Nacionales

19 abril, 2016

“Cristina vuelve por errores ajenos y planes propios”

Andrés Malamud, politólogo e investigador de la Universidad de Lisboa, analizó el discurso y la masiva movilización en apoyo a Cristina Fernández. La relación de Cambiemos con el Poder Judicial, la interna del peronismo y la vinculación de este proceso de judicialización con el Impeachment de Dilma Rousseff en Brasil.

Andrés Malamud, politólogo e investigador de la Universidad de Lisboa, analizó el discurso y la masiva movilización en apoyo a Cristina Fernández. La relación de Cambiemos con el Poder Judicial, la interna del peronismo y la vinculación de este proceso de judicialización con el Impeachment de Dilma Rousseff en Brasil.

– ¿Cuál es tu análisis respecto a la reaparición de Cristina Fernández en público?

– En síntesis, que vuelve por errores ajenos y por planes propios. Los errores ajenos tienen que ver con ser convocada en una causa en la cual muy probablemente ella no tiene nada que ver y ni siquiera hay un delito cometido. Lo que ella hace es aprovechar la oportunidad, ve el agujero y se mete. El agujero es aquel que le permite hacer política en un contexto de ajuste. Y para hacer política en un contexto de ajuste lo único que hace falta es mostrar empatía, mostrar solidaridad. Esta es la parte suave, la parte que enfoca al pueblo.

Después está la parte dura, la parte en la que ella le habla a los poderes establecidos. Le habla sobre todo al peronismo y a la Justicia. Le dice a la Justicia que ella no está desprotegida, que ella tiene fueros, los del pueblo, que se oponen a los fueros institucionales. Ella les está diciendo a los jueces que tiene protección y la protección de la calle, que es un poco más violenta y peligrosa que la que le da la ley a los diputados. Lo que ella está diciendo “ténganle mucho miedo a Dios y a mí un poquito todavía”.

– ¿A que te referís específicamente cuando hablas de los «errores ajenos» que permitieron la vuelta de Cristina?

– Hay un debate en este momento en la sociedad que tiene que ver con hasta dónde se va a perseguir la corrupción. Hay una posición extrema que es vamos al “Mani Pulite” o a un caso más cercano el “Lava Jato”. Vamos a descabezar a los corruptos y deshacernos de una vez por todas de estos tipos que nos gobernaron doce años. Esta es la posición que tienen, sobre todo, los extremistas de Cambiemos, pero no solamente.

Del otro lado hay algunos que piden no judicializar la política, de lo que se trata aquí es de relaciones de poder, de ideología en todo caso y decisiones que se toman que no pueden ir a la justicia porque son legítimas gusten o no a los que están enfrente o afuera. En el medio están los que pretenden combatir la corrupción con la cabeza y no con otra parte del cuerpo pero reciben el fuego cruzado de los de un lado -pura política- y del otro -pura justicia-. Nosotros sabemos que pura justicia no existe, los jueces operan en un contexto institucional o político que les garantiza que van a tener protección si hacen ciertas cosas.

En el contexto argentino lo que les garantiza protección es que protejan a los poderosos, esto siempre fue así. En Italia, Brasil no es así. En Brasil acaban de meter preso al más poderoso de los empresarios de la construcción y a los líderes del partido de gobierno. En Italia pasó algo parecido con empresarios y políticos fueron presos porque los jueces se sentían respaldados por las instituciones, incluso se le animaron a la mafia aunque la mayoría de ellos murieron en los procesos. Acá los jueces saben que el contexto es inestable y a la próxima de cambio tienen que acomodarse con el siguiente. Por eso Cristina aprovecha este error de los jueces que pensaron que podían vengarse de ella y complacer al “nuevo patrón”, al nuevo gobierno, diciéndoles “ojo que el gobierno es nuevo y quizás es corto”.

