Fútbol

11 septiembre, 2015

La generación de hierro

El grupo de futbolistas que perdió dos finales en un año se mantiene inquebrantable en busca de seguir intentando. Mientras esperan que algún día llegue el ansiado título, van dejando migas de valores que vale la pena juntar en un contexto de divisiones constantes en el fútbol argentino.

El grupo de futbolistas que perdió dos finales en un año se mantiene inquebrantable en busca de seguir intentando. Mientras esperan que algún día llegue el ansiado título, van dejando migas de valores que vale la pena juntar en un contexto de divisiones constantes en el fútbol argentino.

“Jugaron como conviven y se lo demostraron a la gente”, manifestó el entrenador del seleccionado argentino Gerardo Martino en conferencia de prensa luego de eliminar a Colombia por los cuartos de final de la Copa América Chile 2015. Menos de dos meses después, la sensación de vacío que rodea todo lo que tiene que ver con la selección por la segunda final perdida en dos años, le resta importancia a lo logrado por un grupo de jugadores que volvió a poner a la Argentina en el podio de las mejores del mundo.

La primera fecha de amistosos después del golpe en Chile trajo muchas controversias, polémicas, escándalo, corrupción, amistosos suspendidos y búsqueda de rivales. Todo fuera de la cancha, porque el mejor momento de la selección argentina en 20 años convive con dirigentes FIFA y empresarios argentinos presos por sobornos y con una AFA dividida donde toda decisión ahora es debatible.

En ese contexto una generación de futbolistas liderada por Lionel Messi y Javier Mascherano vive dando el ejemplo, no faltan a las convocatorias y declaran de manera moderada pero siempre comprometidos con la causa, desde los capitanes hasta los segundas líneas.

El orden logrado por Alejandro Sabella puertas adentro hizo mella en los futbolistas del seleccionado. «Intentaremos recorrer este camino con generosidad como la de quien fuera el creador de nuestra bandera, Manuel Belgrano, que dio todo por la patria. Ese es el ejemplo a seguir; poner el bien común por encima del individuo», marcó el terreno el ex entrenador de Estudiantes en su primera conferencia como técnico del seleccionado. El mundial le dio la razón, el cambio de esquema puso a Argentina en la final del mundo pero aisló a los delanteros, que con la medalla de subcampeón en el cuello no buscaron culpas a micrófono abierto.

Luego del 0-4 con Alemania en Sudáfrica 2010 Ángel Di María, apenas pisó suelo argentino, expuso: “No me sentí cómodo, me costó adaptarme a una posición donde no juego”. Situación que se repitió un año después en la Copa América jugada en casa, cuando Carlos Tévez luego del empate con Colombia y a horas de que el equipo se juegue la clasificación contra Costa Rica dijo: «Estoy perdido, si jugara en mi puesto aceptaría las críticas. Pero estoy jugando de 11, donde me piden. Y ahí me siento incómodo, yo quiero jugar de 9”.

De esa postura de Carlitos al:Hoy es la victoria de mis compañeros porque la verdad tuvieron un partido fantástico y estoy orgulloso de pertenecer a este equipo”, luego de eliminar a Colombia, hay un cambio radical en un jugador que pasó de decir que la selección “te quita prestigio” a asumir su rol complementario en un equipo que se ganó el respeto del mundo entero con él afuera de las convocatorias.

Después del penal convertido por Alexis Sánchez que le dio el título a Chile en la Copa América hubo muchos rumores sobre la renuncia de Lionel Messi a la selección, pero el rosarino jugó los amistosos contra Bolivia y México. “Messi es más fuerte que todos nosotros juntos”, analizó el arquero Sergio Romero y reconoció que “por ahí en el destino esté escrito que nosotros no ganemos nada. Nosotros hicimos resurgir a la selección. Quizá le toque a la próxima generación ganar algo”.

Por ahora este grupo de jugadores no dejó títulos pero sí valores y continuidad de un equilibrio fuera de la cancha de Sabella a Martino. Adentro será tarea del Tata darle rodaje a la interesante propuesta que asomó la nariz en la Copa América, para que se le vea la cara entera.

A un mes del inicio de las eliminatorias donde Argentina debutará el 5 de octubre contra Ecuador como local y luego visitará al Paraguay de Ramón Díaz el 13 del mismo mes, la gira amistosa por EEUU dejó muchas cosas por revisar. El entrenamiento con público contra Bolivia sólo sirvió para ratificar que Sergio Agüero, sacando el mundial de Brasil, siempre rindió con creces en la selección, que Ezequiel Lavezzi está más para atacar que para defender y que Matías Kranevitter es el mini-Mascherano que supimos conseguir.

Pero el análisis que vale es el del partido contra México donde hubo un nivel muy flojo del bloque defensivo completo, con puntos muy bajos como Facundo Roncaglia, Nicolás Otamendi (era su primer partido en el semestre), Javier Mascherano y Fernando Gago. Las acusaciones de fraude fiscal contra el subcapitán del seleccionado, por las que deberá declarar en un Juzgado de Barcelona, quizás lo tienen con la cabeza en otro lado, de hecho se lo vio ido ya cuando sonaba el himno antes del partido.

Las malas actuaciones de Gago y Roncaglia sólo vienen a confirmar que Lucas Biglia y Pablo Zabaleta hoy no tienen reemplazo en el seleccionado y su ausencia se siente demasiado. México lastimó mucho de contragolpe a los de Martino, que repitieron errores del pasado como el mal o nulo retroceso de volantes y delanteros. El problema nuevo fue el nivel de los defensores que perdieron mucho en los mano a mano con los delanteros mexicanos.

Argentina igual empató el partido por sus atacantes: Sergio Agüero, Lionel Messi y Ezequiel Lavezzi. El encuentro con México dentro de la cancha dejó la sensación de haber retrocedido un año y medio, donde los delanteros salvaban a los defensores como en la época de Alejandro Sabella previa al mundial.

Fuera de la cancha también retrocedimos algunos años pero para entender y valorar a este grupo de jugadores que emergió de un fútbol argentino donde reina la desorganización. El 2-2 con México fue una muestra en 90 minutos de lo que logró este equipo, que en el medio del caos generalizado, en pocos minutos reflotó, dio la cara e igualó el marcador.

Luego del 0-4 con Alemania en el mundial 2010, Argentina sólo perdió tres partidos oficiales: Venezuela y Uruguay por las Eliminatorias y Alemania en la final del mundo. Por desgracia no todos los cuentos de hadas tienen finales felices y quizás tenga razón Romero y la generación que gane títulos sea la que viene. Pero el día que se fundan las lágrimas con las sonrisas y luzca el oro en nuestro cuello, más brillará el hierro en nuestro corazón. Ahí recién entenderemos el legado de esta generación de futbolistas.

Lucas Jiménez – @lucasjimenes88

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