Nacionales

11 agosto, 2015

Café y Politica

Una costumbre tan común como sentarse a tomar un café en un bar puede mezclarse con lo institucional, los medios y circunstancias fortuitas que acontecen en el día a día. Un repaso de algunos bares y hechos significativos que se cruzaron con la historia de nuestro país.

Los cafés y bares son espacios de sociabilidad por excelencia. Configurados como lugares de encuentro son también espacios ideales para la actividad política: el debate, la resolución de conflictos y la generación de proyectos reinan en sus mesas. Los cafés entonces cumplen la función de distensión, entretenimiento, pasatiempo, discusión de ideas, refugio de la noche y también, porque no, conspiración de un motín.

En la pre-historia de Buenos Aires, en 1801, abrió en Alsina y Bolívar, a metros del cabildo, el «Café de Marco», lugar donde se gestó la asonada de Álzaga de 1809 dirigida a destituir al virrey Liniers. Se dice que allí, en la intimidad del café, Álzaga, Castelli, Monteagudo, French y todos los personajes de la Sociedad patriótica y partidarios de Moreno planearon la trama secreta contra Liniers. La movida fracaso, el virrey sabía que los conspiradores se reunían allí y por este motivo el bar fue cerrado por unos seis meses. Funcionó hasta 1871.

Pero si nos trasladamos a la actualidad podemos verificar que en los bares hay café y también sigue habiendo política.

Varela varelita1«Varela-Varelita» en Paraguay y Scalabrini Ortiz tiene fama de haber sido refugio del ex vicepresidente Carlos «Chacho» Álvarez. Era vecino de la zona y habitué de este pintoresco café notable. Hace 15 años las noticias corrían tan rápido por las mesas como hoy corren por las redes sociales. Después de renunciar a su puesto en el año 2000 los parroquianos de «Varela-Varelita» consignaron que ellos ya sabían de la decisión de Chacho Álvarez antes que los medios lo anunciaran.

Por la circunstancia de su renuncia dio una conferencia en el pizza-café que está en frente, “Oporto”, como el primer gesto que emprendió hacia la retirada definitiva de su mesa en el café histórico donde aún lo recuerdan con cariño. Algunos parroquianos lo justificaron aduciendo que la gente se le venía encima queriendo hablar sobre el tema.

“La primera noticia sobre los fusilamientos clandestinos de junio de 1956 me llegó en forma casual, a fines de ese año, en un café de La Plata donde se jugaba al ajedrez”, relata la pluma de Rodolfo Walsh en Operación Masacre. Esta es una novela que inaugura el género de no ficción en Argentina, es decir, una nueva forma de contar la realidad en primera persona donde el periodista se confunde en la trama de los hechos con el resto de los actores.

Cuando Walsh se entera de los fusilamientos clandestinos durante el gobierno de Aramburu estaba jugando al ajedrez en el café del Centro Gallego en la ciudad de La Plata ubicado en la calle 6 y 54. Quedó así inmortalizado ese espacio como momento iniciático de enorme significación en su labor periodística posterior, como lo expone el prólogo de Osvaldo Bayer: “Supo ver y desnudó a toda la sociedad argentina cuando dejó de jugar al ajedrez y se asomó a ver qué pasaba”.

BritanicoEl «Bar Británico» de Brasil y Defensa hace unos diez años no cerraba nunca y Manolo era el mozo encargado de atender a la fauna noctámbula del boliche. Ciro de Los Piojos, Skay Beilinson y el “Indio” Solari eran algunos de los personajes que pernoctaban en el bar.

“Manolo no lo cierra siquiera las noches eleccionarias y la noche que ganó Menem, además de esa desgracia, toda la clientela, incluido Manolo, aterrizó en la Comisaria 14 por atentar contra la ley electoral que prohíbe el consumo público de bebidas alcohólicas”, relató Enrique Symns en una crónica en homenaje al «Británico» cuando cerró en 2006, aunque tiempo después volvió a abrir.

Otro gran habitué que pasaba gran parte de su tiempo en sus mesas fue el intelectual Horacio González. En 2005 Elvio Vitale renunció al cargo de director de la Biblioteca Nacional y llamó al Británico, donde sabía que lo encontraría a González, pidió hablar con el y ahí le ofreció el cargo como director de la institución. Puesto que desempeño hasta hace algunos días en que renunció.

En las ultimas PASO porteñas y en ocasión de la interna entre Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta, aquella se mostró algo dolida por el apoyo que manifestó Mauricio Macri hacia su adversario y en una entrevista en Página/12 declaro que “hay que dejar pasar un poquito el momento duro y eso hay que dejarlo para un cafecito más adelante, mirándose a los ojos y arreglar la cosa”.

No sabemos dónde tomaron ese café reconciliador. Sí sabemos que lo tomaron porque hoy Michetti es compañera de fórmula de Macri para la presidencia. Este último, es además un gran asiduo de la cafetería del Palacio Duhau Park Hyatt en Recoleta.

En Billinghurst y Guardia Vieja se ubica el histórico café “El Banderín”. En ocasión de las elecciones para jefe de gobierno porteño, hace 20 días, el candidato Martin Lousteau, hizo abrir el bar especialmente para poder hablar con periodistas y mostrarse cercano a los vecinos. Eligió la atractiva escenografía plagada de banderines de futbol de este bar notable para, entre café y medialunas abrillantadas, intentar relajar un día cargado de tensión y nerviosismos.

Los destinos se cruzan y el café termina configurando escenarios complejos que adensan en historias, anécdotas y gestos. La política atraviesa a los bares porque, como forma de organización y de expresión de una sociedad es ubicua: está en todos lados. Y los bares, también.

Florencia Migliorisi – @flormigliorisi

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Notas