Batalla de Ideas

28 octubre, 2015

La disputa por el sentido común

Por Juan Manuel Erazo. El batacazo del PRO en las elecciones del domingo dejó boquiabierto no solo a los militantes del kirchnerismo, sino de todo el campo popular. ¿Cómo se explican los pasos cada vez más sólidos que está dando la derecha en Argentina? ¿Se “derechizó” la sociedad?

Por Juan Manuel Erazo. El batacazo del PRO en las elecciones del domingo dejó boquiabierto no solo a los militantes del kirchnerismo, sino de todo el campo popular. ¿Cómo se explican los pasos cada vez más sólidos que está dando la derecha en Argentina? ¿Se “derechizó” la sociedad?

El kirchnerismo sufre hoy un fuerte desgaste, y sobre estos elementos es donde se sustenta el avance de la derecha en Argentina, impulsada sin duda por los vientos de la región. El kirchnerimo jugó con el giro conservador del sistema político y fue parte de él. La ola naranja se puso de moda, y así vimos, por ejemplo, carteles del ex candidato a intendente por Nuevo Encuentro en Morón desfilando con la policía local prometiendo más seguridad, siendo funcional a un sentido común reaccionario.

Ahora bien, el campo popular tampoco ha podido generar un espacio político atractivo, con vocación de unidad y masividad. Su fraccionalismo lejos está de ser un espacio con vocación de poder. Este déficit, sus mezquindades y soberbias, también explican el avance de la derecha.

Tres lecturas erradas

Gran parte del kirchnerismo progresista, ese que ya vencido en el giro conservador de su espacio se disponía a meter a Daniel Scioli en la urna (alguno con convicción, otro con revoltijos), encontró en varios sectores de la izquierda un chivo expiatorio.

Por las redes sociales circularon miles de opiniones que disparaban contra las organizaciones de izquierda con las clásicas acusaciones de restarle votos al oficialismo y hacerle el juego a la derecha. En una jornada electoral donde casi el 90% de los votos se disputó entre referentes de la derecha, culpar a la izquierda de ponerle techo a Scioli es tan irresponsable como hablar del “ascenso de la izquierda” más allá de los buenos resultados -en su medida- obtenidos por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores.

Otra lectura errada es creer que la buena elección del PRO es culpa de la clase media. En primer lugar las intenciones de voto no se explican solo por motivos de clase. Incluso en estos últimos años amplios sectores de la clase media han visto con buenos ojos las medidas más progresistas del kirchnerismo, centralmente aquellas vinculadas a la defensa de la soberanía o ampliación de derechos.

El dedo acusador que hoy cae sobre la clase media (en algunos casos con justicia) intenta ocultar que gran parte de los sectores populares que el kirchnerismo dice representar, votaron a otros espacios políticos, algo que explica los batacazos en los municipios del Gran Buenos Aires. Los motivos pueden ser varios, quizá uno sea que estos sectores no han visto grandes mejoras en sus condiciones materiales de vida durante los últimos años, y en muchos casos, se hayan visto no solo estancados sino más empobrecidos.

Por último, otra lectura errada es creer que el triunfo electoral, en pleno siglo XXI, es solo cuestión de aparatos. En la era de la batalla mediática y de ideas, de la manipulación informática, es inútil creer que las elecciones se ganan midiendo quien puede tapar más boletas del contrincante.

Para asegurar el aparato, el kirchnerismo puro revalidó su alianza con el viejo aparato pejotista para no entrar en contiendas abiertas. El PRO a principio de año dudaba si tendría personería en la provincia de Buenos Aires. Creer que las elecciones son solo cuestión de aparato es subestimar el poder mediático y, en mayor medida, al electorado.

La disputa del sentido común

El ascenso de las derechas se puede dar por diferentes motivos. Tiempos atrás era a partir del uso de la fuerza dentro y/o fuera del Estado, también el fraude electoral fue una manera de imponer a los sectores más oscuros del establishment. Hoy podemos hablar del avance de una nueva derecha, aggiornada, en su versión 2.0, que ha logrado imponer con globos y coloretes, muchas de sus ideas y valores en el campo del sentido común. Esto no explica solo la existencia del PRO, que es su experiencia más acabada, sino también porque la contienda electoral se disputó centralmente entre tres candidatos de derecha, con sus diferencias de origen e identidad.

Para Antonio Gramsci, (filósofo marxista italiano, que vivió y fue víctima del ascenso del fascismo en el periodo de entreguerras) uno de los sustentos del ascenso de la derecha es la intromisión de la antipolítica entendida esta como la falta de legitimidad en los partidos tradicionales que ya no logran ser representantes de los intereses de las clases populares. La antipolítica en Argentina se expresa como vestigios de la crisis del 2001, pero ya no en su expresión más enfurecida del “que se vayan todos” sino en su versión más pasiva y resignada, la de “voy a votar a cualquiera, todos los políticos son iguales”.

La gran pregunta que se hace la militancia popular hoy en día es: el sistema político giro hacia la derecha ¿la sociedad también? Nada es tan lineal y tan simple, sin dudas la relación entre la sociedad y la política es mucho más compleja. El sentido común derechoso y el sentido común solidario están todavía en disputa, incluso pueden subsistir en la misma persona.

Los capítulos aun no cerrados de la rebelión del 2001 y muchas de las medidas que el kirchnerismo ha llevado adelante, han generado en la población núcleos de buen sentido, entendidos por Gramsci como elementos críticos del sentido común hegemónico, ese que repite una y otra vez las ideas de los que manejan los intereses del país: el individualismo, la competencia, la segregación, el racismo, el machismo.

Hoy esos núcleos de buen sentido están sufriendo un duro revés. Las ideas más reaccionarias se fortalecen y avanzan. Esto no firma el acta de defunción de los pisos de conciencia y politización generados en este último tiempo, estos subsisten en las juventudes y en la militancia del campo popular. La disputa hoy se abre mucho más, y los tiempos son más adversos. Las ideas y los cuerpos son los que resisten.

@JuanchiVasco

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