15 diciembre, 2015
Si toca Morrisey, todos los días son domingo
Este fin de semana tocó Morrisey en Buenos Aires. El ídolo británico ofreció dos shows en los que, entre una mixtura de temas nuevos y clásicos históricos de su carrera solista y de la inolvidable etapa de The Smiths, también hubo lugar para las declaraciones políticas.

El 9 y 10 de diciembre fueron días históricos para la Argentina porque asistimos a cambios políticos importantes y poco alentadores. Pero también lo fueron porque Stephen Patrick Morrissey, o simplemente Morrissey, visitó por cuarta vez Buenos Aires.
Así pasó por la ciudad el inconfundible icono de la mítica banda de los ochenta The Smiths, el artista que influenció con su música a cientos y cientos de músicos en todo el mundo y que supo sostenerse coherente con su estilo durante 25 años de carrera como solista.
En el marco de una gira sudamericana que, aparte de Argentina, abarcó países como Ecuador, Perú, Chile, Uruguay, Brasil y Paraguay, Morrisey compartió canciones de su más reciente álbum World Peace Is None of Your Business (2014), así como un seleccionado de clásicos inoxidables, tanto de su etapa solista como de su histórica banda.
El 9 de diciembre se presentó en el teatro Opera Allianz para un exclusivo y seguidor público que disfrutó casi de manera íntima de su show. La banda, comandada por el histórico guitarrista de Moz, Boz Boorer (coautor y director musical), sonó afinadísima y muy profesional. Y la voz del ídolo pareciera no tener fecha de vencimiento.
Algunos datos de color de ese día fueron por un lado dos pequeños fans, una niña y un niño, que subieron al escenario y pudieron abrazarse a él, interminablemente. Y por otro Morrissey, de un notable buen humor, cantando el estribillo de la canción Morrissey autoría del músico argentino, Leo García.
El 10 de diciembre fue el turno del Luna Park, donde el ex Smith volvió a deleitar a un público igual de fiel pero mucho más numeroso. La lista de temas no varió mucho respecto del día anterior. Arrancó con un set demoledor: “Suedehead”, “Alma mather” y el clásico de Smiths, “This Charming Man”. Siguió con clásicos más recientes como “First of the Gang to Die” y “You Have Killed Me”. A estas alturas el público ya estaba rendido a sus pies.
No faltaron temas de su último disco, con letras politizadas y críticas de la realidad mundial contemporánea. Las canciones eran acompañadas por imágenes crudas, que daban cuenta de la violencia policial, el racismo, la guerra, la discriminación, el poder de los países ricos y la matanza indiscriminada de animales (como se sabe, Moz es un histórico militante de la causa vegetariana).
Promediando el show se animó a decir: “Escuché que no les gusta su nuevo presidente. Y está bien, no les puede gustar porque todos ellos están cortados por la misma tijera, por eso son lo que son. Estos sistemas no pueden seguir. Basta de presidentes y de primeros ministros».
En su hora y media de show con 22 temas, los clásicos infaltables estuvieron y emocionaron, «How Soon Is Now», el himno anti matanza de animales “Meat is Morder” y el manifiesto anti corona británica “The Queen is Dead”, todos clásicos de The Smiths.
Morrissey demostró una vez más que es un tremendo artista, con una voz y sensibilidad inigualables. Y que se puede ser glamoroso y sensual, sin por ello dejar de lado un compromiso con la realidad y la búsqueda de generar conciencia en el público. En definitiva, se puede hacer pop no solo para divertirse…
Termino su show diciendo “los amo” y sonó creíble.
Daniel Romero
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