Derechos Humanos

23 junio, 2015

Amenazaron a Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga

Este lunes Familiares y Amigos de Luciano Arruga difundieron un comunicado donde denunciaron amenazas a Vanesa Orieta, hermana del joven desaparecido en 2009 cuyo cuerpo fue encontrado el año pasado enterrado como NN en el Cementerio de la Chacarita.

Este lunes Familiares y Amigos de Luciano Arruga difundieron un comunicado donde denunciaron amenazas a Vanesa Orieta, hermana del joven desaparecido en 2009 cuyo cuerpo fue encontrado el año pasado enterrado como NN en el Cementerio de la Chacarita.

Si bien el hecho ocurrió el pasado 7 de junio se dio a conocer esta semana. Aquel día, Orieta salió a la puerta de su casa y encontró su auto (un Fiat Regata blanco) prendido fuego. Este ataque, según señalaron en el comunicado, sucedió a días de la primera condena por Torturas en democracia a un policía bonaerense en la Provincia«.

Haciendo referencia a la sentencia a diez años de prisión para el ex policía Julio Diego Torales por ser responsable de las torturas que sufrió Luciano cuando fue detenido en septiembre de 2008, meses antes de desaparecer luego de ser detenido en el mismo destacamento de la Policía Bonaerense.

En el comunicado, Familiares y Amigos señalaron que no es la primera vez que sufren amenazas. «El peligro que corremos se convirtió en cotidiano, y también las amenazas a nuestra integridad. Estamos una vez más en la penosa situación de tener que volver a denunciar que todas nuestras vidas corren peligro. El hostigamiento no se detiene», sostuvieron.

Enumeraron también que desde el año 2009, cuando empezó la búsqueda de Luciano, comenzó también el hostigamiento por parte de las fuerzas de seguridad. En febrero de aquel año «cuando Vanesa y su amiga fueron al destacamento de Lomas del Mirador a exigir información sobre el paradero de Luciano, el policía que las atendió apoyó un arma arriba de la mesa».

Desde entonces se hizo «costumbre» la práctica de amedrentar «a toda la militancia que sostenía la causa: autos de civil, patrulleros, personas desconocidas que caminaban cuadras detrás de nosotros y llamadas telefónicas con amenazas de muerte explícitas».

Los hechos son realmente escalofríantes porque denotan la impunidad con la que actúan ciertos sectores de la policía. Por eso vale repasar el recuento que se hizo en el texto difundido por Familiares y Amigos.

«Vanesa Orieta fue recibida por la fiscal Roxana Castelli –primera a cargo de la causa- en presencia de uno de los ocho policías implicados en la desaparición de Luciano», recuerdan. Además, un testigo que declaró haber estado detenido con Luciano «fue amenazado por personal del Servicio Penitenciario cuando iba al baño en la fiscalía en la que prestó testimonio: ‘no hablés porque te vamos a matar”.

Todavía en el año 2009, una integrante de la agrupación denunciante «fue detenida ilegalmente durante horas en la Comisaría 13º de La Tablada, donde fue víctima de torturas y abusos».

En abril de 2011, alguien metió «una madera en brasa adentro de una pila de frazadas junto a la ventana» en la casa de Mónica Alegre (madre de Luciano), «les querían prender fuego la casa». A su vez, esa misma semana, «un compañero recibió en su casa a un patrullero del que bajó uno de los ocho implicados en el secuestro de Luciano y le dijo ‘desaparecé porque te vamos a matar».

Esa misma persona fue interceptada pocos días después por un móvil policial «cuando repartía cuadernos en el barrio 12 de Octubre. Un efectivo le preguntó nombre, documento, domicilio e intentaron subirlo a la fuerza. Nuestro compañero se negó y por eso el policía lo empujó violentamente contra el vehículo y cargó su arma a la vista de todo el barrio». Ante la reacción de los vecinos presentes no se lo pudieron llevar detenido, sin embargo eso repercutió también en amedrentamientos a quiénes acudieron en su ayuda.

El relato continúa: «En agosto de 2012, el hermano menor de Luciano, con 16 años, fue interceptado y amenazado en la calle por un policía de civil y un uniformado –ambos sin identificación- que circulaban en un auto sin patente y lo venían siguiendo».

Cerca del cuarto aniversario sin Luciano, en 2013, después de una reunión «un compañero fue secuestrado por una camioneta en la parada del colectivo y paseado por una decena de barrios del Conurbano. No le robaron y lo largaron después de horas en la casa de la reunión, a cuadras del punto de partida». Mientras lo paseaban lo amenazaron de muerte en reiteradas oportunidades.

En septiembre de 2014 «dos testigos de la causa por la desaparición forzada fueron detenidos ilegalmente por personal del destacamento de Lomas del Mirador, el mismo que mató a Luciano. Los policías intentaron requisarlos contra la pared sin identificarse ni justificarse, uno de los jóvenes se defendió y entró a su casa, pero lo siguieron y le dieron una golpiza que le abrió la cabeza».

Finalmente, a menos de una semana del hallazgo del cuerpo de Luciano en octubre de 2014, «una patota intentó prender fuego el local de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza».

A toda esta serie de acontecimientos se sumó, hace pocas semanas, el ya mencionado incendio del auto de Vanesa Orieta. Frente a esto, desde Familiares y Amigos exigieron «la seguridad para toda la familia y los amigos de Luciano Arruga».

«La situación es insostenible, corremos peligro real: responsabilizamos al gobierno nacional y de la provincia de Buenos Aires por los ataques a nuestra integridad y nuestra lucha», concluyeron.

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