Cultura

5 abril, 2016

Batman vs. Superman: ¿Quién vigila a los vigilantes?

Mientras Batman vs. Superman sigue arrasando taquillas, los fans del mundo reproducen el super-enfrentamiento. La mejor película de superhéroes de la historia o un bodrio inmirable. Para nosotros, más cercanos a estos últimos, toda la culpa es de Snyder, el director. Estética de comercial televisivo y tráfico ideológico al por mayor.

Aunque perdiendo claramente inercia, el tanque hollywoodense Batman vs. Superman: El origen de la justicia (BvS) sigue juntándola con pala. Ya cerca de los 700 millones de dólares de taquilla desde su estreno del pasado 24 de marzo, la película dirigida por Zach Snyder además continúa polarizando a las audiencias de fanáticos alrededor del mundo.

Universo DC

A esta altura del partido está claro que los principales estudios de Hollywood se han quedado sin ideas y piensan seguir pagando las limusinas con remakes, precuelas o secuelas en su mayoría injustificadas (¡van a hacer una continuación de Blade Runner!), películas basadas en videojuegos y filmes de superhéroes.

Así, luego de la autoconclusiva y desigual franquicia del murciélago de Nolan y de los sucesivos fracasos de las películas de Superman, BvS se lanza con el declarado objetivo de entrar de una buena vez en la competencia con una factoría Marvel que viene monopolizando la pantalla grande y construyendo un coherente y expansivo universo superheroico (que va desde los Avengers y los filmes de cada uno de sus integrantes a imprevistos y divertidos golazos como AntMan, Deadpool y Guardianes de la Galaxia, pasando por todo el gremio de mutantes X).

En ese sentido hay que reconocer que a BvS no le va mal. Su recaudación, espectacular en la semana inicial y mucho más baja al acusar el impacto negativo de una andanada de críticas demoledoras, de todos modos ha dejado muy contentos a los directivos de Warner Bros., que además de la inminente El escuadrón suicida (a estrenarse en agosto), ha confirmado una película en solitario para Wonder Woman (en junio 2017), seguida por el esperado team up La liga de la Justicia (noviembre 2017). En 2018 tendrán su chance Flash y Aquaman.

DC entertainment forma parte de Warner Bros., por lo que la Warner posee los derechos de los personajes de la icónica comiquera tanto para el cine como para la televisión (mientras que los del universo Marvel están repartidos por lo menos en tres estudios, lo que complica la logística al punto de casi dejar afuera de la inminente Civil War a un personaje tan central como Spiderman). Y es en la pantalla chica donde DC realmente ha podido dar una pelea más digna contra Marvel gracias a series como Arrow, Flash, Leyendas del mañana y, sobre todo, la imperdible Gotham. Marvel, por su parte, ha empezado a recuperar terreno con series tan sólidas y oscuras como Daredevil y Jessica Jones.

Te espero en la esquina

La verdad es que BvS no es la peor película de superhéroes de la historia (siempre quedan Los 4 fantásticos) y ha cumplido con su declarado objetivo de operar como lanzamiento de un Universo DC. Pero esa tonelada de dólares hubiera estado mejor invertida en manos de un director que sepa lo que quiere y lo que se puede hacer con esos personajes icónicos.

El problema básico de BvS es de dirección. Snyder podría ser un buen realizador de propagandas de autos o de cerveza. Close ups bien iluminados, detalles sensuales en cámara lenta, paisajes de poster Pagsa, musicalización pretensiosa y omnipresente (no, no nos gustan nada las bandas de sonido de Hans Zimmer). Pero el guión hace agua por todos lados y los problemas narrativos apenas logran ser tolerados gracias a algunas escenas de acción que funcionan en la media hora final de la película.

La película está básicamente partida a la mitad, con una apertura que insiste en volver a presentar a personajes que no requieren mayor introducción ya que son parte de la cultura popular desde hace 80 años, aborda tanto la preocupación de Batman frente a la amenaza que representa Superman para los civiles (recordemos que en el final de Man of steel destruye media ciudad en su lucha contra Zod y sus secuaces) como un complot para villanizar al kryptoniano y acusarlo de crímenes que no ha cometido.

