Educación y Ciencia

4 marzo, 2016

Tecnópolis: instrucciones para un vaciamiento

La política del gobierno de Mauricio Macri respecto de Tecnópolis se encuentra enmarcada en una operación más general de despojar a los espacios públicos de «simbolismo político». El futuro incierto del que fuera un constante instancia de divulgación tecnológica tanto como un espacio de difusión artística popular.

La política del gobierno de Mauricio Macri respecto de Tecnópolis se encuentra enmarcada en una operación más general de despojar a los espacios públicos de «simbolismo político». El futuro incierto del que fuera un constante instancia de divulgación tecnológica tanto como un espacio de difusión artística popular.

Política o gestión: instalar la imagen de la “no-ideología”

El 1 de marzo Mauricio Macri encabezó la apertura de sesiones del Congreso Nacional y el 2 convocó en Tecnópolis a unos 600 funcionarios de Gobierno con el objetivo de fortalecer una imagen de cohesión con un gabinete que supera las dos decenas entre Ministerios y Secretarías, algo que no sucedía desde la segunda presidencia de Juan Domingo Perón.

Analizada desde la óptica de la comunicación interna, las relaciones públicas y el marketing en las empresas, esta reunión con el Gabinete podría haber sido el equivalente a una reunión de junta directiva, en la que se plantean las líneas generales de trabajo, o, en términos propios del marketing: la visión, la misión y los valores.

Sin embargo, a diferencia de este discurso del ámbito privado, y tal como escuchamos desde el primer discurso del presidente, una buena parte del desarrollo se basó en relatar las deficiencias del punto de partida y las responsabilidades y culpas del gobierno anterior.

Esto no es necesariamente positivo para la imagen de la nueva gestión, ya que le sigue dando importancia histórica a la anterior y eso beneficia a ésta última. Siempre hay algo que decir sobre las políticas del período 2003-2015. Sin embargo, el anclaje y cierre de sentido se busca acompañando desde el sistema de medios privados.

Los diarios oficialistas subrayaron la tensión simbólica de la ocupación del predio. Las referencias a “copar” un espacio “kirchnerista” fueron recurrentes, dando continuidad a un trabajo previo de instalación de determinados conceptos asociados al gobierno anterior, y contraponiendo este conjunto de características a los “valores apolíticos” del nuevo gobierno (corrupción- transparencia, soberbia-humildad, intolerancia-diversidad, militantes-“gente”, por mencionar algunos).

Estado y gobierno: despojar de simbolismo político a los espacios públicos

Este mapa simbólico que se traza desde el discurso y los medios se centró en las instituciones. El más fuerte, por la resistencia de quienes ocupaban el espacio -aún en funcionamiento- y dirigían la actividad cotidiana, y que se transmitió en vivo a todo el país, fue el ataque a la AFSCA, encabezada por Martín Sabatella. Siguieron otros espacios, bajada de cuadros en la Casa Rosada, gestos que intentaban eliminar las referencias a los líderes de la llamada “Patria Grande”.

Tecnópolis no fue la excepción. Desde su origen se dedicó a difundir la Ciencia y la Tecnología nacionales apoyadas por políticas públicas específicas. Se ubicó como uno de los pilares de la comunicación pública de la Ciencia, dando lugar al crecimiento y reconocimiento social de referentes en el campo científico y tecnológico del país, la gran mayoría investigadores y docentes de Universidades Públicas e Institutos científicos, incluyendo entre otros a Adrián Paenza y Diego Golombek, comunicadores de la ciencia reconocidos por la Unión Matemática Internacional y UNESCO, respectivamente. Incluyó a la industria nacional como parte de la investigación aplicada, y vindicó el lugar de las Universidades (no sólo las tradicionales UBA y UNLP) como motores de la innovación en ciencias básicas.

Sin embargo, por los vicios del sistema que sostiene a la opinión pública, así como posicionó a determinados referentes en temas vinculados a la Ciencia y la Tecnología, también dio y recibió una impronta al y del gobierno. Se personalizó en el gobierno y sus referentes la voluntad de apoyar a los científicos argentinos y se los identificó partidariamente. Tal como sucedió con los actores, a los científicos se los comenzó a etiquetar con pertenencias políticas.

El espacio Tecnópolis tenía una clara voluntad de instalar un sentido de pertenencia sobre los desarrollos científicos y la historia nacional. Además del recuento sobre cómo creció el país en su industria e innovación, incluyeron una sección que contenía parte de la historia de la Guerra por las Islas Malvinas. La línea de pensamiento que regía al gobierno “Nacional y Popular” se hacía presente físicamente.

Nombrar el futuro: estrategia política no, hoja de ruta sí

La iniciativa de invertir más en Ciencia y Tecnología tuvo el reconocimiento tanto nacional como internacional sobre todo del campo científico, que venía de años de despojo y abandono. CONICET, por ejemplo, desde 2009 tuvo avances significativos en las reglamentaciones vinculadas con la remuneración y el sistema de competencia para la obtención de becas. Si bien faltaba trabajar, sobre todo para proteger a los becarios precarizados, había una línea definida, una base para seguir consiguiendo mejoras y un horizonte posible.

Como parte de este sistema de políticas de fomento a la Ciencia y la Tecnología, Tecnópolis trascendió las barreras geográficas ya que la comunicación pública de la ciencia no se centró sólo en el evento ferial, sino que fue acompañado por televisaciones y grabaciones transmitidas sobre todo por TecTV, canal integrante del sistema de Televisión Digital Abierta.

La discusión cotidiana: feria o predio de usos múltiples

La historia de las ferias en Argentina es relativamente reciente, y más la de las ferias científicas. Tecnópolis es Tecnópolis por el andamiaje simbólico que se estructuró utilizándolo como espacio de referencia para la difusión de la Ciencia, pero también para actos políticos, casi siempre centrados en el recinto llamado “Nave de la Ciencia”.

El arte estuvo presente también; fueron varias las veces que se utilizó para recitales tanto de bandas y solistas conocidos como La bomba de tiempo, Él mató a un policía motorizado, Kapanga, Gustavo Cordera, Violetta o hasta Blur, y muchas más las dedicadas a promover la música no comercial en festivales y eventos artísticos.

Sin embargo, la ciencia estaba siempre presente. Los stands fijos pertenecían casi en su totalidad a organismos públicos dedicados a la Ciencia Aplicada y la Industria, algunos con más vocación de museo, otros más parecidos a un “puertas abiertas”, pero todos vindicando el trabajo nacional de estudiantes, graduados y posgraduados de Universidades Públicas. Incluso se fijó como espacio para uno de los eventos de TedX Río de la Plata.

Utilizar nuevamente este predio plantea el interrogante sobre cuál será la lógica. Hasta el momento, la convocatoria a stands está abierta para “todos los actores sociales, públicos y privados, nacionales y extranjeros”, según indica la Resolución 5/2016 de la Jefatura de Gabinete. Mark Anthony fijó fecha para un recital y ya están disponibles en esa Resolución las tarifas para instalarse.

La voluntad de quitar la referencia política a espacios públicos, lejos de despolitizarla, la ideologiza a un nivel subrepticio y opaco para el común de la gente. Este proceso es necesario para seguir desmantelando un sistema fuertemente arraigado en la “mística” peronista y la construcción del “mito” kirchnerista, mientras se lo reemplaza por una política alineada ideológicamente con los países dominantes, sobre todo Estados Unidos.

Victoria Maniego

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