Cultura

10 febrero, 2016

El miércoles se queda corto: Vacas, un vacío lleno de carne

En Notas – Periodismo Popular entendemos que, en los tiempos que corren, no siempre se dispone de dos horas para ver una buena obra cinematográfica. Por eso te acercamos, semana a semana, los mejores cortometrajes al alcance de un click. Hoy: Vacas, un vacío lleno de carne, de José Mariano Pulfer.

En Notas – Periodismo Popular entendemos que, en los tiempos que corren, no siempre se dispone de dos horas para ver una buena obra cinematográfica. La realidad es que no hace falta tanto tiempo para ver qué historias tienen para contar realizadores de todo el mundo y por eso te acercamos, semana a semana, los mejores cortometrajes al alcance de un click. Hoy: Vacas, un vacío lleno de carne, de José Mariano Pulfer.

La construcción simbólica que edifica una sociedad con diferentes ritos de en torno a una comida, se sabe, son muy diversos. Si bien en la Argentina está bastante naturalizada la reunión de amigos en pos de disfrutar unas buenas carnes en la parrilla, es algo que se hace en realmente muy pocos lugares del mundo. En otros es directamente ilegal y la propuesta de un asado generaría tanta extrañeza como la que sentiríamos nosotros si nos ofrecieran carne de gato o perro.

La pregunta que da origen a la historia es: ¿Cómo afectaría al argentino promedio la total extinción de la raza bovina?

Un pueblo desierto en un futuro no muy lejano es visitado por un sujeto que claramente no pertenece al lugar. Su celular, por medio de hologramas, le indica el lugar exacto donde esta parado y contrasta bastante con el matadero abandonado que se aventuró a visitar. La noticia se hace explicita al principio de la historia: las vacas están extintas.

La sociedad argentina no asimiló de ninguna manera el hecho de que los asados y el dulce de leche no existen más y han sido reemplazados por sus equivalentes artificiales. Nuestro forastero va en búsqueda de la última oportunidad de revertir esa situación y volver a los años felices, si es que un misterioso anciano se lo permite.

El cortometraje de José Mariano Pulfer intenta imaginar una sociedad que se deconstruye a partir de la escasez. Lejos de hacer alguna apología vegetarianista, simplemente efectúa un juego en el cual la sociedad argentina se ve empujada a pensarse sin esas tradiciones que siempre llevó con un orgullo que jamás intentó criticar matrices productivas para nada funcionales al ecosistema, e incluso a su propio cuerpo. El enfrentamiento entre el sujeto promedio -hiperinformatizado y tecnócrata- y el originario de la periferia que cuestiona el intento de adaptación a la falta de carne son el eje transversal de la historia.

Nicolás (Pablo Piana), el recién llegado, busca la pieza que logre volver el tiempo atrás. Roberto (un sutil y excelente Oscar Alegre) ignora esa tarea pero aún así, desde una desconfianza que por momentos alterna con ingenuidad, la impide. Su tesis es incuestionable: la verdadera calamidad no fue el virus que extinguió a las vacas, fue la codicia.

Producida por Barbacoa y el Centro de Investigación Cinematográfica en 2011, pero estrenada en 2014, Vacas recorrió festivales como el BARS, destacándose por sus efectos especiales y la banda sonora, que sutil e impredecible acompaña esta historia que recorre el filo del cine de género y la crítica social. Sin embargo es allí donde despunta el corto de este joven director argentino: sin los excesos de un Richard Linklater en Fast Food nation ni la autoparodia de Naturaleza Muerta, Vacas camina en una ambiguedad que le calza a la perfección.

Ivan Soler – @vansoler

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