21 marzo, 2016
Marca PRO: nepotismo, licitaciones sin publicidad y corrupción
Por Federico Dalponte. Cambiemos logró con implacable éxito transmitir un perfil de honestidad y transparencia. Aunque útil para diferenciarse del gobierno anterior, la imagen choca contra la realidad: el historial reciente del PRO y de la UCR está plagado de sombras.

Por Federico Dalponte. Cambiemos logró con implacable éxito transmitir un perfil de honestidad y transparencia. Aunque útil para diferenciarse del gobierno anterior, la imagen choca contra la realidad: el historial reciente del PRO y de la UCR está plagado de sombras.
No con patriotismo. El día que Mauricio Macri asumió la presidencia juró desempeñar su cargo con “lealtad y honestidad”. Muchos lo aplaudieron. Y sin embargo, tras cien días de gobierno, la deuda de la transparencia y la corrección todavía figura impaga.
“Los bienes de la Argentina son para todos los argentinos y no para el uso incorrecto de los funcionarios”, agregó el mandatario en su discurso inaugural. Dos meses después, le prestó el helicóptero presidencial a su ministro Guillermo Dietrich para dejarlo justo en la puerta de su casa.
Y dijo también: “La colaboración y el diálogo libre al que aspiramos, la participación de todos los sectores y protagonistas de nuestra vida nacional requieren transparencia, que la información del gobierno sea puesta a la luz del día y accesible a todos”. Al poco tiempo, el gobierno ordenó mantener en secreto el contrato entre YPF y Chevrón, incumpliendo el fallo de la Corte Suprema.
Naturalmente, bienvenida sea la ética en la gestión pública, pero antes de hacer flamear una bandera bien vale asegurarse de estar honrándola –máxime cuando el propio presidente sigue involucrado en la causa por escuchas ilegales, pendiente desde febrero de resolución por la Cámara Federal–.
De hecho, su gestión como jefe de gobierno porteño estuvo lejos de ser un ejemplo de pureza, pese a que Gabriela Michetti haya minimizado la corrupción diciendo que “eran cosas que tenían que ver con algunas líneas absolutamente bajas del gobierno”.
Aun así, está claro que la ética como contracara de la corrupción no fue un recurso elegido al azar por el PRO. Dos factores fueron decisivos para que Macri se convirtiera curiosamente en el adalid de la honestidad.
El primero, por supuesto, fue la proliferación de todo tipo de denuncias contra el gobierno del Frente para la Victoria. Algunas comprobadamente ilusorias y otras inapelablemente verídicas.
Sea como sea, lo cierto es que el kirchnerismo jamás procuró hacer de la transparencia una bandera. Y como si fuera poco, esa imagen opaca finalmente se solidificó con la tragedia de Once, el cenit nacional de la corrupción.
Por otra parte, el segundo factor fue puntualmente la alianza del PRO con la UCR. El partido que con mayor tradición trabajó la honestidad como baluarte no sólo le aportó estructura, sino también parte de su identidad.
Aun así, la realidad es siempre el límite del discurso. En 1999, después de una década entera de corrupción, Fernando De la Rúa también se amparó en la ética para cimentar así su perfil honesto.
Pero a diferencia de Arturo Illia y Raúl Alfonsín, prontamente esa imagen se diluyó. A los pocos días de asumir, De la Rúa promovió la sanción de la «Ley de Ética Pública». Apenas meses después, comenzaba sin embargo la causa por coimas en el Senado. La honestidad flaqueaba.
Los amigos y la familia primero
«Todos somos dueños del Estado, y éste no puede actuar como si fuese un aguantadero de la política», dijo Mauricio Macri forzando su justificación de los despidos masivos.
En junio de 2014, el diario La Nación denunció en un informe que el Senado había sumado alrededor de dos mil nuevos empleados desde que Amado Boudou asumió la presidencia del cuerpo. Y aclaraba: “Boudou no hace distinción de colores partidarios: la UCR es la fuerza con más empleados, con un bloque que multiplicó su nómina”.
En efecto, de acuerdo al desglose, según números de mayo de aquel año, la UCR era el bloque con mayor promedio de empleados por senador: 31, contra 25 del Frente para la Victoria.
Ese informe, además, fue complementado con otro del mismo diario publicado en agosto sobre diversos casos de nepotismo. Y por supuesto, quedó en evidencia que la práctica de designar familiares atravesaba por igual a todos los partidos políticos, incluidos aquellos que hoy enarbolan la honestidad.
Entre los diversos casos, el primo de Ernesto Sanz, la hermana de Diego Santilli, la esposa de Carlos Reutemann.
Sin embargo, hay que reconocerle a Cambiemos cierta coherencia. Al hacerse cargo de la gestión nacional, la práctica no cesó. Van varios casos: la esposa de Andrés Ibarra, el tío de Rogelio Frigerio, la esposa de Jorge Triacca, el yerno de Oscar Aguad, el primo de Ricardo Buryaile, la esposa de Federico Sturzenegger, y siguen las firmas.
Licitaciones y publicidad
Mientras tanto, en la provincia de Buenos Aires, los diputados ya dieron media sanción al proyecto de María Eugenia Vidal que declara “la emergencia en materia de infraestructura, hábitat, vivienda y servicios públicos”.
Entre otros puntos, el proyecto contempla no publicar las licitaciones en el Boletín Oficial, presumir el aval de los organismos de control si no se expidieron en un plazo de siete días y la intervención de todos los entes, empresas y sociedades de propiedad estatal.
La escasa transparencia recuerda, en principio, a lo que constituyó un emblema de la corrupción del PRO. Cuando se denunció el «caso Fernando Niembro», la presión mediática sirvió para que el periodista deportivo renuncie a su candidatura, pero poco se dijo sobre el antijurídico obrar del gobierno porteño.
Entre los aspectos oscuros se destacaba, precisamente, que las fraguadas adjudicaciones a las empresas de Niembro no habían sido publicadas en el Boletín Oficial.
Tal vez, ahora desde la gestión nacional, evadir la publicidad de los actos de gobierno le sea más difícil a Mauricio Macri. Por lo pronto, ya avisó que no pondrá frenos para que su amigo Nicolás Caputo y su primo Ángel Calcaterra sean beneficiados por las licitaciones. “Tengo muy claro que lo que voy a organizar son licitaciones transparentes”, prometió el presidente. Sin embargo, los antecedentes no generan confianza.
@fdalponte
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