Cultura

30 julio, 2015

Entre Caníbales resiste

En un año en el que las elecciones son la gran vedette en nuestro país, Entre Caníbales, la novela de Juan José Campanella, se plantea, con un genuino relato, una síntesis de nuestra realidad política y social hoy.

En un año en el que las elecciones son la gran vedette en nuestro país, Entre Caníbales, la novela de Juan José Campanella, se plantea, con un genuino relato, una síntesis de nuestra realidad política y social hoy.

Algunos puntos cardinales para entender de qué va esta historia. En una pequeña ciudad de la Provincia de Buenos Aires, un intendente busca lanzarse a la candidatura para ser el próximo presidente de la Argentina. La ficción-thriller de Campanella estructura su historia en este argumento, el desarrollo de la misma está dado por los desafíos que este nuevo paso implica para Rafael Valmora y, por supuesto, las historias del pasado que todos quieren esconder y que algunos buscan con desesperación destapar.

En un terreno donde la audacia, las mezquindades y la corrupción son moneda corriente se nos invita, de la mano de grandes personificaciones, a batallar para que lo que verdaderamente se imponga sea la lucha contra el olvido, la defensa del amor y la primacía de cambiarle la cara a “la política” a la par que se le cambia la vida al pueblo.

Si nos propusiéramos recorrer los ejes temáticos centrales y los protagonistas principales que atraviesan esta ficción, no sería difícil encontrar parecidos con nuestra actualidad, e incluso algo de añoranza de grandes épocas del proceso histórico-político de nuestro país. Así, el relato del director es una invitación a conocer las miserias y mezquindades del sistema político hoy, aunque no se queda sólo en eso que es, desde ya, la jugada fácil.

A cada personaje una historia

Una de las grandes fortalezas que encierra esta historia radica en las historia de vida de sus personajes. A priori podríamos decir que el papel de Joaquín Furriel es el principal, en él confluyen casi todos los argumentos que sostienen este relato.

Valmora es el intendente de Ingeniero Márquez, un político que llegó a donde está «de casualidad», como él mismo se describe. Lejos está de ser un líder de masas o aspirar a serlo, más bien pareciera ser de esos políticos que en una crisis pequeño burguesa se encontró con la posibilidad de conducir la intendencia de una pequeña ciudad del interior bonaerense. Y allí está, donde su padre lo dejó hace varios años intentando dar el gran salto. Estuvo esa noche.

En el personaje de Furriel confluyen otros. En primer lugar, Castro, su mano derecha, secretario de Gobierno, amigo de la infancia. Es el encargado de manejar los asuntos “turbios” de la gestión y es de su mayor círculo de confianza. Estuvo esa noche.

También el recientemente muerto Lemos Arenal, empresario de alto vuelo, íntimo amigo de Valmora, la encarnación de la soberbia y ambición. Utilizó los fondos de la municipalidad para sus negocios propios, fue descubierto, denunciado y forzado al suicidio. Lo mató su honor. Estuvo esa noche.

Agustín Larralde es el personaje de Benjamín Vicuña, uno de los sobresalientes de la tira. Larralde es sapo de otro pozo, no forma parte del mismo círculo íntimo que los anteriores descritos, sin embargo tiene un cargo importante aunque de los menos “interesantes” para el establishment. Podríamos afirmar que en este personaje Campanella nos muestra “la otra cara” de la política, la resistencia a la vieja política, tan linealmente asociada a la corrupción y el abuso de los derechos humanos. Además, Agustín es el vínculo entre Valmora y Ariana.

Ariana es Natalia Oreiro, a decir verdad Natalia es Ariana. En una formidable actuación, Oreiro encarna el papel más importante de su carrera y lo hace con un respeto y sensibilidad que estremecen. Ariana, es esa joven que con 20 años enfrentó uno de los peores abusos que una mujer puede sufrir, el sexual. Fue esa noche.

Su búsqueda incansable por mantener viva la memoria de esa noche, es la fortaleza para hacer justicia, para transformar el dolor en lucha. Ariana lucha contra la impunidad de ese triste episodio que se cobró la vida de su amiga. Sí, producto de una violación murió una joven y un grupo de pibes (hoy hombres de bien) viven en libertad y gozando de buena salud.

Esta realidad, triste y aberrante es la que vivimos miles de mujeres en nuestro país. Mujeres abusadas, golpeadas, ninguneadas, maltratadas, discriminadas por su condición de mujer. La notable personificación de Natalia Oreiro nos muestra esta realidad, traduce la bronca y dolor en palabras y las palabras en actos de venganza.

Con el correr de los capítulos podemos identificar que aquí radica un eje temático central en la ficción de Campanella y no sólo un recurso para hablar de lo que hoy todos hablan. La violencia de género está principalmente anclada a la historia de Ariana aunque se extiende también a otros personajes e incluso a otras realidades sociales. Las mujeres de Valmora y Lemos Arenal también construyen parte de sus personajes desde este tópico, aunque claro, nunca dejando de ser “las mujeres de”. De hecho es esta condición y los reiterados problemas que afloran los que detienen el proyecto de construir una fundación para acompañar a mujeres en situación de violencia doméstica.

Diego es el hijo del cura del barrio, éste lo recibió de su madre cuando ella no podía hacerse cargo. Ella es Ariana y ahí arranca una nueva vinculación, una nueva consecuencia de esa trágica noche. Diego es periodista insurrecto, de aquellos que con una pluma sensible y certera narran la cotidianeidad de un barrio de Ingeniero Márquez que es víctima de los negocios y las desidias de gobiernos abandónicos.

Un historia de realidades

Entre Caníbales refleja en cada uno de sus personajes centrales -y en los «accesorios» también- lo  que vemos y vivimos todos los días a lo ancho y largo de nuestro territorio: clientelismo político, negocios “informales”, disputas territoriales entre barrabravas, organización social, violencia de género, narcotráfico, vulneración de nuestros derechos y un sinfín de etcéteras.

Hay una decisión importante por contar las realidades que vivimos: las miserias de los políticos construidos desde las oficinas; la grieta en el sistema que ésta atenta en busca de aprovechar el momento para dar el golpe justo; la búsqueda incansable para erradicar la impunidad en nuestro país y avanzar en más justicia para todos y todas.

Con la certeza de transmitir lo que se busca, Entre Caníbales renueva, día a día, el compromiso de llegar cada vez a más personas, apelando a construir una historia que refleja nuestra cotidianeidad.

Ya llegará la hora de ocupar la grilla del prime time, para que la masividad esté también impulsada por Telefé, el canal que lo emite. Mientras tanto, en una competencia televisiva superficial que nos abruma y batallando con una propuesta que conjuga realismo y creatividad audiovisual, Entre Caníbales resiste.

Lucía Pérez – @LuPerezRivera

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