América Latina

21 marzo, 2016

Obama en Cuba: el significado de una visita histórica

Este domingo por la tarde, bajo una leve llovizna, arribó al Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana el presidente de EEUU, Barack Obama. Es el primer mandatario estadounidense que visita el país en 88 años.

Este domingo por la tarde, bajo una leve llovizna, arribó al Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana el presidente de EEUU, Barack Obama. Es el primer mandatario estadounidense que visita el país en 88 años.

La visita oficial es el resultado de un proceso que empezó hace por lo menos dos años y se hizo público el 17 de diciembre de 2014 cuando ambos países anunciaron el restablecimiento de sus relaciones diplomáticas, suspendidas en la década de 1960. En esa misma fecha, además, fueron repatriados a Cuba los tres héroes cubanos (del famoso grupo de «los cinco») que permanecían detenidos en EEUU.

Obama estará en la isla caribeña hasta el martes. Su cronograma oficial consistió este domingo en un encuentro con los funcionarios de la Embajada de Estados Unidos en Cuba así como un recorrido por el centro de La Habana. Este lunes sostendrá un encuentro oficial con el presidente cubano Raúl Castro en el histórico Palacio de la Revolución. Posteriormente, ambos jefes de Estado harán declaraciones a los medios de comunicación.

Por la tarde participará en el Foro de Negocios Cuba-EEUU con empresarios de ambos países, y a la noche asistirá a una cena de Estado en el Palacio de la Revolución.

Finalmente el martes dará un discurso en el Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso”, y antes de partir a Buenos Aires para continuar su gira, asistirá un juego de exhibición entre una selección del equipo nacional de béisbol y el Tampa Bay Rays de EEUU.

Una foto, el fracaso de una política

Apartado de los análisis realizados por algunos medios de comunicación y analistas internacionales, la llegada de Obama a Cuba, así como todo el proceso que lo antecedió, no es más que el reconocimiento de hecho de que la política implementada por EEUU hacia Cuba durante décadas, fracasó. Esa imagen será más clara este lunes, cuando en todos los medios del mundo circule la foto de ambos presidentes encontrándose en La Habana.

Los intentos por aislar a la Revolución Cubana, no dieron resultado. El plan de “debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”, tal como sostenía un memorando del Departamento de Estado de 1960, no funcionó.

Hasta el propio Obama lo reconoció al señalar que el bloqueo contra Cuba carece de fundamentos y, más importante aun desde la perspectiva norteamericana, “no dio resultados”.

Esto no significa que Washington, ahora por otros medios, no siga buscando los mismos objetivos de derrocar al gobierno cubano y generar un cambio de sistema político. No obstante, el restablecimiento de relaciones diplomáticas y esta visita presidencial, son un indudable triunfo de toda la sociedad cubana que desde siempre reclamo la posibilidad de un diálogo de igual a igual.

Por el contrario, implican una derrota para quienes desde EEUU proclamaban la imposibilidad de negociar con «dictadores» o de entablar cualquier tipo de relación hasta tanto no hubiera un «cambio de régimen».

Restablecer no es normalizar

Al bajar del avión este domingo a Obama lo esperaban, en el marco de la delegación oficial de bienvenida, dos personas: el Canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, y Josefina Vidal, la directora general de Estados Unidos en el Ministerio de Exteriores.

Vidal fue quién llevó adelante la mayoría de las negociaciones desde que se oficializó el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambas naciones. Esta misma funcionaria afirmó que “una cosa es el restablecimiento de relaciones, que es el proceso que está en marcha ahora y otra cosa es la normalización”.

Es que para el gobierno cubano hay una serie de puntos en los que Washington debe ceder para lograr relaciones «normales». Por un lado dar por terminado el bloqueo que impide cualquier intercambio diplomático equitativo y respetuoso de la soberanía de ambas naciones. De la misma forma que la ocupación ilegal de territorio cubano por parte de tropas estadounidenses en Guantánamo y la Ley de Ajuste Cubano, que permite que cualquier habitante de la nación antillana que pise suelo estadounidense, automáticamente sea considerado refugiado y se le brinde la ciudadanía local.

No obstante, levantar el bloqueo no es una decisión que dependa del presidente, sino del Congreso de EEUU. Allí una mayoría republicana y parte de los demócratas, impiden que avancen diversos proyectos presentados al respecto.

El peligro de Cuba está en Cuba

Paradójicamente, el principal problema para la Revolución Cubana no viene del norte, sino del sur y de su propio territorio.

En términos continentales la ofensiva -y los triunfos- de la derecha en América Latina ponen a la isla en una situación frágil desde el punto de vista diplomático y económico. El apoyo principalmente venezolano que le permitió recuperar su economía a comienzos de este siglo se ha visto mermado por la caída del precio del petróleo y la crisis interna de la Revolución Bolivariana.

Dentro de la propia Cuba, las reformas económicas planteadas desde los años 90 para enfrentar el llamado «período especial» (tras la caída de la Unión Soviética) y profundizadas desde el Congreso del Partido Comunista Cubano realizado en 2012, han generado niveles de desigualdad relativamente importantes para una sociedad con niveles de equidad muy altos en relación al resto del mundo.

El desarrollo del cuentapropismo y las cooperativas han permitido a cubanos y cubanas tener emprendimientos privados que generan ingresos muy superiores a los que se obtienen trabajando en el Estado. Al mismo tiempo, el ingreso de capital extranjero a través de las Zonas Especiales de Desarrollo, si bien está fuertemente regulado por la legislación cubana, aporta sueldos para los trabajadores locales que son inimaginables en otra área de la economía.

Esto está comenzando a producir una lógica de desarrollo y expansión del capital privado ya que, por ejemplo, un profesional cubano que trabaja en una multinacional, puede ahorrar lo suficiente para comprar un taxi y contratar un empleado. Si esta dinámica persiste, irá indefectiblemente minando uno de los principales sostenes de la revolución: la conciencia de su pueblo.

Es allí donde radica la fortaleza y también la debilidad de un proceso que ha demostrado con holgura que no serán los embates de EEUU los que puedan derrotarlo. El futuro de Cuba está en manos de las y los cubanos.

Santiago Mayor – @SantiMayor

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