Batalla de Ideas

19 junio, 2015

La cancha está marcada

Por Santiago Mayor. Se aclara el panorama y el único candidato del Frente para la Victoria en las próximas elecciones presidenciales será Daniel Scioli. ¿Cuánto margen de maniobra tendrá? ¿Cuán condicionado estará?

Por Santiago Mayor. Se aclara el panorama y el único candidato del Frente para la Victoria en las próximas elecciones presidenciales será Daniel Scioli. ¿Cuánto margen de maniobra tendrá? ¿Cuán condicionado estará?

Curiosamente existe una coincidencia entre el diario Clarín, Lilita Carrió, Carta Abierta y la militancia kirchnerista en general. Desde los distintos sectores se plantea que Scioli será condicionado por Cristina y, por lo tanto, continuará con el modelo actual.

Si desde la oposición lo hacen para “desenmascarar” al gobernador bonaerense y demostrar que es un kirchnerista como tantos otros; desde las filas del progresismo oficialista se arriba a la misma conclusión pero cambiando la esencia del candidato: Scioli no es un verdadero kirchnerista pero Cristina se va a ocupar de mantenerlo a raya.

1. Cristina le puso al vice

El anuncio (hecho por Daniel Scioli) de que Carlos Zannini será su compañero de fórmula fue uno de los aspectos que desató la especulación sobre el condicionamiento del precandidato.

Este argumento se funda en que el actual secretario Legal y Técnico de la Presidencia viene acompañando a Néstor y Cristina desde los comienzos en la Provincia de Santa Cruz. Que es un kirchnerista puro y duro.

No obstante resulta difícil especular sobre qué piensa Zannini de Scioli y viceversa. El “chino” (por su pasado maoísta) ha sido un funcionario que durante los últimos 12 años ha tenido un rol muy importante en el gobierno -manejando la «lapicera» de las listas en varias elecciones- pero siempre con bajo perfil.

Lo único cierto es que, en caso de ser electo, ocupará la vicepresidencia de la nación. Y no hace falta ver House Of Cards para analizar el papel menor que tiene un vicepresidente en un sistema presidencialista como el nuestro. Tampoco Scioli se enfentará por primera vez a esta situación, en sus dos mandatos como gobernador tuvo que manejar nada menos que a Alberto Balestrini y Gabriel Mariotto.

A su vez, repasando la historia reciente se puede ver como “condicionaron” los compañeros de fórmula a los distintos mandatarios del país. Recordemos a quienes votaron a la Alianza porque estaba el reaseguro de Chacho Álvarez; o al propio Duhalde que se encargó de ponerle un vicepresidente (el mismísimo Daniel Scioli) al candidato que impulsó en 2003…

2. Cristina le arma las listas

Efectivamente las listas de diputados, senadores y seguramente gran parte del gabinete de Scioli (siempre y cuando gane) tendrán un fuerte componente del “cristinismo”. Ahora ¿qué nos hace suponer que esos cargos determinen necesariamente la política el nuevo gobierno? ¿Acaso la lista que acompañó a Néstor Kirchner no estaba llena de duhaldistas? ¿Alguien podía pensar que Aníbal Fernández se iba a convertir en el paladín del progresismo que es hoy? ¿O, de nuevo, que 12 años después Scioli iba a ser el candidato natural del proyecto que juzgó a los genocidas, se enfrentó con Clarín y nacionalizó YPF? Dudas.

3. Cristina seguirá siendo la jefa

Este puede ser uno de los puntos más fuertes de la teoría de la “cancha marcada”. Nunca en la historia quien dejó la presidencia lo hizo con tanta imagen positiva y tanto peso dentro de su partido como lo hará Cristina Fernández.

Es una variable difícil de predecir, sin dudas. Ahora bien, nos podemos preguntar por qué con tanto poder dentro del peronismo, con la posibilidad de imponer un vicepresidente, de armar las listas, de armar el gabinete, con tanta imagen positiva de cara a la población, no fue capaz de imponer un candidato al que no sea necesario condicionar.

La historia nos marca en cambio que, quién ocupa la presidencia, maneja el aparato y los recursos, dirige el PJ. En el peronismo, el que gana dirige y el que pierde acompaña.

4. Pensar que Scioli es sólo Scioli

Un aspecto que puede demostrar cierta ingenuidad es la idea de que Scioli es simplemente una figura, un candidato. Que el proyecto lo trasciende. El asunto es que Scioli no llegó recién. Entró a la política en los años 90 como diputado nacional y desde entonces no se fue nunca.

No sólo fue el vicepresidente de Néstor Kirchner, si no que durante dos mandatos gobernó la provincia más importante y poblada del país.

Durante años los sectores de izquierda y progresistas desdeñaron a Macri diciendo que era un inútil, que no sabía gobernar, que era solo un empresario que vendía una imagen publicitaria. Así, con ese desprecio por la capacidad política de la nueva derecha, el PRO se consolidó en la Ciudad de Buenos Aires como ningún otro partido lo había hecho antes.

A no cometer el mismo error con Scioli porque, sencillamente, no es ningún perejil. Como muchos otros gobernadores del Partido Justicialista, es kirchnerista. Es parte de ese fenómeno complejo y contradictorio, en su variante más conservadora popular. ¿Scioli no tiene agenda propia? ¿No defiende determinados intereses? ¿Scioli es una figurita vacía de contenido?

El discurso de Randazzo y varios sectores del propio kirchnerismo durante los últimos meses indican otra cosa.

5. ¿Quién marca la cancha?

Si Scioli llega a la presidencia lo hará con sus votos, no con los de Cristina porque en ese caso deberíamos volver a preguntarnos por qué la presidenta no designó otro candidato y, en cambio, optó por el que mejor mide en las encuestas. Pero además el respaldo no será solo partidario.

En la democracia las elecciones las juegan los partidos, pero también las empresas, los sindicatos y una multiplicidad de actores. Ahí todos van a disputar -y lo están haciendo hace rato- para ver cómo se juega el partido del gobierno que venga. Lo hace el Foro de Convergencia Empresarial, lo hacen los sindicatos, lo harán todos y cada uno de los partidos políticos y, por supuesto, el propio Scioli.

Todo el mundo quiere marcar la cancha. Pero el problema es que ya está marcada, los límites y potencialidades se plantearon en 12 años de kirchnerismo con sus medidas de inclusión y su economía extranjerizada y concentrada; con su enfrentamiento al monopolio de Clarín, pero su respaldo al extractivismo; con su llamado a la participación política, pero en el marco de un verticalismo y una estructura que hoy solo permite aceptar que quién hasta ayer era candidato de los buitres, hoy es el paladín del proyecto nacional.

En esas condiciones hay que salir a jugar el partido con el árbitro en contra, tocando corto, apostando a la unidad y esperando que, más temprano que tarde, las líneas de la cancha se desgasten un poco y podamos marcarla de nuevo, corriendo los límites.

@SantiMayor

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