América Latina

6 julio, 2015

Darío y Maxi en el 23 de enero

Por Fernando Vicente Prieto, desde Caracas. El 23 de enero es uno de los barrios caraqueños más emblemáticos para el campo revolucionario. Sus murales homenajean la historia de lucha de todo el continente. Allí, desde ahora, pueden verse las figuras de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, pintadas en un homenaje organizado por brigadas internacionalistas argentinas.

Por Fernando Vicente Prieto, desde Caracas. El 23 de enero es uno de los barrios caraqueños más emblemáticos para el campo revolucionario. Sus murales homenajean la rica historia de lucha de Venezuela y de todo el continente. Allí, desde ahora, pueden verse las figuras de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, los jóvenes piqueteros asesinados el 26 de junio de 2002 por el gobierno encabezado por Eduardo Duhalde.

A 13 años de los hechos conocidos como “la masacre de Avellaneda”, en el límite entre la provincia de Buenos Aires y la capital federal, y a muchos kilómetros de ese lugar, brigadistas argentinos decidieron organizar un acto homenaje en Caracas, donde residen.

“Originalmente la pensábamos para el mismo 26 de junio -relata Juan Tévez, de la Brigada Eva Perón, que impulsa el Movimiento Patria Grande-, pero en esa fecha fue el cierre de campaña hacia las primarias del PSUV, además queríamos coordinar para que puedan estar las otras dos brigadas, así que la postergamos una semana”.

El 3 de julio, finalmente, se realizó la actividad, que además del homenaje en sí, fue un acto de unidad entre las tres brigadas que desarrollan actividades en forma permanente en Venezuela. Junto a la Brigada Eva Perón, en la organización estuvieron la Brigada Che Guevara, formada por el Movimiento Popular La Dignidad (MPLD) – Tupac Katari y el Encuentro de Organizaciones de Córdoba; y la Brigada del Frente Popular Darío Santillán Corriente Nacional (FPDS CN).

“Creemos que fue un gesto importante. La unidad, más que una consigna abstracta, tiene que ser una búsqueda permanente”, sostiene Tévez. “Si algo enseña el pueblo venezolano es la madurez para dejar de lado las pequeñas diferencias y confluir en lo que estamos de acuerdo. El propio Chávez lo ha remarcado: para que haya Victoria, tiene que haber Unidad, Lucha y Batalla. Para nosotros, además, es muy importante que hoy Darío y Maxi estén en el 23 de enero”, dice Juan señalando la pared.

Estamos en la calle Real del 23 de enero, a pocos metros de la entrada al espacio de la Coordinadora Simón Bolívar. En la esquina de la radio está pintado Fabricio Ojeda, revolucionario venezolano, líder de la Junta Patriótica Popular, que derrocó a la dictadura de Pérez Jiménez, justamente un 23 de enero, en 1958. Y al lado, Darío y Maxi, con una bandera venezolana y otra argentina.

El mural lo empezaron a pintar compañeras y compañeros de las tres brigadas desde más temprano. Cerca de las seis de la tarde, mientras se daban los últimos trazos, Ayelén, del FPDS CN, y Juan presentaron el acto y dieron la bienvenida a los presentes, cultores locales y militantes de movimientos populares y brigadas internacionalistas de Venezuela, Brasil, Perú, Colombia, Euskadi y Galiza. Todavía circulaba el mate cuando tomaron la palabra poetas de Argentina y Venezuela: Marco Teruggi, Joel Linares Moreno y Teresa Poleo, y luego siguieron militantes de varias organizaciones.

Lucas, de la Brigada Che Guevara, señaló que era un honor realizar la actividad en la sede de la Coordinadora Simón Bolívar y en particular el mural en esa pared donde se estaba realizando: “Este lugar pertenecía a un destacamento de la Policía Metropolitana, donde se torturaba a las compañeras y a los compañeros y se planificaba la represión en todo el barrio. Los vecinos y vecinas lo recuperaron y se convirtió en un lugar donde soñar, planificar y construir la revolución en Venezuela”, destacó.

Además, realizó un análisis del contexto de la Masacre de Avellaneda, que se remonta a la segunda mitad de los 90, cuando el pueblo comenzó a vivir las consecuencias del neoliberalismo y salió a la calle, proceso que desembocaría en la insurrección del 19 y 20 de diciembre. Por último, exigió justicia por los asesinatos de Santillán y Kosteki, recordando que “muchos hoy se están presentando hipócritamente a elecciones, como Aníbal Fernández y Felipe Solá”.

Ayelén Álvarez expresó la importancia de la figura de los compañeros caídos y valoró la recuperación de la historia latinoamericana, que llevó a todas las a brigadas a conocer y aprender de Venezuela. “Venimos aquí a aportar un granito de arena, lo que tenemos. Fidel dice ‘la solidaridad no es lo que a uno le sobra, sino con lo que uno cuenta’. Los pueblos oprimidos tenemos que hacer solidaridad con lo que tenemos. Como militantes revolucionarios tenemos que estar en Venezuela y también tener en cuenta a Cuba, que fue vanguardia de resistencia durante tantos años”.

La militante del FPDS CN también reivindicó que “Chávez sintetizó esta historia que se viene gestando en los siglos anteriores. Habló de anticapitalismo y del socialismo y eso nos dio la tranquilidad de que no nos íbamos a confundir de camino. Chávez nunca dejó de confiar en el pueblo”.

Melisa Suárez, de Patria Grande, rescató el acto de humanidad de Darío, ese último gesto que se convierte en símbolo de un momento histórico y también el trabajo cotidiano, que ya en 2001 convocaba a la unidad argentina y latinoamericana. “Involucrarnos y coordinar nuestras luchas, porque creemos que no vamos a poder ganar la pelea que estamos dando hoy, solos. Creemos que tenemos que estar todos juntos para darle pelea, para avanzar en un cambio real. Así es como a nivel continental hay que forjar una pelea común”, decía el militante, a sus 20 años, organizando en las barriadas de Lanús o Almirante Brown, en plena crisis del gobierno de Fernando de la Rúa.

“En ese momento recién algunas organizaciones se estaban empezando a encontrar -recordó Melisa-, comenzábamos a construir un vínculo que es a lo que nos convocaría también Chávez y la Revolución Bolivariana: a construir ese movimiento popular, esa izquierda popular nuestramericana. Como organizaciones internacionalistas, revolucionarias y chavistas estamos acá aprendiendo de este proceso, profundizando los lazos de solidaridad de pueblo a pueblo. Y por eso nos parecía importante este mural en este espacio, expresión de la organización popular que nos enseña a seguir con esta lucha”, finalizó.

Antes del documento de cierre, leído por delegados de las tres organizaciones convocantes, se proyectó en un pedazo de tela blanco un video sobre los hechos del 26 de junio, con testimonios de Darío Santillán. Al finalizar, entre los aplausos, los cantos piqueteros le dieron paso a la charla, que luego se trasladó dos cuadras, hacia otro bloque del barrio, donde se escuchaba salsa y se podía compartir una cerveza y algo para comer.

Ya entrada la noche, desde las veredas y desde los kioskos, o desde las motos y los carros que subían o bajaban por la avenida, los vecinos y las vecinas que transitaban por la calle real del 23 podían ver dos nuevos símbolos en el barrio: dos rostros jóvenes, dos nombres, dos banderas, luchas de un mismo pueblo.

@FVicentePrieto

Foto: Micaela Ryan

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Notas