Este tosco esbozo de trama y de conflicto da lugar (¡a casi una hora del inicio!) al esperado enfrentamiento entre los héroes. Lo mejor de esta secuencia sale de la gran historieta de Miller El regreso del caballero oscuro. Pero rápidamente aparecerá otro problema mayor, sacado de la galera, para que olviden sus diferencias, se vuelvan mejores amigos y luchen codo a codo (con el aporte de una digna Wonder Woman, encarnada por Gal Gadot) contra la nueva amenaza.

Está bien, todos los crossover de los comics tienen esta estructura. Pero se puede hacer mejor o peor. Y Snyder elige la forma más estúpida imaginable para amigar a los héroes. Entre otras cosas esto se explica porque no sabe bien qué hacer con Superman. Cavill es de madera, claro, pero sus diálogos no lo ayudan en nada. Está bien que no es fácil encontrar un conflicto verosímil para una especie de semidiós, pero en 80 años de comics hay algunas buenas ideas en las que, claramente, Snyder decidió no inspirarse.

Pero Battfleck está muy bien. Su Batman, cuarentón y resentido, es uno de los mejores encapotados de la pantalla grande. Por primera vez se ve a un Batman moverse en el cine como en los comics y se siente toda su presencia intimidatoria. El equipo perdió por culpa del planteo del DT, pero Ben lo dejó todo. Esperamos con ansia que obtenga luz verde una película del murciélago actuada y dirigida por él (notoriamente mejor director que actor). Se dice que, además de las ganas, Affleck ya tiene un guión listo.

Tráfico ideológico

Se sabe que las películas de superhéroes ya no son un producto “para chicos” sino un fenómeno cultural global, además de la ya mencionada fuente de dólares. Por ende, en tanto objetos de un negocio tan enorme, estos tanques también suelen presentarse como descarados objetos de propaganda.

Y no caben dudas de que Snyder no le hace ningún asco al tráfico ideológico. Si logra convertir al Watchmen de Alan Moore, decididamente crítico del fascismo superheróico, casi en una apología de la justicia por mano propia, no hace falta imaginar lo que logró con 300, uno de los comics más fachos de la historia, del cada vez más facho Frank Miller. En 300 los espartanos defienden a la civilización occidental de la barbarie árabe/africana, mientras que los demócratas atenienses “no pueden manejar la verdad” y cuando las papas queman ruegan defensa y seguridad a cualquier precio a los marines espartanos.

En BvS no hay nada que no sea el discurso más derechoso e individualista del imperialismo norteamericano haciendo propaganda de sí mismo. El gobierno yanqui duda 30 segundos antes de tirarle una bomba atómica a alguien y el vergonzoso Lex Luthor de Jesse Eisenberg sostiene que ya no se trata de un problema de seguridad nacional sino de seguridad mundial. Superman es un ultra individualista capaz de destruir al mundo por sus afectos personales y no tiene problemas en actuar como policía universal, sin respeto alguno por fronteras o soberanías.

Por su lado, el murciélago no sólo es capaz de torturar con tal de obtener información útil sino que llega a reproducir casi textualmente la nefasta doctrina de la “guerra preventiva»: “Si sólo existe un 1% de posibilidades de que (Superman) sea nuestro enemigo debemos tomarlo como si fuera una certeza absoluta”. No deja de ser doloroso ver a un héroe que supo caracterizarse por relaciones más ambiguas con el poder reproducir la consigna que utilizó George W. Bush para destruir Irak buscando inexistentes armas de destrucción masiva.

Grant Morrison, que fuera un gran guionista de ambos personajes, ofrece algunas claves para pensar el fenómeno: “Superman comenzó como un héroe socialista (en 1938 ayudaba a los granjeros golpeados por la Gran depresión), pero Batman es la forma definitiva del héroe capitalista. En un mundo donde la riqueza y ser una celebridad son las medidas del éxito, no es una sorpresa que los héroes más populares, Iron Man y Batman, sean ambos bellos magnates”.

Pedro Perucca – @PedroP71

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