16 septiembre, 2015
«Polo textil para trabajar, hogar para habitar»
Este miércoles a las 13 horas trabajadores y trabajadoras de pequeños talleres familiares de indumentaria, se movilizarán al Ministerio de Trabajo de la Nación para exigir la conformación de polos textiles que les permitan retirar el trabajo de sus hogares y mejorar las condiciones laborales.

Este miércoles a las 13 horas trabajadores y trabajadoras de pequeños talleres familiares de indumentaria, se movilizarán al Ministerio de Trabajo de la Nación para exigir la conformación de polos textiles que les permitan retirar el trabajo de sus hogares y mejorar las condiciones laborales.
La iniciativa es impulsada por el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) que forma parte de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).
Para comprender mejor la propuesta y que sectores sociales forman parte del reclamo, Notas entrevistó a Juan Manuel Carpenc, referente del MTE.
– Este miércoles se movilizarán al Ministerio de Trabajo trabajadores y trabajadoras de talleres de indumentaria ¿De qué hablamos cuando hablamos de este sector? ¿Dónde viven? ¿Cómo trabajan?
– La CTEP está tratando de organizar a los sectores de costureros, sobre todo en Capital Federal pero también en Lomas de Zamora, con compañeros que tienen talleres domiciliarios de características familiares (trabaja el esposo, la mujer y en algunos casos alguno de los chicos, algún pariente). Como mucho son tres personas en total por lo que hemos lanzado la campaña “Polo textil para trabajar, el hogar para habitar”, con la idea de evitar por un lado los accidentes fatales y por otro dignificar el hogar que de esta manera se ve desbordado por el trabajo diario que supera las 12 horas según la encuesta que hemos hecho.
Estos compañeros están en un estado de vulnerabilidad muy grande y la opinión pública se entera cada vez que hay un accidente. Pero hemos tenido la fortuna que, a través de un acuerdo con un sector de la comunidad boliviana, organizado en la Comisión Operativa de Trabajo Alternativo en la Indumentaria (COTAI), entramos como CTEP a más de 40 talleres de los cuales tenemos documentos fotográficos y unas encuestas que nos ayudan a empezar este camino que sabemos que es muy largo porque la problemática es a escala mundial.
– Cuando se habla de industria textil se suele pensar en el llamado «trabajo esclavo», pero acá estamos hablando de la autoexplotación de círculos familiares, una práctica muy antigua, pero que en la búsqueda de una ciudadanía plena están buscando también cumplimentar derechos, separar el lugar donde viven del que trabajan y dignificar ambos lugares. Está bueno diferenciar esas dos facetas.
– Efectivamente. A alguien muy poderoso se ve que le conviene decir que la industria textil está en manos de ese monstruo de dos cabezas que no se puede separar y que no se puede hacer que el Estado tenga política sobre todo para los más débiles, de abajo para arriba que es como suele convenir actuar en estos casos.
Nuestra propuesta alcanza también los servicios básicos que puede brindar un sindicato, como el monotributo social para que tengan obra social, estamos dando algunos cursos de educación sexual, también vacunación antigripal, antitetánica. Estamos abordando integralmente ese sector, que de alguna manera es desconocido para la opinión pública, pero al ser el más vulnerable es el que más atención requiere.
En ese sentido estamos trabajando para realizar una asamblea en las puertas del Ministerio de Trabajo en reclamo por esta propuesta del polo textil que es la única manera que encontramos de superar esta situación. Si depende de la inversión de la familia no se va a dar nunca.
– Considerando lo que decías respecto a un trabajo de más de 12 horas, donde actúa todo el núcleo familiar para lograr prendas relativamente baratas a costa de ese nivel de explotación, la propuesta del polo textil implica también empezar a dignificar el trabajo en términos de horarios y cuánto se recibe por cada prenda trabajada.
– Sí, pero identificando que eso debería ser la segunda etapa de esta organización. Hoy en día el polo textil tiene la relevancia de que esos compañeros van a estar a la vista de la sociedad.
El muro que genera la exclusión es infinito. Recién ahora después de diez años de militancia en este sector tenemos la oportunidad de entrar y para eso tuvimos que hacer muchas asambleas, por el estado de paranoia en el que viven. Entonces creo que eso es el primer paso, conseguir la visibilización, a partir de eso la organización, construir delegados, representantes, abordar la cuestión de la salud, de manera integral, el mejoramiento de la vivienda, etc.
Obviamente que cuando se organice como una unidad productiva fuerte va a tener mejoras en los niveles de producción. Pero es en un segundo momento eso.
– ¿Qué le están exigiendo en concreto al Ministerio de Trabajo y que buscan lograr en el mediano plazo?
– Al Ministerio de Trabajo le estamos exigiendo una política integral para el sector. Nosotros presentamos en mayo una emergencia para la industria que obviamente no se va a votar porque en este ramo el capital juega un papel muy importante y aprobar esa ley sería básicamente otorgarle los derechos plenos a 200 mil trabajadores y por algo no lo quieren.
Sin embargo eso sirvió para acordar algunos ejes políticos con compañeros del sector, principalmente bolivianos, para pelear por un lado por el polo textil, los derechos postergados, las licencias, las asignaciones, la obra social, los aportes jubilatorios. Y por otro lado, tenemos que apuntar también a las ferias populares, donde se puedan vender también las prendas que los compañeros hacen con algún dinero que puedan llegar a juntar y que es donde obtienen una ganancia independiente de los grandes fabricantes.
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