Nacionales

26 enero, 2016

Los dueños de las playas

Los terrenos en los que se asientan las playas de Mar del Plata que disfrutan millones de personas por temporada no son solo del Estado; buena parte son lotes privados. Escaso control municipal, abusos de los concesionarios, funcionarios administradores y terrenos que deberían ser públicos en manos de empresarios. ¿A quién pertenecen las playas?

Mar del Plata es cíclica. Este año, como todos los años, volvió la disputa por el espacio público de arena en las playas. La particularidad es que en el marco de las diversas sombrilleadas de protesta organizadas por la ONG «En defensa de las playas públicas», la asamblea «Verde Mundo» y vecinos del sur de la ciudad, un juez dio lugar a un recurso de amparo presentado por «La casa del Trabajador». El resultado fue una medida cautelar que obligaba a concesionarios de 76 balnearios y a la municipalidad de General Pueyrredón a garantizar el acceso irrestricto al sector público de las playas.

En todas las playas existen administradores que alquilan o concesionan el espacio para su explotación como balneario privado. La diferencia es que algunos de los terrenos son Unidades Turísticas Fiscales (pertenecen al Estado) y otros son privados (pertenecen a Playas del Faro Sociedad Anónima Inmobiliaria -SAI-).

Lo que causó mucha sorpresa es que no fue el sector privado quien apeló la medida cautelar que defendía a vecinos y turistas, sino la Municipalidad. “Cuestionamos que la vía procesal fue improcedente”, señalaron desde el gobierno municipal del intendente de Cambiemos, Carlos Arroyo.

Julio Hikkilo, el abogado que interpuso el amparo a favor de los vecinos, había afirmado que “el poder Ejecutivo local al apelar el amparo no defiende los derechos de los ciudadanos afectados por esta situación de abuso e ilegalidad de parte de los concesionarios”.

Todo esto ocurrió en la misma semana en que al frente del Ente Municipal de Turismo (Emtur) fue designado el referente de PRO local, Emiliano Giri, quien hasta hace poco estuvo a cargo de la explotación de una de las playas cuestionadas, el balneario Mariano, que es concesionado por una Sociedad integrada en su mayoría por familiares del funcionario.

Los dueños del Sur

En un informe publicado el año pasado en la revista digital Ajo, se detalla la historia de este sector de playas. Allí se expone que Mar del Plata tiene la particularidad de ser el único caso en el país en que una ciudad mantiene parte del litoral marítimo en manos privadas.

Las playas del Sur pertenecen a la empresa Playas del Faro SAI, quien administra 120 hectáreas ubicadas a lo largo de seis mil metros de costa, a ambos lados del Faro Punta Mogotes, desde Punta Cantera hasta Los Acantilados. Está formada por cuatro sociedades: Cabo de las Corrientes SA, Faro al Sur SA, Medano Alto SA y Playas del Faro SA. En total son 120 accionistas, todos descendientes de Jacinto Peralta Ramos, cuyo padre -Patricio Peralta Ramos- en 1874 fundó Mar del Plata sobre tierras de su propiedad.

Fue a fines de la década de 1930, cuando una parte de estos terrenos fueron expropiados a los herederos de Peralta Ramos con el objetivo de construir la ruta provincial Nº 11 (que lleva de Mar del Plata a Miramar). En 1958, valiéndose de un supuesto error en la mensura, los descendientes del fundador de la ciudad iniciaron una demanda contra el Estado provincial pidiendo la restitución de una parte de ellos. El pleito judicial terminó durante los años de la dictadura militar del general Alejandro Agustín Lanusse, cuando la Corte Suprema de Justicia dio la razón a la familia terrateniente. Dos años más tarde, los beneficiarios de la sentencia de la Corte de la dictadura constituyeron la firma Playas del Faro SAI. Desde esa Sociedad, hoy alquilan los lotes de arena en donde funcionan cerca de 30 balnearios del Sur de Mar del Plata.

Verde Mundo

La asamblea Verde Mundo articula a los vecinos que resisten el avance del sector privado sobre el patrimonio público del Sur, particularmente de la Reserva ambiental, cultural y educativa San Jacinto. La organización surgió en 2011, cuando al enterarse de que los Peralta Ramos habían vendido parte de la Reserva a la empresa Azul Pro Emprendimientos S.A, algunas organizaciones se propusieron activar al barrio para formar una asamblea vecinal. Lo que comenzó a circular fue que se había empezado a cercar la Reserva y a tirar escombros sobre el playón para ir asentando el terreno sobre el médano, con el fin de comenzar las obras de un proyecto inmobiliario.

Las primeras acciones que realizaron fueron cortes parciales en la ruta 11, denuncias al Ente de Obras y Servicios Urbanos (Enosur) y difusión en los medios de comunicación. Con esto lograron que el Municipio emitiera un comunicado en el que aclaraba que Azul Pro no tenía autorización de la Comuna para realizar ningún emprendimiento inmobiliario en la playa. Las obras se frenaron, pero el conflicto por el espacio público y el proyecto de la empresa siguió latente.

Para la asamblea Verde Mundo, la apropiación social del espacio público es la herramienta para recuperar el terreno perdido. “De los conflictos socioambientales que existen en el país, en donde se ha podido frenar o mejorar la situación fue donde hubo organización social”. Las referencias que mencionan son las resistencias organizadas en Esquel, en la provincia de Chubut; Famatina, en La Rioja, y Malvinas Argentinas, en Córdoba.

Expropiar a los Peralta Ramos

En 1974 el Frente Justicialista de Liberación presentó ante la legislatura provincial un proyecto de expropiación de las tierras del Sur de los Peralta Ramos que nunca llegó a concretarse. Casi 30 años después, en el 2012, el Congreso nacional recibió dos proyectos de ley que volvían a la carga con el pedido de expropiación.

Uno de ellos fue impulsado por la diputada nacional Adela Segarra, del Frente para la Victoria, y el otro -acotado al sector de la Reserva San Jacinto- por el diputado nacional Gastón Harispe, de Nuevo Encuentro. Ambas propuestas se apoyaron entre sí, pero no lograron que el Congreso las analice, por lo que perdieron estado parlamentario.

Federico Polleri, desde Mar del Plata – @federicopolleri

Foto: Romina Elvira

El autor y la fotógrafa son integrantes del colectivo editorial de Revista Ajo

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