13 mayo, 2016
“La tasa de muerte en el Melchor Romero es 15 veces mayor al del Servicio Penitenciario Bonaerense”
Un informe del Órgano de Revisión de Salud Mental alertó sobre las prácticas de trato cruel, inhumano y degradante en el hospital psiquiátrico de La Plata. ¿Cómo es vivir, morir o fugarse del Melchor Romero?

Un informe del Órgano de Revisión de Salud Mental alertó sobre las prácticas de trato cruel, inhumano y degradante en el hospital psiquiátrico de La Plata. ¿Cómo es vivir, morir o fugarse del Melchor Romero?
El hospital Dr. Alejandro Korn, más conocido como Melchor Romero, tiene 132 años de vida. Fue fundado por una ley provincial en 1884 con el nombre Hospital General de la Ciudad de La Plata y en el texto de la ley se describía su misión como la de atender “a los pobres de solemnidad, sean hombres, mujeres o niños, atacados de enfermedades comunes o de demencia”. Su población inicial fueron 30 personas que habían estado internadas en el ya entonces desbordado Hospicio de las Mercedes –lo que hoy es el Hospital Borda- y que fueron tratados como “pacientes alienados”.
A raíz de dos denuncias en el año 2014 –a 130 de su apertura- el juez Luis Arias junto a miembros del Órgano de Revisión de la ley de Salud Mental realizaron una serie de inspecciones donde constataron que en el Melchor Romero existían “prácticas que pueden constituir trato cruel, inhumano o degradante, como la sujeción física (ataduras); el aislamiento y el uso abusivo de la medicación con fines de control social: condiciones inhumanas de encierro; estructuras edilicias deficitarias que no guardan las mínimas condiciones de seguridad e higiene”.
Desde entonces el Órgano de Revisión hizo un seguimiento sobre el hospital que duró 9 meses. El informe, que se conoce ahora, afirma que: “El número de muertes se mantiene constante y persisten las prácticas manicomiales vejatorias e indignas que ponen en riesgo la vida, la integridad física y la atención en salud de las personas alojadas”.
Morir en el Melchor Romero
Carlota era una señora de 93 años y estuvo internada durante 70. El 75% de su vida transcurrió entre esas paredes, encerradas, con chalecos de fuerza, shocks farmacológicos, electroshock y padeciendo diversos modos de violencia institucional. Cuando murió hacía 15 años que ya no tomaba ni siquiera medicación. Lo único que le daba el hospital era techo y comida.
Durante los nueves meses en que se realizaron las visitas que después se relevaron en el informe, murieron 53 personas en una población de 750. Lo que equivale a decir que si uno está internado en el hospital tiene un riesgo de morir que es de 4 a 7 veces mayor (según el año que se tome en las estadísticas) que la población general del país.
Macarena Sabín Paz es la coordinadora del Equipo de Salud Mental del CELS, organismo que forma parte del Órgano de Revisión y que provocó la intervención de la Justicia con una denuncia en 2014. Consultada por Notas explica: “Nosotros presentamos un amparo colectivo por el Melchor Romero en ese momento por la situación gravísima que se estaba viviendo ahí.
Personas desnudas, conviviendo con animales, aisladas en celdas. El hospital no respondió a las comunicaciones y después vino el recurso de amparo. Tuvimos que enfrentar vericuetos judiciales que duraron casi un año. Cuando volvimos a visitar el lugar constatamos que no sólo no habían mejorado las condiciones sino que ni siquiera se habían modificado. Relevamos que en nueve meses entre 2014 y 2015, habían muerto 53 personas en una población de 750 personas. Una tasa altísima, 15 veces mayor a la del Servicio Penitenciario Bonaerense”.
Entre las principales causas de muerte en el hospital se encuentra “la obstrucción de la vía aérea por contenido alimenticio”. Los datos son inciertos porque las autopsias se practican sólo a aquellas personas que los médicos califican como “muerte dudosa”. Pero lo que es innegable es que estas muertes reúnen una serie prácticas muy graves: dificultades para deglutir que son producto de la medicación psiquiátrica, la falta de piezas dentarias en la mayoría de las personas que están internadas, la prohibición de usar cuchillo y tenedor en las salas, la escasa compañía de cuidadores y la ausencia de estrategias médicas y farmacológicas para fomentar la autonomía. Lo que da como resultado que las personas mueran ahogadas por comida.
