América Latina

10 julio, 2015

Tierra, Techo y Trabajo: los Movimientos Populares y el Papa Francisco en Bolivia

Por Manuel Martínez. Un repaso del II Encuentro Mundial de Movimientos Populares que se llevó a cabo en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia y sus principales conclusiones. El Papa Francisco y su acercamiento a los movimientos sociales.

Por Manuel Martínez. El II Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP) que se desarrolló en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia entre el martes 7 y el jueves 9 fue de una gran importancia para las organizaciones del continente y del mundo por varios motivos.

En primer lugar, la destacable articulación entre corrientes del movimiento popular latinoamericano que permitió la realización de este encuentro mundial. El EMMP fue convocado por la Central Obrera Boliviana (COB) y por la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam), pero además se le planteó la organización a Vía Campesina de Brasil y a la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) de Argentina. Ya desde esa base tiene una característica única. Es un encuentro de organizaciones, movimientos sociales, organizaciones sindicales y populares de nuestros países que además es abierto a otros países del mundo

emmpEl EMMP debatió durante tres días problemas fundamentales que nos son comunes. Problemas que tienen que ver con nuestras perspectivas de integración y reivindicaciones que son compartidas como los tres ejes de la convocatoria: Techo, Tierra y Trabajo.

Para destacar también es la participación de movimientos sociales y populares en países donde no hay en este momento una política de transformación sino más bien una conservadora. En ese sentido la presencia de organizaciones de Perú o de Chile por ejemplo, tiene una importancia trascendental. Estos son países que están en la bloque de la Alianza del Pacífico y que, de una u otra manera, sus gobiernos polarizan o tienen una tensión con Venezuela, Ecuador, Bolivia o incluso Argentina.

Las conclusiones del EMMP fueron entregadas al presidente de Bolivia, Evo Morales, y también al Papa Francisco en el cierre.

En ellas se enuncia el problema del acceso a la tierra y el rechazo al despojo de las comunidades originarias como una cuestión fundamental. También se incluye el combate al trabajo precario -lo que es muy conocido para la delegación argentina, que ha tenido una representación muy importante a través de compañeros y compañeras de la CTEP y del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE)- y la lucha por derechos laborales. Y cuestiones como el acceso a la vivienda digna. Es decir, son planteamientos generales que están en la base de la articulación internacional de estos movimientos sociales.

Además, hubo confluencias importantes no sólo en las cuestiones vinculadas a las luchas sectoriales, sino en términos políticos generales. El documento de síntesis plantea, sumando a lo ya mencionado, el “impulso y la profundización de los procesos de cambio social”, la “armonía con la Madre Tierra”, la lucha contra la discriminación y por la paz entre los pueblos, la “promoción de la libertad de expresión” y el desarrollo de medios alternativos, comunitarios y populares, “poner la ciencia y la tecnología al servicio de los pueblos” y el rechazo al consumismo.

La presencia del Papa Francisco en el cierre

Entre Francisco y los movimientos populares seguramente hay una convergencia en estos temas y su presencia es un hecho sobre el que hay que resaltar varias cuestiones.

En primer lugar, el Papa en el caso particular de Bolivia ha tenido una posición muy clara de respaldo al proceso. Señaló en su llegada a La Paz que en ese país se están dando pasos muy importantes de transformación en el terreno económico, social y político. Lo cual significa explícitamente decir que el proceso político social que viene desde principios de este siglo y que con la presidencia de Evo Morales enrumba o encamina todo el torrente de luchas sociales, es respaldado por la máxima autoridad de la Iglesia Católica. Eso es un hecho importante y que conlleva varias discusiones.

emmp-lidyane-2Por un lado, no se trata de un viaje apostólico del Papa en un sentido tradicional, donde la autoridad de la Iglesia viene a dictar órdenes o a imponer posiciones tradicionales. Esto sí ocurrió en los viajes de Juan Pablo II, el primer gran Papa viajero. Pero, por ejemplo, su reprimenda a los sandinistas en Nicaragua demostró que estaban en dos lineamientos diferentes.

Por otro lado, no es correcto afirmar que ni la Iglesia Católica ni el Papa tengan posiciones de izquierda. Pero sí que tienen una sensibilidad diferente que le permiten efectivamente acompañar los cambios y la realidad de estos cambios teniendo al mismo tiempo la política, el proyecto de recuperar a los fieles cristianos que, desde los años 70 hasta ahora, han descendido bastante en estas tierras.

Para el gobierno de Evo Morales -y los del resto de la región- sin duda esto representa una contradicción. La Iglesia fue parte fundamental de la invasión europea a nuestros pueblos. Aún con las disculpas que ofreció Francisco ante los movimientos populares, la Iglesia durante la conquista justificó todo lo que se hizo en esta región del mundo con las armas, con el saqueo.

Eso no significa que en este siglo XXI esa misma Iglesia no tenga la posibilidad de una reubicación que le signifique un discurso y un posicionamiento completamente distintos al que ha tenido durante siglos. Eso es lo que estamos experimentando.

También vale aclarar que las posiciones de Francisco no expresan, como algunos suponen o analizan, una expresión de la Teología de la Liberación. La Teología de la Liberación fue un movimiento eclesiástico que surgió desde abajo empalmando con la radicalización política de los ’60 y ’70. Surge contrarrestando la política de la jerarquía eclesiástica.

En este caso es diferente. Es la propia jerarquía eclesiástica, a través de su máximo representante que es el Papa -o más bien, es el Papa, a secas- el que promueve una política de diálogo e integración de los pueblos y acercamiento hacia lo popular y los movimientos sociales. Es otro momento histórico diferente y una posición diferente la que tiene hoy la Iglesia.

En esta política que busca una relación con los movimientos y no los confronta directamente, las tensiones van a seguir planteadas, siempre.

En el caso concreto de los movimientos sociales, de las reivindicaciones de la economía popular, de los campesinos sin tierra, etc., el asunto es hasta fácil. Pero si entramos en otras áreas como la cuestión de género, la lucha por libertades individuales, sexuales, es prácticamente imposible que pueda ser tomado por la Iglesia. Incluso por un Papa que apoya o reivindica las luchas sociales. Las contradicciones van a seguir y esto recién comienza.

 

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