Batalla de Ideas

8 octubre, 2015

La impunidad causó un nuevo escrache

Por Juan Manuel Erazo. El martes pasado, militantes del Frente Popular Darío Santillán (FPDS) increparon al candidato a gobernador bonaerense por UNA, Felipe Solá, mientras participaba de un panel sobre narcotráfico junto al diputado Martín Lousteau y el legislador porteño Gustavo Vera en la Facultad de Economía de la UBA.

Por Juan Manuel Erazo. El martes pasado, militantes del Frente Popular Darío Santillán (FPDS) increparon al candidato a gobernador bonaerense por UNA, Felipe Solá, mientras participaba de un panel sobre narcotráfico junto al diputado Martín Lousteau y el legislador porteño Gustavo Vera en la Facultad de Economía de la UBA.

El motivo del escrache: su responsabilidad política e intelectual en el asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki durante la represión del 26 de junio de 2002 en Avellaneda.

Un nuevo escrache

La charla se daba con la suma tranquilidad de una casa de estudios. Pero de pronto el panel sobre narcotráfico se vio interrumpido por el escrache, método de lucha instaurado por organizaciones populares y organismos de DDHH durante la década del 90, en pleno auge neoliberal, para denunciar a los militares y civiles implicados en delitos de lesa humanidad durante la última dictadura.

Esta vez el señalado fue Felipe Solá. Cuando los militantes del FPDS (entre ellos Leonardo Santillán, hermano de Darío) lo increparon en la sala sin incurrir a ningún tipo de agresión física, las cámaras captaron como un grupo de personas comenzaron a desalojarlos violentamente, arrojándoles mesas y sillas mientras bajaban las escaleras.

Los medios hegemónicos accionaron enseguida. “Violento escrache a Felipe Solá en una facultad de la UBA”, tituló Clarín (el mismo de “La crisis causó dos nuevas muertes”). “El candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, sufrió un violento ataque por parte de una decena de desconocidos que intentaron interrumpir con gritos y empujones a una charla”, argumentó La Nacion.

En un primer momento miembros de la oposición trataron de confundir el escrache con un amedrentamiento del kirchnerismo, pero el FPDS lo desmintió rápidamente: “Dicen que el escrache a Solá lo hicieron kirchneristas o barras. Errado, somos quienes seguimos reclamando justicia”, remarcaron por las redes sociales.

Facundo Moyano, María Eugenia Vidal, Patricia Bullrich, Ricardo Alfonsín y Cristian Ritondo repudiaron efusivamente la acción. El candidato al Parlasur por UNA, Jorge Vanossi (también señalado como uno de los autores intelectuales de la Masacre de Avellaneda), aclaró que «el tema ya fue investigado y los autores de la muerte fueron condenados». Y continuó, «es algo inusitado, que tiene la finalidad de evitar que se traten otros temas. Esto ha sido organizado, sin dudas». Seguramente tan organizado como lo es una represión.

Por su parte Daniel Scioli, manifestó su «solidaridad con Felipe Solá por la agresión de intolerantes». Aníbal Fernández, también candidato a gobernador bonaerense y al igual que Vanossi y Solá señalado como responsable político e intelectual de la represión en Avellaneda, manifestó cansancio y se preguntó: “¿Cómo admitir actos de violencia de estas características? Mi solidaridad; la verdad que estas cosas cansan”.

Solá declaró a principios de septiembre que el actual ministro debía renunciar por su supuesta vinculación con la ruta de la efedrina. Ante la Masacre de Avellaneda, jamás hubo acusaciones cruzadas entre los candidatos.

Las organizaciones vinculadas al kirchnerismo no manifestaron ningún tipo de declaración. Ni en contra, ni a favor.

“Aprendí con el dolor”

“Fue una conspiración manejada desde afuera, con alguna gente de adentro de la policía. Te diría que yo aprendí con el dolor, con el porrazo”. A pesar de sus declaraciones, Felipe Solá, gobernador de Buenos Aires durante la represión del Puente Puyrredón, recibió a Fanchiotti (condenado por la muerte de Kosteki y Santillán) el mismo día de la represión, lo felicitó y le prometió tramitar su pase a otra dependencia para que no quedara expuesto después de los crímenes, según declaraciones del ex cabo Acosta, también condenado por el crimen.

Antes de la represión, el 18 de junio de 2002, Solá y Duhalde mantuvieron un encuentro en el que, según afirmaron voceros presidenciales, decidieron la realización de una futura reunión con representantes de las policías Federal y Bonaerense. Finalmente la propuesta del accionar conjunto adquirió forma al integrar a la Policía Bonaerense en el esquema de coordinación de las fuerzas federales de seguridad.

Pese a la promesa que Néstor Kirchner le hizo a Alberto Santillán de «investigar hasta las últimas consecuencias», los responsables políticos y autores intelectuales -Eduardo Duhalde, Juan José Álvarez, Felipe Solá, Alfredo Atanasof, Carlos Soria, Oscar Rodríguez, Luis Genoud y Jorge Vanossi, entre otros- no están siendo investigados y actualmente son candidatos para las elecciones de fin de mes y/o cumplen funciones públicas.

Pese a que la causa fue reabierta hace un año, luego de que los familiares de las víctimas se encargaran de presentar nuevas pruebas. El juez federal Ariel Lijo reconoció que nunca se puso al frente de la investigación e instó a la fiscalía para que avance.

«La responsabilidad de los policías quedó en manos de la provincia de Buenos Aires y ya hay condena en esa causa. La política recayó en mi juzgado y yo se la delegué al ministerio público fiscal», declaró el magistrado en una reciente entrevista después del escrache. «Accedí al pedido de la querella porque había nuevas líneas de investigación que deberían ser evacuadas y se la volví a delegar al ministerio público fiscal. Ahora la causa la tiene la fiscal Paloma Ochoa», añadió.

¿Qué fue lo que Felipe Solá aprendió con el dolor? A juzgar por sus propuestas de campaña, aprendió que la demagogia punitiva y las fuerzas armadas en las fronteras y las villas son la única solución al problema de la inseguridad. Poco fue lo que aprendió.

Por su parte, los familiares y compañeros de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki aprendieron que si no hay justicia, hay escrache. Aunque sea hasta que la justicia, parecida a las serpientes, deje de morder sólo a los descalzos.

@JuanchiVasco

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