América del Norte

7 agosto, 2015

EEUU: el derecho al voto en «el país de la democracia»

El año que viene hay elecciones en Estados Unidos, que se jacta de ser el país más democrático del mundo. ¿Es así? Las restricciones en el acceso al voto, el caso de Texas y una sociedad cada vez más excluyente.

Una de las consecuencias de la guerra civil norteamericana fue la Decimoquinta Enmienda a la Constitución. El texto de esta enmienda establece que el gobierno de los Estados Unidos no puede negar o disminuir el derecho al voto debido a raza, color o condición anterior de servidumbre. De esta forma se buscaba garantizar el voto a los esclavos recién liberados como consecuencia del triunfo del Norte por sobre el Sur en la guerra de secesión.

Sin embargo, a lo largo de la historia, muchos Estados del Sur -que siguieron manteniendo un racismo muy arraigado en su cultura- encontraron formas para evitar que los descendientes de los esclavos afroamericanos pudieran votar. Las estrategias que se daban iban desde leyes estatales (muchas incluidas en lo que se llamaron “las leyes Crow”), hasta el uso de la violencia e inclusive en algunos casos han llegado a esconder las casillas de votación.

Como consecuencia de la ardua lucha que los movimientos por los derechos civiles llevaron adelante sobre todo en la década del ’50 y ’60, en 1965 el Congreso norteamericano aprobó la Ley de Derecho a Voto (Voting Rights Act), que prohíbe prácticas discriminatorias en este aspecto. Esta ley buscaba garantizar que los ciudadanos afroamericanos pudieran ejercer libremente su derecho al sufracio y, en el caso de que los gobiernos federales aprobaran leyes contrarias a esto, el Congreso tiene la posibilidad de interceder en los procesos electorales.

En 2006, durante el gobierno de George W. Bush, se ratificó una vez más la legitimidad de esta ley. Sin embargo, en 2009, el presidente del Tribunal Supremo, argumentó en el dictamen de un caso que “el sur ha cambiado” y que la ley “impone cargas actuales que deben estar justificadas por necesidades actuales”.

A varios años de estas declaraciones resulta interesante pensar el contexto que viven muchos ciudadanos en Estados Unidos. Lejos de haber desterrado la violencia racial, cientos de ciudadanos afroamericanos son víctimas día a día de la violencia que ejercen las fuerzas policiales contra ellos. Muchos de los derechos civiles que consiguieron los activistas de los ’60 se encuentran hoy en debate, inclusive el derecho al libre ejercicio del voto.

El periódico The New York Times publicó en su edición del 6 de agosto una editorial que reflexiona sobre la vigencia de la Ley de Derecho a Voto a 50 años de su aprobación. En esta nota, el colectivo editorial del periódico critica las distintas leyes que se encuentran vigentes que van en contra del espíritu de la XV enmienda, que debería garantizar la posibilidad de votar a todo aquel que quiera hacerlo.

Estableciendo un paralelismo con las peores épocas de violencia racial, en el periódico comparan las trabas que solían ponerle a los ciudadanos afroamericanos, como una prueba de alfabetización o pago de impuestos, con los estrictos requerimientos de documentos de identificación que se implementan en algunos Estados.

Un ejemplo de estas nuevas restricciones se puede ver en una disputa legal que se está llevando adelante en Texas. Un panel de apelaciones estableció hace algunos días que una ley del Estado de Texas que impone medidas estrictas de identificación a votantes viola la Ley de Derecho a Voto. Texas exige a los votantes una identificación oficial emitida por el Departamentos de Seguridad Pública Estatal, requerimiento innecesario en casi todo el resto del país.

La decisión del panel de apelaciones se basó en el hecho de que los ciudadanos con menores recursos, muchos de ellos pertenecientes a minorías, no tienen acceso a sus actas de nacimientos o a los documentos exigidos. De esta manera, se excluye a estos sectores de poder participar de los procesos electorales.

Pareciera ser que, de cara a las próximas elecciones presidenciales, y con minorías como la latina o asiática que no sólo crecen en representación demográfica sino que se organizan cada vez más para conquistar los derechos que les corresponden, el pueblo norteamericano se debe una discusión sobre el acceso a la democracia.

Marina Gamba

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