Acá los errores ajenos son que jueces y política todavía no se pusieron de acuerdo en qué es lo que quieren hacer. Política es el gobierno. El caso del ministro de Justicia es lo que más lo deja en evidencia, que iba a ser para el político más poderoso de la coalición después de Macri que es Ernesto Sanz. Cuando Sanz renuncia, Macri nombra a un funcionario de carrera, a un miembro de la familia judicial, a alguien que está ahí desde los 18 años. Todo lo contrario a un político: es un burócrata. Así que hubo ahí 180 grados de giro en el gobierno lo que demuestra que no saben para dónde quieren ir.

– Cuando decís unos y otros, ¿estás hablando de distintos sectores dentro de Cambiemos?

– Hay distintos sectores, las decisiones las toma el presidente. Cuando me refería a los extremistas, los talibán de Cambiemos que quieren ir por todo no estoy pensando en los que están en el gobierno sino en los que gritan de afuera y van a la televisión. Obviamente Lilita Carrió pero también hay otros como el ex diputado Fernando Iglesias, que quieren descabezar a todos los corruptos caiga quien caiga dando por evidente que todos los corruptos están enfrente, lo cual me parece no está garantizado.

– ¿Por qué creés que Cristina moviliza tanta gente?

– Hay dos factores. Uno es estructural y tiene que ver con lo que la gente percibe como crisis económica y abandono de los de abajo por parte de los de arriba. Y el otro es agencial, es el actor. Es Cristina que tiene este carisma, esto es una capacidad magnética de atraer seguidores y tiene un elemento de supranaturalidad que le adjudican los seguidores. Tenemos al mismo tiempo un caldo de cultivo porque la gente se siente mal por el ajuste y la mala comunicación de por qué después de esto van a estar mejor, y por el otro lado Cristina que sigue siendo la fuerza de la naturaleza.

– ¿Cómo creés que se puede llegar a resolver la relación del Poder Político con el Poder Judicial?

– Lo veo complicado, en parte va a depender de la resolución de la crisis política brasileña. En Brasil lo que estamos viendo es una especie de “Mani Pulite”, que va a tener una consecuencia similar, donde por luchar contra la corrupción los jueces y algunos políticos se llevan cargados al sistema político. Después lo que tenemos es una renovación de los actores sin limpiar la corrupción.

Por supuesto que la situación económica brasileña es crítica, el gobierno hizo muchas cosas mal y muchos funcionarios oficialistas están involucrados en casos de corrupción. Pero los que votan el impeachment a Dilma son tanto o más corruptos que aquellos a los cuales están acusando. Y no lo digo yo, sino las causas judiciales -de las que por supuesto son inocentes hasta que se demuestre lo contrario-, pero hay muchas más causas judiciales abiertas en los que votan el impeachment que en los que no. Limpiando, limpiando seguimos ensuciando. Y lo que va a pasar en la Argentina tiene que ver con cuánto miedo dé o no lo que está pasando en Brasil.

– Cristina habló para adelante, con la línea de armar un frente Ciudadano. ¿Qué opinás de esto?

– Me da la impresión de que ella está hablando para la interna del peronismo. Hasta ahora el Gobierno entendía -con buen criterio- que le convenía dividir al peronismo porque Cristina era impopular. Con Cristina asustaba a la opinión pública, y entonces los peronistas moderados se alejaban de ella y arreglaban con el gobierno. La intención de Cristina es polarizar y romper esa dinámica, manteniendo la división del peronismo. Obliga a los peronistas moderados a alejarse del gobierno, es una especie de remate: ella es más opositora, se demuestra popular, mete el dedo en el punto débil del gobierno y entonces los que estaban tratando de pegarse y negociar con el gobierno quedan en offside. Y claramente lo que va a empezar ahora es una pelea para ver quién es más opositor, todavía no. Depende de la marcha de la economía. Si la economía no se encarrila entonces los “moderados peronistas” van a intentar ser “extremistas peronistas” para ganarle a Cristina por el otro lado, para ver quién es más opositor.

 

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