Economía

21 abril, 2016

Panama papers: el periodismo de investigación

El 3 de abril los Panama Papers vieron la luz y el escándalo llegó a todos los continentes. La periodista argentina y miembro del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) María Sol Lauría, que reside en Panamá y participó de la investigación dialogó con el programa Quemar las Naves.

El 3 de abril los Panama Papers vieron la luz y el escándalo llegó a todos los continentes. La periodista argentina y miembro del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) María Sol Lauría, que reside en Panamá y participó de la investigación dialogó con el programa Quemar las Naves de Radio Sur FM 88.3 sobre cómo trabajaron los periodistas con el material.

– ¿Cómo se llega a ésta investigación? ¿Cuál fue el tratamiento periodístico?

– La información consta de 11 millones y medio de documentos (hasta ahora porque se sigue actualizando) que le llegaron a dos periodistas alemanes de una fuente anónima, a través de mensajes encriptados.

Según estos periodistas, la fuente nunca reveló su identidad. Luego de intentar procesar la información después e identificar que esta implicaba a personalidades de todo el mundo, decidieron compartirla, puesto que ellos solo iban a poder hacer una cobertura más local o de líderes generales.

Ellos habían participado con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), una ONG con sede en Washington pero que tiene socios en todo el mundo y los socios somos periodistas. Cuando el Consorcio recibe información de una filtración, activa una red y los miembros empezamos a navegar en ese material hasta llegar a una publicación.

En esta oportunidad el consorcio ordenó digitalmente el material, dándole acceso a cada periodista con muchas medidas de seguridad, y armó tres plataformas. En la primera se alojaron todos los documentos sobre los que había que hacer el rastrillaje. La segunda era una red social para compartir datos, y la tercera una visualización, que mostraba las relaciones entre las personas a medida que avanzaba la investigación.

Cada investigador tenía una lista de nombres (alrededor de 200) y debía navegar en el sitio rastrillando en la información no estructurada. Como eran tantos nombres, presidentes, miembros del congreso, empresarios, deportistas. Este proceso duró casi un año.

– ¿Por qué se presentó el 3 de abril?

– El proyecto se arma en mayo de 2015 e inicialmente se pensó como objetivo llegar a publicar en noviembre. Permanentemente se iba cargando información y se seguía recibiendo información de la fuente anónima. En octubre se hizo la última carga de información que fue muy importante en términos del peso en el archivo.

Quienes trabajamos en esta investigación lo hacíamos generalmente en horas libres, porque es parte de la precarización del periodismo. Entonces con la actualización de octubre no llegábamos a rastrillar todos los nombres de nuevo en un solo mes. Así fue que la fecha de salida se pospuso a marzo y luego se determinó que se publicaría el 3 de abril.

El tema de la fecha en concreto no se definió nunca en relación a la contingencia política de ningún país sino para que los 370 periodistas llegáramos con información de impacto para publicar. Además de la confidencialidad, no usar ésta información con otros fines, no dar acceso a terceros a la base de datos, teníamos el compromiso de publicar.

– ¿Como fue investigar desde el país que justamente le da nombre a la investigación mundial?

– Personalmente el proyecto me entusiasmaba porque venía trabajando temas de lavado y corrupción transnacional, pero además tenía un interés particular con los paraísos fiscales, los considero como la cloaca del capitalismo, generan más desigualdad, más pobreza, avalan un delito en otro país, legalizan una situación que en origen es dudosa, en general la aprovechan los millonarios para evadir impuestos.

Una vez que se publica la investigación, el nombre de Panama Papers cayó muy mal aquí y despertó una suerte de nacionalismo extremo que hace que la población cuestione el consorcio de periodistas y la investigación solo por el nombre, en lugar de ponerse a debatir sobre lo que el sistema financiero local avala y cómo gente como el Mossack Fonseca lo aprovecha.

El poder panameño instaló la idea de que cualquier cuestionamiento de organismos internacionales es una persecución con el argumento de que Panamá está creciendo y que la critican porque se vuelven competencia. El sistema financiero no se discute, los medios no discuten el tema y la población no accede a otra información. Incluso salieron a acusar de traición a la Patria a los periodistas. No es agarrarse contra Panamá sino contra el sistema que permite esto.

– ¿Hay antecedentes respecto de la metodología de investigación?

– Con tanto volumen y tanta gente no. El consorcio internacional, hizo antes otros proyectos. Hace algo más de un año “Swiss leaks”, en la cual Hervé Falciani, trabajador informático del Banco HSBC de Suiza, filtró a Le Monde Diplomatique una lista de evasores fiscales. Le Monde la compartió con el ICIJ y esa investigación pasó desapercibida. En cambio la actual tuvo más impacto porque involucró a gente de mayor perfil. Incluso tuvo consecuencias directas, renunciaron los primeros ministros de Islandia y Ucrania, un ministro español, y están involucrados presidentes, como es el caso de Mauricio Macri. Hay primeras figuras, de la política, el deporte y la cultura, entonces tiene otro impacto.

En general sucede que un periodista consigue algo así se lo guarda, es raro que se comparta. Que no se haya filtrado también es raro. La confidencialidad se mantuvo. Trabajar online en red con estos sistemas de seguridad implementados a los que lo estamos acostumbrados, mucha información compartida, trabajo colectivo, todo fue bastante inédito.

– Hay distintas versiones de que se les avisaba a los involucrados con alguna anticipación ¿qué hay de cierto en esto?

– Es cierto. El consorcio lo hace porque tiene la línea más dura del periodismo de investigación. Tal como sucedió en el caso Watergate en donde el Washington Post consultó con el presidente Richard Nixon para tener una contestación antes de publicar “Todos los hombres del presidente”. En general siempre se hace eso.

Quizás en Latinoamérica se hace con menos anticipación para evitar que se frene la publicación. En este caso se iba a publicar de todas formas pero antes se consultó a todos los líderes y a todas las personas que la investigación nombraba en la plataforma. No había riesgos de presión de poder porque no hay forma de presionar a 376 periodistas. El hecho de no ser una investigación en solitario, implica menos presiones y menos riesgos a la hora de investigar.

Cada medio definía cuándo consultar. Nosotros consultamos a mediados de marzo en un mail con todas las preguntas a todos los que nombrábamos.

Además de que existe el derecho a las personas a responder de los implicados, te cubrís legalmente de posibles juicios. No hay que olvidar que entre los implicados están entre otros, abogados presidenciales y de altas figuras. Había que consultar para cuidarse personalmente.

 

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