17 marzo, 2016
Una economía con mirada feminista
Notas – Periodismo Popular dialogó con Violeta Guitart, economista y co-editora del blog “Economía Femini(s)ta” un espacio dedicado a la economía con perspectiva de género que pone en evidencia las desigualdades que sufren las mujeres en el ámbito laboral y económico.

Notas – Periodismo Popular dialogó con Violeta Guitart, economista y co-editora del blog “Economía Femini(s)ta” un espacio dedicado a la economía con perspectiva de género que pone en evidencia las desigualdades que sufren las mujeres en el ámbito laboral y económico.
El escenario social actual en referencia a temas relacionados a los derechos de la mujer y a la desigualdad de género está en plena reestructuración. De a poco se van instalando en los medios de comunicación problemáticas como la altísima tasa de femicidios, secuestros por redes de trata, violaciones, e incluso el abuso y acoso en la vía pública.
Sin embargo los aspectos de desigualdad de género se cuelan en muchos más ángulos de la sociedad y de la vida cotidiana que no siempre son tan escabrosos y obscenos, pero no por eso menos injustos o ciertos. En el ámbito laboral existen múltiples diferencias ya sea en el nivel salarial como en el rol que se le asigna socialmente a la mujer.
Violeta Guitart es economista y se sumó al proyecto apenas comenzó: “El blog surgió más que nada por una necesidad coyuntural. Empezó a partir de que en las redes sociales Magalí Brosio y Mercedes D’alessandro (ambas co-fundadoras del espacio) tenían constantes discusiones con economistas hombres que evidenciaban las diferencias de género. Tanto en temas como derecho salarial como todo tipo de problemas en el mercado de trabajo, y hasta cuestiones de cuidado y políticas públicas. Ahí vimos que a la hora de discutir estas cuestiones había que ir con los números, datos y gráficos. Por eso surgió la idea de la página y poder volcar ahí la información”.
Brecha salarial
La brecha salarial es el porcentaje de la diferencia que existe en el ingreso del salario de hombres y mujeres. Muchas veces esa diferencia en el sueldo está justificada, pero existe una gran parte de este porcentaje diferencial que no está explicado, o sea que reposa directamente en la discriminación sexista.
En Argentina esta diferencia es de las más altas de Latinoamérica: “La brecha salarial entre varones y mujeres en Argentina es de 27,2%, de los cuales solo un 12,6% de la brecha salarial puede ser explicada por elementos que corresponden al mercado de trabajo (factores como educación, experiencia laboral, sector económico, región, intensidad laboral y ocupación)», explica Guitart.
Esto quiere decir, en otras palabras, que hay un 14,6% de las mujeres que cobra menos que un hombre sólo por el hecho de ser mujer, sin que sea valorado los aspectos que realmente importan a la hora del desempeño laboral.
Economía del cuidado
La economía del cuidado hace referencia a todas las tareas y bienes necesarios para la supervivencia y reproducción de las personas, dentro de la vida cotidiana. O sea, todo lo que implica el mantenimiento del hogar (limpieza, compras, pagos) y el cuidado y la atención de los hijos.
En Argentina, como en gran parte del mundo, estas actividades están relacionadas directamente con el rol femenino y suele ser la mujer quien se ocupa. “El INDEC hace encuestas del uso del tiempo. Pregunta cuánto tiempo de tu día dedicas a diversas tareas. De esto se desprende que de una misma cantidad de horas laborales en el mercado (tanto para seis, ocho o nueve horas) las mujeres dedican más tiempo a las tareas de cuidados que los hombres. No hay una razón en las horas laborales afuera de la casa que definan las horas de trabajo doméstico. La mujer tiene una doble jornada. Incluso en los casos en los que el hombre trabaja menos afuera la mujer sigue siendo la que se dedica al cuidado del hogar”, señala Guitart.
La mujer dedica casi el doble de horas que los hombres a las tareas domésticas. La diferencia disminuye a medida que aumenta las horas trabajadas fuera del hogar, pero aún así la mujer es la que dedica más tiempo a estas labores.
– ¿Qué se puede hacer como política de Estado para frenar esta desigualdad?
– Existen diferentes políticas públicas que se pueden poner en práctica desde el Estado para regular la división desigual a la dedicación de los cuidados. Por ejemplo en Francia, y en un montón de países nórdicos, existen cuidados desde que los hijos tienen apenas tres semanas como las guarderías públicas y gratuitas donde las madres y los padres pueden dejar a sus hijos. En México también lo implementan. Incluso en algunos casos los países europeos financian un persona particular que cuide a los hijos.
Son lugares donde hay mucha conciencia de género, se trabaja para que la mujer tenga las mismas condiciones de acceder al mercado laboral siendo madre. Porque lo que sucede es que muchas mujeres terminan dejando su trabajo porque es más caro pagar una niñera o un Maternal que lo que ellas ganan. Para evitar estas situaciones que interfieren en la independencia y el empoderamiento de las mujeres se busca que puedan seguir trabajando. Hay que entender que el cuidado es una responsabilidad del Estado y no de las mujeres y que en definitiva es una cuestión del ámbito público y no del privado.
– ¿Además de estas políticas públicas orientadas a “sacar” a la mujer de la casa hay algo por parte del hombre que se pueda hacer?
– Sí. Con las licencias por paternidad. Acá en Argentina es de dos días, o sea, el padre alcanza a registrar al hijo y listo. La mujer tiene tres meses. O sea que desde el Estado se profundiza la idea de que la responsable por el cuidado de los hijos es la madre. En Suecia, por ejemplo, hay un sistema de licencias de tres meses para cada uno, madre y padre, y si el padre no se los toma son días perdidos, no es que puede tomarlos la mujer.
– ¿Creés que las políticas económicas de ajuste que está implementando el PRO afectan a las mujeres de forma diferencial?
– Sí. De hecho se verificó que durante las crisis las políticas de ajustes tienen especial incidencia en las mujeres. Porque lo primero que se recorta es eso: cierran servicios de asistencia social para ancianos o guarderías y muchas veces terminan las mujeres renunciando a su trabajo porque no tienen dónde dejar a sus hijos, o a los abuelos en el otro caso.
Ahora se ve cómo se vacían los programas de salud social y reproductiva y hay dificultad para conseguir algunos anticonceptivos. En tiempos de recorte se suele considerar como menos prioritarios estos aspectos y eso termina afectando directamente en la posibilidad de alcanzar una mayor igualdad de género.
Rocío Varela – @rociovarelac
Foto: blog Economía Femini(s)ta
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