29 marzo, 2016
La gestión de Radio Nacional intentó prohibir el concepto de «dictadura cívico-militar»
Desde el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), difundieron un comunicado denunciando «el encubrimiento en Radio Nacional a la participación civil en el Golpe de Estado de 1976». Notas dialogó con Carlos Saglul, trabajador de la radio y secretario Adjunto del gremio.

Desde el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), difundieron un comunicado denunciando «el encubrimiento en Radio Nacional a la participación civil en el Golpe de Estado de 1976″. Notas dialogó con Carlos Saglul, trabajador de la radio y secretario Adjunto del gremio.
«En vísperas de cumplirse el 40 aniversario del golpe genocida de 1976, el sub-gerente de noticias de Radio Nacional, Marcelo Marino se puso en comunicación con el Informativo de la emisora», comienza el comunicado del Sindicato de Prensa.
Según la denuncia, Marino transmitió una orden que bajaba directamente del gerente de noticias, Fernando Subirats: “Me pide que les diga que jamás repitamos como en el boletín que acaba de salir dictadura cívico militar. De aquí en más, hay que poner solo dictadura militar”.
Carlos Saglul, secretario Adjunto el Sipreba y ex detenido-desparecido, se encontraba en ese momento a cargo del informativo y fue quién recibió la llamada. Inmediatamente solicitó la orden por escrito. Nunca llegó.
– ¿Cómo fue el proceso mediante el cual a vos te dicen que no se puede hablar de “dictadura cívico-militar” en Radio Nacional?
– Me llega el día del golpe, después del boletín de las 23. Había salido un boletín que hablaba, no recuerdo en que provincia (creo que en Santa Fe) sobre la expropiación de un ex Centro Clandestino de Detención para convertirlo en un museo de la memoria.
Yo soy responsable del turno noche y la redactora había puesto, como siempre lo hacemos, “dictadura cívico-militar”. Termina el boletín y a los pocos minutos nos llama el subgerente de noticias diciendo que lo acababa de llamar el gerente para darle la orden de que nos informara que nunca más dijéramos “dictadura cívico-militar”, que de ahora en más solamente se podía poner “dictadura militar”.
Ante eso yo le digo “¿te das cuenta de la gravedad?” y me responde “si, me doy cuenta pero es la orden que tengo”.
– Entonces el subgerente no se hace cargo de la decisión y simplemente te transmite la orden del gerente.
– Claro, ante lo cual yo le pido que me la den por escrito. Porque es una aberración. Más que una simple corrección de estilo yo considero que es algo mucho más grave. Si hay un sector que ha gozado de impunidad en el genocidio después de 40 años son los grupos económicos que han sido fundamentalmente autores intelectuales de la dictadura. En su mayoría todavía no han pasado por la Justicia y creo, sinceramente, que no van a pasar.
– ¿Cuándo vos pediste la orden por escrito que te respondieron?
– Me dijo que lo iba a consultar con el gerente. El escrito nunca apareció, entonces lo que hicimos con los compañeros fue probar mandar un boletín posterior de nuevo a ver si saltaban. Pero como ya había salido el comunicado público se borraron.
Yo soy el segundo del Sindicato de Prensa, soy un ex detenido desaparecido, no voy a dejar pasar esto. No sé si estos tipos se jugaron al boleo y metieron la gamba, pero me pareció que había que denunciarlo inmediatamente para pararlo.
– ¿Hubo algún otro caso similar donde se intentó modificar una mirada conceptual y simbólica de la historia o algún otro hecho?
– No, hasta ahora no. El mensaje por arriba es que ellos son buenos, que van a respetar la libertad de prensa, que no vamos a tener ningún problema ni limitaciones. Pero bueno, este hecho es mucho más que un cambio de estilo.
Se busca esconder una verdad histórica. Además es muy sintomático por la composición del actual gobierno donde están representados los principales grupos económicos del país que lo vienen gobernando desde hace mucho tiempo, tanto detrás de la dictadura militar como de gobiernos civiles.
– ¿Hubo alguna desmentida oficial o acercamiento para charlar este tema?
– Conmigo no. Anduvieron hablando cerca de gente amiga mía, off the record, diciendo que había sido una equivocación de este gerente y que no iba a volver a pasar. Nada oficial obviamente y conmigo no tomaron contacto.
Evidentemente lo que hicieron ante el quilombo fue bajar los decibeles. A mí, insisto, me pareció muy grave y que había que reaccionar inmediatamente.
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