En este contexto la situación del Melchor Romero, aunque gravísima, no se encuentra aislada de las otras instituciones psiquiátricas del país. Lo demuestran las tres muertes en diez días que tuvieron lugar en Rosario y Córdoba a fines de abril. Por eso el Órgano de Revisión impulso un documento llamado Muertes en Instituciones Monovalentes de Salud Mental, donde se establece que toda muerte ocurrida dentro de una institución psiquiátrica debe ser investigada por la Justicia como “muerte dudosa”. Sin embargo, el Melchor Romero no aplica este protocolo. Y el informe también advierte que las dificultades para acceder a información pública impiden conocer desde el número de personas internadas, los años de internación, las muertes que se han producido y sus causas. También el número de personas que fueron externadas y sus destinos.
En al menos un caso de las “muertes dudosas” ocurridas durante el 2014, el fiscal Álvaro Garganta dispuso el procesamiento de Edigio Melia, director del hospital, por “abandono de persona seguido de muerte por omisión de deberes de funcionario público”.
Vivir en el Melchor Romero
Walter pasa sus días en la sala Barros Hurtados, del servicio de Rehabilitación. En una crisis fue contenido con medicación inyectable –que también aparece en los relatos como amenaza, castigo y control de conducta-, después fue atado de pies, manos y tórax en una cama. Durante varias horas permaneció así, con la ropa puesta, en estado de insuficiencia respiratoria. Fue encontrado por personas ajenas al hospital y trasladado directamente a terapia intensiva porque se estaba ahogando con sus propias secreciones.
En otra de las salas del servicio de Rehabilitación un grupo de mujeres permanece encerrada en el comedor. A partir de la insistencia de diferentes actores sobre la ilegalidad de la situación, la dirección decide cortar la mitad superior de la puerta para que las mujeres –que siguen encerradas- puedan ahora ver a través de la puerta.
Las personas internadas en el Melchor Romero no acceden a tratamiento psicológico de ningún tipo. El único tratamiento es la medicación. Tampoco tienen actividades grupales, laborales, artísticas, de rehabilitación física ni apoyo afectivo. La institución no favorece el trabajo con las familias, amigos o referentes sociales. De hecho eliminó las pasantías no rentadas, que eran una forma de acercar actividades de la comunidad al hospital. Las personas con movilidad reducida no cuentan con medios para desplazarse. Hay una silla de ruedas cada cuatro personas que la necesitan.
Fugarse del Melchor Romero
Isidro estaba internado en una sala de recuperación clínica. Caminaba lentamente, con dificultad. El 27 de junio del 2015 se ausentó de su sala y el personal de guardia dio aviso al Registro de Personas Desaparecidas. Se realizó una búsqueda en las inmediaciones del hospital sin resultados. Dos semanas después se lo encontró muerto en el predio del hospital.
Aunque en el hospital existen muchísimos dispositivos que apelan a la seguridad: rejas, puertas cerradas con llave, etc. Las “fugas” que se presentan como “abandono de tratamiento” están a la orden del día. Cuando el CELS pidió estadísticas sobre este problema la institución respondió con un informe: “Ellos presentaron un documento –explicó Macarena Sabín Paz a Notas- donde constaban como 400 personas extraviadas. Nos pareció raro. Al mirar los datos en detalle nos dimos cuenta que en muchos casos son las mismas personas las que aparecen y reaparecen en el listado. Ahí comprendimos que el personal hace un control al tomar a la guardia y si no encuentran a alguien inician el protocolo de fuga. Pero después la persona vuelve y sigue contando en las estadísticas como un “abandono de tratamiento”.
Juan Mattio – @juanmattio
Todos los nombres de personas internadas en el Melchor Romero que utilizamos fueron modificados para resguardar sus identidades.
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.