¿Integración regional vs desintegración estatal?

Por Damián Finucci. Los hechos en Grecia y su relación con la Unión Europea merecen una reflexión desde nuestro continente sobre las potencialidades y los peligros que pueden traer la integración regional sin una orientación económica y política que ponga por delante los intereses de la mayoría populares y la autodeterminación de los pueblos.

El 2015 será recordado como el año donde las elecciones nacionales argentinas incorporaron un cuerpo más a la ya -a veces interminable- boleta electoral. Esta incorporación, no obstante, conlleva una importante novedad: la elección de representantes al Parlamento del MERCOSUR. La misma, será la primera en el país tras la modificación de la ley 27.120.

Sin embargo, es importante saber que el Parlasur ya funciona desde 2007 en Montevideo, Uruguay y que Paraguay -tras la destitución del presidente Fernando Lugo (2012)- fue el primero en elegir a sus representantes. De esta manera, el país guaraní eligió a sus 18 delegados; Argentina, por su parte, elegirá 43 representantes durante este año. Los otros países que forman el Parlasur son: Brasil con 75, Venezuela con 33 y Uruguay con 18.

El proceso de ampliación de derechos que implica la elección directa de los representantes nacionales al Parlasur -antes elegidos por los parlamentos de sus países- conlleva también la ampliación de las decisiones que pueden tomar los diputados y diputadas continentales. Es en este punto donde las similitudes con el Europarlamento llevan a prender una alerta sobre las orientaciones futuras y las decisiones a tomar por los parlamentarios latinoamericanos.

Federico Vázquez plantea las virtudes que representaría el Parlasur a raíz de que se cristalizarían las posiciones políticas de los partidos gobernantes y opositores con los otros partidos oficialistas y opositores. En este sentido plantea que “sería muy lógico que las bancas del Frente para la Victoria voten en sintonía con las del PT de Brasil o el Frente Amplio uruguayo. Y, al mismo tiempo, las del PRO hagan lo mismo con el Partido Blanco o Colorado de Uruguay o el PSDB brasileño”.

Sin embargo, más allá del valor político que pueda tener la visibilización de un espacio político a nivel continental, la aprobación y el funcionamiento de una estructura supraestatal merece tener en claro cuáles son los puntos innegociables para avanzar en una integración que no atente contra la autodeterminación de los pueblos. En este sentido, la experiencia europea es una demostración cabal de lo que el Europarlamento, en consonancia con los intereses alemanes, hizo de los gobiernos y las economías más débiles llegando a sentenciar la desintegración del Estado nacional.

De esta forma, y cerca de que se cumplan los 200 años de independencia de los distintos países de nuestro continente, el ideario de Bolívar y San Martín de construir una Patria Grande está tomando una nueva dimensión. En este marco, las tareas deben estar marcadas por las necesidades de seguir creciendo en los pisos de integración respetando las necesidades de nuestros pueblos.

Por esta razón y de la misma forma que el ALCA fue enterrado hace diez años en Mar del Plata y con la firmeza de no querer formar parte de un proyecto donde EEUU sea el director económico de nuestro futuro, el Mercosur debe darse la tarea de revisar los principios mercantiles y liberales que lo sostienen para poder avanzar en una integración justa y solidaria que permita construir de América Latina una única patria.

@damianfinucci