reapertura de la causa, y el trabajo de las compañeras Oberlin y Schujman.

– ¿Y sobre la sentencia del Tribunal Oral Federal 2 de Rosario?

– En cuanto a la sentencia en sí, tiene partes muy buenas, partes que nosotros no comprendemos y otras que discutiremos pero que son más entendibles. Entre los puntos fuertes me parece el más importante que la materialidad del hecho está comprobada. Las querellas en la parte acusadora siempre dijimos que no hubo un enfrentamiento como ellos pretendieron, hubo directamente homicidios de los dos compañeros quienes en ningún momento pudieron haber levantado un arma y disparar porque ya venían secuestrados y privados de la libertad de Rosario. Y esa verdad material, esa verdad histórica creo que para la familia es lo más importante, saber cómo murieron sus familiares y que sus muertes fueron producto de la ira desenfrenada de estas personas, del actuar represivo y de especulaciones políticas.

Las perpetuas nos parecen muy importantes. La de Patti y Spataro, porque se demostró que no fue un enfrentamiento ya que era con ellos supuestamente el enfrentamiento. Se demostró que los mataron a sangre fría. La responsabilidad de Guerrieri también es crucial porque habla de que quienes mataron a estos dos compañeros fueron la patota de Guerrieri, fue la patota del ejército a diferencia de otras fuerzas que integraron otras patotas.

Con respecto a las absoluciones, las dos más criticables son las de Bignone y la de Rodríguez. Son diferentes. A Bignone, por su carácter de presidente de facto en el momento, como cúspide, vértice máximo de la estructura militar, entendemos que le cabe perfectamente la autoría mediata. Los jueces entendieron que no. La defensa de Procajlo, que me pareció buena, trató de sembrar la duda en cuanto a que, para ese entonces, había facciones por parte del ejército y que él no estaba enterado de eso. En el caso de Rodríguez, el cumplía en el ejército una función de jefe de operaciones, que es quien planea todo los operativos que se llevan adelante. También se les presentó la duda.

Para nosotros Rodríguez tiene seguro un grado de complicidad, de participación en términos del código penal. Porque si fue el jefe de operaciones y van a hacer una operación de la magnitud de esta, que involucró a dos fuerzas, al ejército en nuestra provincia y a la policía provincial en Buenos Aires, requiere de cierta logística importante y requiere también de cierto acuerdo de voluntades y de ciertas ordenes entre diferentes fuerzas y diferentes mandos de esas fuerzas. No es que a uno se le escapó un tiro.

Sabemos que ellos integraban, tenemos un montón de pruebas de todo tipo pero en cuanto al hecho en sí, del secuestro, como son el último eslabón de la cadena jerárquica del ejército solamente pueden intervenir como actores directos y por lo tanto tenes que demostrar su intervención concreta, decisiva en la coautoría por dominio del hecho. Los jueces no lograron tener el grado de certeza absoluta requerida por el derecho penal para condenarlos por ser los autores del hecho. La defensa hizo un trabajo para, al menos, sembrar la duda y por los principios del derecho, ante la duda que pueda tener el Juez corresponde la absolución.

– En la espera de la sentencia, hubo una sensación extraña. Veníamos de sentencias históricas en Rosario, y de hecho el mismo Tribunal había sentenciado a condenas de mucho peso jurídico y político. Las seis absoluciones dejaron un gusto amargo. ¿Considerás que hay factores que habilitaron que esta sentencia hoy sea posible, cuando a lo mejor hace cuatro años atrás no lo hubiera sido?

– Voy a ser bien justo: no digo que eso no se pueda dar en otros lugares, no digo que otros tribunales no puedan llegar a sentir el cambio político para envalentonarse –según sus convicciones políticas- y empezarse a desprender de cierta marea de fallos en tal sentido. Pero creo que este no es el caso, porque dos de los tres jueces, Caballero de Barabani y Digerónimo, fueron dos de los tres jueces que estuvieron en la sentencia de la semana anterior en Santa Fe. Para mí esa sentencia fue ejemplar, no tenemos todavía los fundamentos, pero las penas fueron altísimas y realmente se han convencido del plan criminal que nosotros le argumentamos. En algún aspecto, si se quiere, ya podrían haberlo marcado antes ese despegue. En esta última yo no concuerdo con parte de su sentencia, pero creo que ellos actuaron según su convencimiento y su conocimiento jurídico.

María Rodríguez, desde Rosario

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