Cultura

17 febrero, 2016

El miércoles se queda corto: Puertas adentro

En Notas – Periodismo Popular entendemos que, en los tiempos que corren, no siempre se dispone de dos horas para ver una buena obra cinematográfica. Por eso te acercamos, semana a semana, los mejores cortometrajes al alcance de un click. Hoy: Puertas Adentro, de Jonatan Olmedo.

En Notas – Periodismo Popular entendemos que, en los tiempos que corren, no siempre se dispone de dos horas para ver una buena obra cinematográfica. La realidad es que no hace falta tanto tiempo para ver qué historias tienen para contar realizadores de todo el mundo y por eso te acercamos, semana a semana, los mejores cortometrajes al alcance de un click. Hoy: Puertas Adentro, de Jonatan Olmedo.

La prefiguración de los rituales veraniegos es clara y concisa: cervezas en la vereda, salidas hasta el amanecer y fútbol en la playa. Sin embargo, a pesar de estas costumbres las que poseen más marketing, hay ciertos baches que quedan bajo la sombra, refrescándose, y que quizá poseen menor prensa. De eso se trata un poco Puertas Adentro, el primer cortometraje de Jonatan Olmedo.

Franco y Nahuel son dos amigos que se aislan del mundo durante un caluroso día de verano. Franco y Nahuel se la pasan jugando a los jueguitos, en la pileta. Franco y Nahuel se ríen, charlan, fuman porro. Franco y Nahuel están solos. Franco y Nahuel son dos amigos.

Puertas Adentro es un corto que tuvo mucha difusión en festivales y muestras en todo el mundo, muchos de esos espacios dedicados al cine LGTB, tales como el Inside Oyut Toronto LGBT Festival, el Melbourn Queer Film Festival o el Festival de Cine LesbiGayTrans de Paraguay. Sin embargo lo llamativo del trabajo es que no cae en los lugares comunes (muchas veces necesarios) de este tipo de temáticas. Aquí no hay persecución de ningún tipo ni escenas en oscuros clubes nocturnos donde las prácticas más perdidas en el inconsciente tienen lugar. Aquí simplemente vemos a dos jóvenes muchachos pasando el tiempo juntos, solos en un espacio aparte del mundo. Quizá esa esa la mayor fortaleza del film de Olmedo.

Si bien el punto de vista se reparte de manera bastante equilibrada en los dos muchachos, el conflicto pasa por la cabeza de Nahuel. Frágil en aspecto y conciso en inseguridades, como extensión de esa peculiaridad de sus facciones, los complejos del personaje se hacen carne y van creciendo a lo largo de los 12 minutos del cortometraje, llegando al punto cúlmine del final donde sus contradicciones intentan desbocarse.

Es preciso resaltar que el trabajo de fotografía a cargo de José Mariano Pulfer (director del corto que comentamos la semana pasada, Vacas) carga con la humedad del verano que venimos soportando en la ciudad, transportando el rigor del calor a las pequeñas pantallas que cada vez van atiborrando más y mejores obras de nuestro joven nuevo cine argentino.

Iván Soler – @vansoler

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