4 abril, 2016
«Si la sociedad no votó al FPV en 2015, no es una gran idea ofrecerles volver al 2015»
El programa Quemar las Naves de Radio Sur FM 88.3 entrevistó a Alejandro Grimson, antropólogo e investigador del CONICET, en relación a la conformación de un bloque de oposición que tenga capacidad de frenar el avance del ajuste macrista y cuál es el rol del kirchnerismo en ese bloque.

Pasados los cien famosos días de gracia del nuevo gobierno, el programa Quemar las Naves de Radio Sur FM 88.3 entrevistó a Alejandro Grimson, antropólogo e investigador del CONICET, en relación a la conformación de un bloque de oposición que tenga capacidad de frenar el avance del ajuste macrista y cuál es el rol del kirchnerismo en ese bloque.
– Tenemos la sensación que en estos más de cien días de macrismo nada puede detenerlo. Hay aumentos, esta semana se anunciaron muchos más; se transformó en ley el pago a los fondos buitres; se confirmó el tercer aumento de nafta en tres meses. ¿Cuál es tu sensación al respecto? ¿Hay algún límite o freno a esto?
– Sí, hay un freno y hay un límite. La sociedad lo está buscando en este momento, no lo tiene claro porque no es un límite automático, matemático, sino que depende de un conjunto de relaciones de fuerza. Por una parte, paradójicamente, un conjunto de cuestiones que la sociedad identificaba en la economía como problemas, como la inflación, estuvo en la base de que por esos dos puntos y pico ganara Mauricio Macri el ballotage. Si la sociedad hubiera visto que todo era fabuloso, eso no hubiera sucedido.
El impulso del macrismo viene con los cien primeros días de gobierno o de impunidad, que ya terminaron, aunque siguen haciendo cualquier cosa. Con esto me refiero a aumentar la nafta en un mundo donde la nafta baja, aumentar las tarifas. Incluso aumentar el transporte: se pensaba que iban a dar el tarifazo con gas y electricidad pero no con transporte y ahora viene con transporte también.
Todo esto torna más comprensible algo que hace solamente un mes nos llamó mucho la atención: cómo era que el gobierno daba un aumento salarial del 35% a los docentes. Cuando miras la inflación de marzo es del 5%, tachás la inflación de marzo y ahí ya están en 30% y si contás la de enero y febrero están abajo de 25%.
Lo que hizo el gobierno ahora es similar a lo que hizo Fernando De la Rua de bajar lo salarios un 13%, una medida que nos dejó anonadados. Sin embargo, no hubo huelga general, no hubo paro, no hubo movilización. Los límites aparecieron, pero en el tiempo.
No está escrito cómo va a seguir el proceso actual porque tiene que ver con procesos de orden económico pero también político. Si vos tenías un sindicalismo, al menos un sector, cuyo reclamo principal y casi único era la abolición del impuesto a las ganancias que afecta al 10% de los trabajadores, y que hoy no logra poner en el centro la cuestión de las tarifas y el desempleo. Eso genera un retardo. En los lugares donde hubo despidos siguen todos trabajando como si nada. Hay un problema que tiene que ver con la organización social y de los trabajadores.
– ¿Por dónde vislumbrás que puede venir ese límite ante este avance del macrismo?
– No hay nada que inventar. Los lugares para buscar los límites son los lugares de trabajo, las fábricas en el plano gremial; los territorios y barrios vinculadas a la cuestión de servicios, a las cuestiones urbanas; y la política. Pero la política hoy está en un proceso de fragmentación gigantesco en el plano de la oposición que favorece al gobierno actual.
Es mucho más fácil hacer este tipo de medidas cuando tenés procesos de fragmentación muy grande en la oposición. Tenés sectores que no saben si son o no son oposición y otros que creen que ser oposición es salir a gritar e insultar al gobierno como si no hubiera ganado las elecciones. No le hablan a los que votaron a este gobierno, sin los cuales nadie va a ser electo en la Argentina. Se van a necesitar votos que fueron a Macri esta última vez y que por ahí en la oportunidad anterior fueron a Cristina, sino no dan las cuentas matemáticas.
Hay un problema muy grande. Con un colega escribimos una nota que salió en Página/12, «3 estrategias para la oposición», en la que planteamos que existe: un sector de la oposición que está exclusivamente enfocado en negociar presupuesto para sus provincias, para garantizar la gobernabilidad de sus territorios a cambio de intercambios de favores parlamentarios; otro sector que dice que tenemos que luchar por una identidad pura del kirchnerismo por estos 12 años sin darse cuenta de que más allá de los logros hubo muchos errores inadmisibles y que si la sociedad en 2015 decidió no votar al FPV no es una gran idea proponerle volver al 2015, tenés que buscar un proyecto de futuro que enamore a la sociedad. Y además digamos que no vas a lograr mucho cuando la mitad de los senadores del FPV están votando con el gobierno y se resquebraja el bloque.
Toda la oposición tiene que pensar un proyecto político de oposición que no sea puro acuerdismo (no porque no se pueda negociar, la política es negociación) ni tampoco una pura política de identidad vinculada al pasado, los logros, porque política se hace sobre el futuro también.
– Para pensar en términos de estrategias. Durante los 12 años de kirchnerismo hubo un mayor grado de politización. ¿Dónde quedó eso ahora? ¿No está más? ¿Se sobredimensionó?
– Hubo procesos muy positivos al mismo tiempo que fueron sobredimensionados en dos cuestiones. Por un lado en su intensidad, no fueron tan trascendentales como se creyó y además no tan permanentes en el sentido de que son cambiantes, son cambiantes los humores, etc. Esa politización, por otro lado, se traducía en las lecturas más kirchneristas en identidad kirchnerista, lo cual no era así. Eso se demostró equivocado.
No sé cuantos votos sacaría Cristina Kirchner, pero los candidatos que representaban esta identidad no tuvieron resultados extraordinarios en esta elección, entonces hay algo que al kirchnerismo más puro siempre le cuesta que es tener análisis un poco más fríos y objetivos respecto de la realidad. Por ejemplo, el kirchnerismo nunca ganó una elección sin los votos de otros sectores. Las tres elecciones presidenciales se ganaron, la primera con votos de Eduardo Duhalde y Daniel Scioli, la segunda con votos de Julio Cobos y los radicales K y la tercera había votos de José Manuel De la Sota, Sergio Massa, Felipe Solá, Hugo Moyano.
El kirchnerismo puro nunca ganó una elección solo. Su mérito era protagonizar y dirigir una alianza compleja y heterogénea. Sobre la base de no entender como logró su propio éxito, el kirchnerismo cometió muchos errores que hoy se están pagando. La sociedad hoy está discutiendo de política muy intensamente, no hay una despolitización, nadie podría decirlo. Más bien estos meses han generado un debate muy intenso, cotidiano, con muchas noticias políticas y algunas de fuerte impacto negativo para las grandes mayorías. Eso y el desgaste que pueda tener el gobierno no fortalece al FPV como el kirchnerismo podría haber creído. El kirchnerismo después del 9 de diciembre no ha demostrado la capacidad de generar un discurso que interpele no solo a quienes los siguen y los militan sino a la mitad más uno de los argentinos que tienen que cambiar su opción política para que se impongan.
Todo indica que es muy probable que Cristina tenga que hablar en un par de semanas, ese discurso podrá estar más orientado a fortalecer el liderazgo de una figura de la oposición o un recorte muy fuerte de un liderazgo exclusivamente del kirchnerismo que no es lo mismo.
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.