12 abril, 2016
El juicio político a Dilma Rousseff llega a la Cámara de Diputados
Con 38 votos a favor y 27 en contra se aprobó este lunes que avance el juicio político contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. Ahora el tema deberá ser tratado por la Cámara de Diputados y, en caso de ratificar el juicio político, el Senado tendrá la última palabra.

Con 38 votos a favor y 27 en contra se aprobó este lunes que avance el juicio político contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. Ahora el tema deberá ser tratado por la Cámara de Diputados y, en caso de ratificar el juicio político, el Senado tendrá la última palabra.
La comisión especial conformada por el Congreso de Brasil resolvió de esta forma que existen argumentos para juzgar a la jefa de Estado. Esta resolución se tomó luego de que el abogado defensor de Rousseff presentara sus argumentos. Ahora el proceso llegará a la Cámara Baja donde deberá ser puesto a discusión de todos los diputados y diputadas.
Días atrás el abogado de la mandataria, José Eduardo Cardozo, expresó que el juicio político solicitado por la derecha brasileña y respaldado por el líder de Cámara Baja (el ex aliado del gobierno Eduardo Cunha), «está viciado por retaliación y presenta errores conceptuales, por lo que es completamente ilegal».
Cabe recordar que la acusación se fundamenta en una resolución del Tribunal de Cuentas brasileño que no aprobó el presupuesto presentado por el Ejecutivo concerniente al año 2014, por supuestamente “haber modificado el déficit”. Esto sería motivo suficiente para pedir la destitución de la presidenta.
¿Cómo es el proceso de juicio político?
Tras varias idas y vueltas, el 2 de diciembre de 2015, Eduardo Cunha, que preside la cámara baja de Brasil, aceptó dar curso a un pedido de juicio político contra Rousseff por la ya mencionada presunta tergiversación de las cuentas públicas para ocultar un déficit fiscal. No obstante, semanas más tarde el Tribunal Superior Federal (TSF) postergó el inicio del proceso ya que detectó irregularidades en la formación de la comisión parlamentaria que debía llevar a cabo la investigación.
Sin embargo, la misma semana en que el ex presidente Lula da Silva fue imputado en la causa de corrupción conocida como Lava Jato, el TSF falló a favor de continuar el impeachment contra la presidenta.
Ya aceptado el inicio del juicio político, el proceso consistió hasta ahora en que la comisión formada por diputados de todos los partidos (la misma que fue suspendida por el TSF en diciembre) analizara la petición de destitución, previa presentación de los fundamentos de la defensa.
Ahora que se le ha dado el visto bueno al impeachment, la siguiente instancia de decisión es la Cámara de Diputados. Allí 342 de los 513 parlamentarios deberán aprobarlo para que el juicio siga su curso.
Si se aprueba, la mandataria será apartada de su cargo por 180 días mientras el informe pasa al Senado, cámara que tendrá la decisión final: allí, en una sesión que debe ser presidida por el presidente del TSF, 54 de los 81 senadores deben apoyar la salida de Rousseff para concretar su apartamiento definitivo del cargo.
Reacciones políticas
El ministro a cargo de la Secretaría de Gobierno de la Presidencia, Ricardo Berzoini, opinó que el procedimiento será derrotado cuando se vote en el plenario de la Cámara de Diputados. «En el escenario más pesimista tenemos los votos para frenar el impeachment, y en el más realista podremos ganar con un margen confortable», argumentó.
Para el ex presidente Lula Da Silva esta iniciativa de la oposición se trata de «un golpe, ya que, si bien está previsto en la Constitución brasileña el juicio político, es necesario que ella haya cometido un crimen y la presidenta Dilma no ha cometido ningún delito que justifique las acciones en su contra».
Mientras la comisión sesionaba, y previendo el resultado, miles de personas se concentraron en los alrededores del Congreso en Brasilia, para manifestar su apoyo a Dilma Rousseff y el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT). También se acercaron grupos opositores a exigir la destitución.
Esta es la dinámica que ha atravesado los últimos meses el país más grande de América del Sur. Imponentes manifestaciones que de un lado piden la caída de la presidenta electa en 2014 y del otro manifiestan la defensa y el respeto de la democracia.
Foto: Fernando Bizerra / EFE
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