Fútbol

17 julio, 2015

«Brasil 2014 marcó un precedente en la lucha social contra estos mega eventos»

El programa La Zurda Mágica de Radio Sur FM 88.3 habló con Diego Marín Verdugo, el director del documental En nombre de la Copa, donde se retratan los conflictos políticos y sociales que provocó la realización del Mundial de Brasil 2014.

El programa La Zurda Mágica de Radio Sur FM 88.3 habló con Diego Marín Verdugo, el director del documental En nombre de la Copa, donde se retratan los conflictos políticos y sociales que provocó la realización del Mundial de Brasil 2014.

El documentalista chileno contó sobre como los medios locales y la represión policial erosionaron las protestas de 2013 a 2014 y habló de la erradicación de favelas con el visto bueno de los gobiernos de las grandes ciudades para realizar proyectos inmobiliarios.

– ¿Cómo nace la idea de hacer el documental En el nombre de la Copa y que te impulsó a contar esto que viste en Brasil?

– La idea surge porque viajamos como un año y medio por Brasil antes de la Copa del Mundo y nos había tocado vivir la explosión social que ocurrió durante la Copa Confederaciones, un año antes del mundial. En ese momento Brasil salió a la calle, hubo manifestaciones importantes y de alguna forma la Copa del Mundo estaba permitiendo ver enormes injusticias y grietas muy profundas, de situaciones muy variadas de corrupción. Entonces vimos que lo que iba ocurrir durante el Mundial era que se iban a evidenciar y tensionar mucho más estas relaciones.

– Acá en Argentina llegaron -antes que empiece la competencia- algunas noticias e imágenes de las marchas y protestas ¿Cómo lo tomaron los medios allá en Brasil?

– Yo te diría que es igual que como está pasando en el resto del sur global respecto de los movimientos sociales. Se dan cuenta, cumplen informativamente con el hecho pero, cómo se informa, la forma y el contexto en el que se da esa información hace que finalmente haya una manipulación de lo que está pasando.

Normalmente informaban pero de la violencia que provocaba la gente en las calles, que provocaban molestias para el desarrollo de, en este caso, la Copa del Mundo. No se abordaba el fondo de la cuestión, que es por qué están protestando.

Los medios en general estaban bastante ausentes, pero cuando estaban era mejor que no lo hicieran. Informar de la forma que lo hacían tampoco cumplía con la labor periodística y social.

– El documental tiene algunas imágenes en favelas de Brasil que, sabemos, fueron destruidas para impulsar grandes proyectos inmobiliarios en la víspera del Mundial ¿Qué sabés sobre este tema?

– Eso es algo que pasó y sigue pasando. En definitiva lo que denuncian los movimientos sociales de base en Río de Janeiro es que la copa del mundo y las olimpíadas fueron un pretexto para lograr el anhelo inmobiliario de desterrar a los pobres y estos cordones de marginalidad que están instalados en las mejores vistas panorámicas de la ciudad.

En ese sentido las cifras de desplazamiento eran enormes, en Río ya se habían desplazado 20 mil personas, 250 mil estaban con amenaza de desalojo. Esto que antes venía ocurriendo de una manera mucho más lenta ahora, gracias a la organización de estos mega eventos deportivos, tuvo una profundización muchísimo mayor.

– Vos estuviste en Brasil en la Copa Confederaciones y en el Mundial ¿Los niveles de protesta fueron los mismos en ambas competiciones o se vio alguna diferencia?

– Había muchísimas más personas en las calles de Brasil un año antes de la Copa del Mundo, sin dudas. Las razones para eso son muy amplias. El documental trata de responder a eso. Por un lado hubo un evidente desgaste de un movimiento social que durante un año estuvo manifestándose. Porque lo que pasó en la Copa Confederaciones fue el arranque de un movimiento que se mantuvo en el tiempo pero no en la intensidad.

Una de las razones fue la tremenda represión policial a la que fue sometido sistemáticamente este movimiento. De hecho la gente que salió antes de la Copa poco a poco fue siendo atemorizada por esta represión. Por otro lado influyó la criminalización de los grandes medios. Además no se puede desconocer que el fútbol está orgánicamente tan arraigado en la psiquis brasileña, que incluso estando la gente muy molesta con que el Mundial se celebrara en esas condiciones, a la hora de los partidos se iban a verlo por televisión. Todas esas cosas creo que fueron sumando a que el movimiento no fuera tan masivo y contundente como un año antes.

¿Creés que Brasil 2014 puede marcar un precedente ya que uno de los pueblos más futboleros del mundo se opuso a la realización del Mundial en las condiciones impuestas por la FIFA?

– Sin dudas. Lo que ocurrió en Brasil en términos de conciencia sobre lo que la FIFA ha representado, lo que significaba y como la corrupción extranjera se juntaba con la corrupción local es una herida expuesta que quedó en Brasil, pero creo que se extrapola a la conciencia ciudadana y a la vigilancia que se empieza a tener respecto de las próximas copas.

Quizás en ese sentido el mejor ejemplo sea toda la campaña que se está haciendo por visibilizar lo terrible de la organización de la copa en Qatar, donde hay un ojo también muy vigilante sobre cómo se están construyendo los estadios.

Hace muy poco organizaciones sociales con reconocimiento internacional denunciaron que a cuatro o cinco años de comenzadas las obras para Qatar 2022 ya habían muerto cinco mil obreros en las construcciones de los estadios. Brasil 2014 marcó un precedente y no creo que sea casual que todo esto que venimos a confirmar sobre la corrupción en la FIFA venga a ocurrir unos meses después de la organización de esta copa.

– En base a las protestas que viste contra la Copa Confederaciones y el Mundial ¿Considerás puede pasar algo similar el año que viene en los Juegos Olímpicos de Río 2016?

– En Río de Janeiro justo fue uno de los lugares donde estuvimos filmando al comienzo y al final del documental. Río tiene muy presente los Juegos Olímpicos y creo que va a pasar a ser nuevamente un escenario de lucha. Así que podemos esperar que el año que viene vengan también una serie de movilizaciones.

Por otro lado al haber más deportes ya no está ese elemento pasional que implica el fútbol, que quizás pudo haber detenido el movimiento social durante la Copa del Mundo, entonces este va a estar liberado de las cadenas de la pasión y se va a entregar con más fuerza.

 

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