14 julio, 2015
Los puntos claves del acuerdo nuclear entre Irán y el G5+1
Este martes la República Islámica de Irán alcanzó, luego de dos años, un acuerdo con las potencias que integran el G5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Inglaterra y Alemania) sobre su plan de desarrollo nuclear. ¿Qué implica y que repercusiones generó?

Este martes la República Islámica de Irán alcanzó, luego de dos años, un acuerdo con las potencias que integran el G5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Inglaterra y Alemania) sobre su plan de desarrollo nuclear. ¿Qué implica y que repercusiones generó?
Desde el año 2013 que comenzaron estas rondas de negociaciones con un doble objetivo: de parte de Irán lograr que se levanten las sanciones económicas y militares impuestas por EEUU y la Unión Europea; por parte de las potencias occidentales, garantizar que el país persa no desarrolle la bomba atómica.
Hay que recordar que el proceso no fue sencillo y varias veces estuvo al borde del fracaso. Tras incumplir en tres ocasiones el plazo autoimpuesto —inicialmente las conversaciones debían concluir el 30 de junio— los negociadores se pusieron de acuerdo en un texto de alrededor de cien páginas: 20 del documento básico más 80 de anexos.
En ese sentido el acuerdo alcanzado en Viena, Austria, esta semana reviste un carácter histórico. Si bien es recién un primer paso que llevará varios meses y hasta años implementar en su totalidad, supone un avance notable en las relaciones internacionales.
Además este acuerdo es una victoria diplomática más para el presidente de EEUU, Barack Obama, que viene de anunciar hace pocas semanas la reapertura de embajadas con Cuba.
¿Cuáles son los puntos centrales del acuerdo?
El primer punto y más importante del acuerdo es que el grupo G5+1 reconoce el derecho de la República Islámica de Irán a desarrollar un programa nuclear con fines pacíficos. De esta forma la nación persa es reconocida a nivel internacional como potencia nuclear facultada por el derecho internacional al enriquecimiento de uranio y con acceso al ciclo completo para la producción de combustible nuclear.
Esto supone la posibilidad para Teherán de ingresar al mercado mundial como productor de uranio enriquecido y agua pesada.
Por otra parte el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas levantará mediante una pronta resolución todas las sanciones económicas y financieras impuestas contra Irán. Además serán anuladas todas las restricciones económicas sobre los sectores bancario, financiero, petrolero, gasífero, petroquímico, comercial, seguros y transportes impuestas por la Unión Europea y EEUU bajo pretexto del programa nuclear iraní.
Finalmente las restricciones contra Irán para la adquisición de armas serán parciales durante un plazo de cinco años, y serán anuladas posteriormente. Así como también se le permitirá al país de Medio Oriente adquirir aviones para su flota civil.
Como contrapartida la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) tendrá acceso las instalaciones nucleares iraníes, incluso a algunas militares, para realizar inspecciones periódicas.
Vale destacar que, previo a esta negociación, la OIEA ha realizado más de siete mil inspecciones en las instalaciones nucleares de Irán, sin que se haya confirmado que dichos complejos estén en capacidad para producir armas atómicas.
No todo es color de rosa
Existen algunos puntos grises para el acuerdo alcanzado este martes. Por un lado, no supone un restablecimiento y normalización de las relaciones entre EEUU e Irán. Este último permanecerá en la lista de países «patrocinadores del terrorismo» elaborada por Washington, lo que supone que no todas las sanciones diplomáticas serán suspendidas.
Al respecto el ministro de Exteriores iraní, Mohamed Yavad Zarif, que llevó adelante las negociaciones, sostuvo que «estamos alcanzando un acuerdo que no es perfecto pero es lo que pudimos alcanzar y es un logro importante». A su vez agregó: «Hoy podría haber sido el final de la esperanza, pero estamos ante un nuevo capítulo de esperanza».
Por otra parte existen varios opositores dentro y fuera de los Estados Unidos. En ese sentido Obama, amenazó con vetar cualquier resolución del Congreso norteamericano que frene la implementación del acuerdo. «Hoy, después de dos años de negociaciones los Estados Unidos junto con la comunidad internacional han logrado algo que décadas de animosidad no consiguieron: un acuerdo global a largo plazo con Irán para evitar que obtenga un arma nuclear», dijo el mandatario desde la Casa Blanca.
Obama defendió su posición y afirmó: «Creo firmemente que nuestros intereses de seguridad nacional dependen ahora de impedir que Irán obtenga un arma nuclear”.
Como era de esperarse, por su oposición durante todas las reuniones de negociación, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, también cuestionó el acuerdo.
Para el líder israelí «es un gran error de proporciones históricas». Netanyahu consideró que «Irán verá el camino libre para desarrollar armas nucleares y muchas de las restricciones que se lo impedían van a ser levantadas». Y añadió que «éste es el resultado cuando se desea un acuerdo a todo costo».
El primer ministro fue respaldado por otros políticos de su país. El ex ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, tildó la jornada del martes como un «día negro para todo el mundo libre», mientras que el titular de Ciencia y Tecnología, Dani Danón, consideró que el pacto alcanzado «es como darle un fósforo a un pirómano». Finalmente la viceministra de Exteriores, Tzipi Hotoveli, manifestó que el acuerdo significa «una capitulación de proporciones históricas ante el eje del mal dirigido por Irán».
Estas declaraciones lamentablemente permiten suponer que, al igual que como lo ha hecho todo este tiempo, Israel buscará llevar al fracaso el acuerdo alcanzado. Los meses siguientes serán determinantes para ver cuanta voluntad hay de las partes para llevarlo a la práctica.
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