12 enero, 2016
Víctor Hugo Morales y un alerta para el periodismo
Por Julia de Titto. Empezó la «guerra contra el periodismo». El despido de Víctor Hugo Morales de Radio Continental y los medios de comunicación en la “era Macri” atentan contra el derecho a la información y pronostican épocas turbulentas para los y las trabajadoras de prensa.

Por Julia de Titto. A nadie le caben dudas de que a Víctor Hugo Morales lo despidieron luego de tres décadas de trabajar en Radio Continental por su filiación ideológica. Así incluso lo entiende él mismo: “Me están echando porque mi discurso no está alineado a los intereses de la emisora”, dijo en su despedida de apenas unos minutos al aire. A lo que agregó: “Si no te disciplinás en las empresas no se puede trabajar”.
Así están las cosas. Primero, las modificaciones por decreto a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Luego, la baja de la programación de Nacional Rock, los cambios en la TV Pública, el portal Infojus Noticias y el resto de los medios estatales. Ahora, la dupla empresas mediáticas – gobierno nacional, mediada por afinidades políticas y sobre todo por el manejo de la pauta oficial, va por la recuperación del discurso monolítico en los medios de comunicación privados.
Cual época colonial cuando se torturaba a los esclavos públicamente para que sean ejemplo para el resto, el despido de Víctor Hugo Morales busca amedrentar al periodismo. En primer lugar, a aquellos trabajadores de prensa que dentro de las empresas mediáticas se las ingenian para defender el derecho a la información, publicando artículos críticos con la situación política nacional e internacional. Y, sobre todo, el ensañamiento es con aquellos que abiertamente apoyaron a los gobiernos kirchneristas o algunas de sus medidas.
El relato que pretende construir el macrismo no permite disidencias. A diferencia de aquel momento en el que un puñado de periodistas opositores al anterior gobierno tenían cámaras, pisos de TV, editoriales de diarios y un sinfín de espacios para decir “queremos preguntar”, en la actualidad a Morales -como a tantos otros periodistas- le quedan pocos medios donde exigir, de mínima, “queremos trabajar”.
El mismo Morales afirma que “la famosa libertad de expresión es para las empresas y nunca para los periodistas”. Se trata, entonces, de poner en el centro de la discusión la necesidad de los pueblos de ejercer su derecho a la información. Víctor Hugo, como sus colegas también despedidos de Continental, los medios públicos y otros, incomoda. A la empresas, que necesitan la pauta oficial para hacer sus negocios más rentables, y al gobierno, que para construir hegemonía insiste en imponer y silenciar.
Además, ¿no es ese acaso el rol del periodismo? ¿Incomodar a los poderes? ¿Aportarle información al pueblo para interpretar y actuar sobre la realidad? De acuerdo a Noam Chomsky, los objetivos de periodistas y medios de comunicación deberían ser “intentar buscar la verdad en asuntos de importancia, romper el torrente de propaganda y engaño que está enraizado en los sistemas de poder y ofrecer los medios para que la gente pueda avanzar en las luchas por la libertad, la justicia y hasta la sobrevivencia frente a las amenazas ominosas”.
Pero el panorama actual, más que facilitar esa concepción de la profesión, confunde periodismo con propaganda, ganancia con democracia.
“Se vienen cuatro años de un verdadero cepo moral y ético”, analizaba el lunes Víctor Hugo Morales. “El totalitarismo mediático llegó a extremos jamás vistos en la Argentina democrática”, expresó por su parte el politólogo Atilio Borón al enterarse de la noticia.
Aun buscando escapar al amarillismo y la “placa roja”, la gravedad de la situación para el periodismo como concepto, idea fuerza, conjunto de prácticas e ideas y en particular para las personas que trabajan en él, que lo eligen como forma de vida y ejercen la profesión para incidir en la realidad en beneficio de las mayorías, no debe ser despreciada.
Cuando Marcos Peña anunció las modificaciones por decreto a la «Ley de Medios», anunció que se trataba de “ponerle fin a la guerra contra el periodismo”. Más bien, parece haberla comenzado.
@julitadt
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