26 junio, 2015
La muerte del Zar
Este jueves 25, a los 88 años de edad, murió Alejandro Romay, afectado desde hace años por el mal de Alzheimer. El ex dueño de Canal 9 no sólo fue quien inventó el “prime time” para la TV nacional, sino también el creador de algunos de los programas más famosos de la historia y el descubridor de innumerables figuras televisivas.

Su verdadero nombre era Alejandro Argentino Saúl pero desde muy joven optó por el seudónimo de Alejandro Romay, en homenaje a uno de sus ídolos futbolísticos, el jugador de Independiente Juan Manuel Romay. Nacido en enero de 1927, su carrera en los medios comenzó a los 13 años, con algunos trabajos como locutor en LV7 Radio Tucumán, de su provincia natal.
Su simpatía y audacia lo llevaron a ir escalando posiciones rápidamente en el rubro mediático y con apenas 18 años ya fue designado como director de Radio Aconquija (hoy Independencia). Con 20 años y en pleno primer peronismo, Romay decidió trasladarse a Buenos Aires. Después de una década de trajinar por diversos medios radiales como locutor y haciendo sus primeras armas como empresario del medio, su gran oportunidad llegó luego del golpe de 1955, que contó con su simpatía. Ese año asumió la dirección de Radio Libertad (la ex Belgrano rebautizada por la “Revolución Libertadora”) y comenzó a jugar fuerte en el ambiente mediático.
Canal 9, nacido gracias a una decisión del gobierno militar de Pedro Eugenio Aramburu, que licitó tres estaciones de televisión en la ciudad de Buenos Aires (Canal 11 y 13 además del 9), comenzó a transmitir en junio de 1960. Sus primeros años se caracterizaron por la emisión de algunos productos originales de Canal 7 y series de la cadena norteamericana NBC, que además era accionista del canal.
La gran revolución del 9 se produjo en 1963, cuando pasó a manos del joven Romay, quien ya venía trabajando en el canal (entre otras cosas como director de cámaras del mítico show de lucha libre Titanes en el ring, de 1962). Romay, transformado en accionista mayoritario, apostó por una programación fuertemente orientada hacia lo popular bajo el nuevo nombre de Canal 9 Libertad.
Con éxitos de audiencia como Grandes valores del tango (1963), Almorzando con Mirtha Legrand (1968), Sábados de la bondad (1968) y Feliz domingo para la juventud (1970), logró disputarle reiteradamente el primer lugar de audiencia a Canal 13 y a Teleonce. La presentación del cantante español Nino Bravo durante su gira argentina de 1971 hizo explotar todos los medidores de rating.
Desde 1960 Romay también pasó a ser propietario del teatro El Nacional. En su larga carrera como productor teatral llegó a producir más de 120 obras. En 1973 su teatro sufrió un atentado explosivo, cuando estaba a punto de estrenar una versión de Jesucristo Superstar.
Poco después, en 1974 llegó a su fin la licitación del canal otorgada por Aramburu y el gobierno de Isabel Perón hizo uso de su derecho a tomar el control de los canales 9, 11 y 13. Según recuerda Romay en sus memorias (MemoriZar, editada al cumplir 80 años) el canal fue ocupado por la pesada sindical, que lo desalojó “a punta de pistola”.
En 1975 el gobierno dicta una ley de expropiación de los canales, aunque sin la intención de abonar ningún tipo de resarcimiento. Al poco tiempo, la dictadura triunfante en 1976 toma el control de los canales de televisión, y paga las indemnizaciones a los canales 13 y 11. Romay se niega a aceptar ningún acuerdo monetario. A partir de 1976 fue el Ejército Nacional el encargado de dirigir Canal 9, en una gestión que, entre otros horrores, puede adjudicarse el mérito de haber borrado buena parte del archivo histórico de tapes del canal.
Así, el Zar conoció el exilio en Puerto Rico, hasta que regresó al país en 1983. Una dictadura de salida decidió reprivatizar el canal expropiado sin indemnización y le devolvió el control a la productora de Romay, Telearte S.A. La naciente democracia alfonsinista fue acompañada desde su primer vagido por las imágenes de Canal 9 Libertad, que pasó ocupar el lugar de indiscutido líder de la grilla televisiva entre los años 1984 y 1989, con buques insignias tales como el amarillísimo noticiero Nuevediario.
Desde la pantalla del “canal de la palomita” explotaron culebrones como Amo y señor, La extraña dama, Más allá del horizonte o Una voz en el teléfono. Gracias a Romay se impuso en nuestro país la tendencia de poner ficciones a luchar por el prime time, el horario más importante de la televisión. Sus novelas llegaron a medir 60 puntos de rating.
El menemismo fue una buena época para el Zar. Además de avanzar en la composición de su multimedio, con la adquisición de Radio Belgrano (rebautizada Libertad), FM Feeling, la empresa de cable Buenos Aires Cable (BAC) y un canal latino en Miami (41, AmericaTeve, hoy dirigido por su hijo Omar), también se lanzó como escritor de algunas telecomedias como Ricos y famosos, 90-60-90 modelos o La hermana mayor. Menemismo, Miami, Atrévase a soñar, Finalísima, deme dos.
Luego de ser declarado «Empresario del año» en 1996, Romay finalmente se decidió a vender Canal 9 al grupo australiano Prime Media, vinculado con la Fox. Luego de diversas maniobras accionarias el canal acabó en manos del grupo Telefónica, propietario de Telefé, a quien Romay no había querido vender originalmente. Nacía Azul Televisión.
Durante su reinado, Romay se caracterizó tanto por su olfato para lo popular y para “descubrir” a figuras que iban a ser amadas por la teleaudiencia (la ya mencionada Legrand, Raúl Taibo, Guillermo Andino, Pablo Echarri, Germán Kraus, Carolina Papaleo o Natalia Oreiro), como por su oposición a toda organización sindical de los trabajadores, prohibiendo siempre las comisiones internas.
Siempre autócrata, patrón de estancia, solía dirigir al público largos discursos introductorios antes de las funciones de “sus” compañías teatrales. A pesar de sus cuestionados rasgos autoritarios, muchas de sus figuras recuerdan con afecto a este empresario que aún daba la cara y discutía personalmente sus decisiones artístico-empresariales. Hoy es muy difícil discutir con un hold out.
Alejado de los medios desde el 2000, cuando vendió sus últimas radios al grupo mexicano CIE, se mantuvo cada vez más alejado de la vida pública, fue profundizando el aislamiento al compás del agravamiento de su enfermedad.
Luego del fallecimiento, ocurrido este jueves 25 de junio en su casa de Belgrano (a pesar de que el portal de cine IMDB diga que fue en Miami), las condolencias unánimes del medio televisivo para este “loco” que cambió la televisión para siempre no se hicieron esperar. Incluso la presidenta Cristina Kirchner hizo llegar sus condolencias a la familia, destacando que “su extensa trayectoria en el ámbito de la televisión y el espectáculo será por siempre reconocida por el pueblo argentino”.
Además de Don Diego, padre de Maradona, y del Zar Alejandro Romay, este 25 también fue el día de la muerte del impecable Sr. Steed (Patrick Macnee, 93 años), protagonista de la inglesísima serie de espías Los Vengadores, acompañado por la incomparable Dianna Rigg (entonces Emma Peel, hoy Olenna Tyrrel en GoT). Los Vengadores fue emitida, cómo no, por Canal 9 entre los años 1972 y 1974. Todo tiene que ver con todo.
Pedro Perucca – @PedroP71
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