16 junio, 2015
Batacazo de Bolivia en tierras chilenas
El conjunto dirigido por Mauricio Soria pisó el Elías Figueroa de Valparaíso decidido a ir en busca de su oportunidad dando la sorpresa ante la selección dirigida por el argentino Jorge Quinteros. Y así fue, tras un primer tiempo arrollador logró aguantarlo en el segundo y volver a la victoria en la Copa luego de 18 años.

Ya se encuentra en juego la segunda fecha de la Copa América. Por el grupo A se enfrentaron la selección de Bolivia, con un punto tras su empate frente a México en la primera fecha, ante su par de Ecuador, sin unidades producto de su derrota ante Chile en el partido inaugural, circunstancias que exigían a ambos equipos un triunfo para permitirse pensar en una posible clasificación en una zona en la cual parecen jugar todos por el segundo puesto.
El conjunto dirigido por Mauricio Soria pisó el Elías Figueroa de Valparaíso decidido a ir en busca de su oportunidad dando la sorpresa ante la selección dirigida por el argentino Jorge Quinteros. Tal es así que a los cinco minutos de partido el sueco-boliviano Martin Smedberg puso desde un tiro de esquina la pelota sobre el primer vértice del área chica encontrando a Ronald Raldes a espaldas de una defensa ecuatoriana ida detrás de Marcelo Martins que los arrastró como ovejas mansas al primer palo.
Conexión en el aire al estilo “palomita” del ex Rosario Central y Colón para cambiar centro por gol. Primera sorpresa en la tarde.
Ecuador acusó el golpe e intentó hacerse firme en el campo de juego, sin embargo las impericias y los errores de sus futbolistas entorpecieron la efectividad de su reacción hasta que a los 18 minutos Ayoví cedió a Bolivia la posibilidad de estirar la ventaja perdiendo la pelota en una salida. Habilitación de Martins para Smedberg que a la carrera impactó con su diestra para poner el 2 a 0 parcial y entrar en la historia del fútbol sudamericano. Segundo gol e hito histórico.
Sobre los 25 minutos de juego los 11 jugadores de Bolivia se encontraban en su campo sosteniendo el resultado parcial que ponía fin a una serie de 17 partidos sin triunfos en la competición. Por su parte Ecuador salió a la caza de su chance pero con muy pocas luces, una y otra vez con pelotazos frontales cayendo en la previsibilidad de la reiteración hasta que a los 36 minutos el salvadoreño Aguilar vio en el área de Bolivia un penal que jamás podrá argumentar. Dos ejecuciones de Valencia, una convertida pero anulada y la otra ataja por Quiñónez, no lograron alterar el marcador del encuentro.
Desde entonces las esperanzas bolivianas parecieron mecerse en las manos de un Romel Quiñónez enorme bajo los tres palos atajando remates a quemarropa, manoteando bombazos sobre el travesaño, gritando ardiente a una defensa que rechazaba más alto que lejos los ataques ecuatorianos que lograba interceptar.
Fue así hasta que a los 40 minutos el argentino Lizio, nacionalizado boliviano, picó optimista tras un despeje colándose pícaro a la espalda del segundo central Erazo, quien con una pirueta más digna de un arte marcial que del fútbol impactó pelota y rostro del argentino poniendo a los pies de Martins el penal que instaló un 3 a 0 letal sobre el cierre del primer tiempo. Remate de derecha cruzado y potente, inatajable pese a los casi dos metros del arquero Domínguez.
El segundo período reflejó la antítesis de los visto en el primero. Por un lado Ecuador pareció dar cuenta de la angustiante situación de sus chances en la copa en caso de perder con Bolivia, ante lo cual Quinteros adelantó considerablemente sus líneas con los ingresos de Renato Ibarra y Juanito Cazares (por Fidel Martínez y Pedro Quiñónez, respectivamente). Por su parte Bolivia no lucía ya un equipo cómodo ante el asedio constante de su rival y empezaba a mostrar serias imprecisiones tanto en las marcas como en los pases, los cuales tendieron a desaparecer en función de rechazos indiscriminados.
A tan solo tres minutos del segundo tiempo Bolivia se enredó en una salida ofreciéndole a Montero la posibilidad de ingresar al área con pelota dominada. Una vez evidenciada la desesperación del fondo boliviano al delantero solo le alcanzó un segundo de lucidez para advertir a su compañero Valencia entrando sin marca de cara al arco. Pase a la red y descuento para Ecuador, nada que reprochar a Quiñónez.
De allí en adelante los ecuatorianos fueron incansablemente en busca de otro gol y agotaron todas las vías, tocaron, desbordaron, encararon, remataron de media distancia. Una y otra vez sus intentos encontraban dos lineas de cinco cada vez más retrasadas para embarullar sus intentos y, sobre todo, la figura de un golero cuya entrega resultaba conmovedora ante el incansable asedio amarillo.
Los minutos transcurrían inquietantes a los ojos de los bolivianos, quienes veían a su equipo cada vez más acovachado y a sus rivales instalados en su campo. Soria metió dos cambios para intentar aportar frescura a su férrea intención defensiva con éxito relativo hasta el minuto 81, cuando Bolaños recibió afuera del área y tras girar remató con gran potencia al arco encontrando por primera vez en el partido a Quiñónez parado en cualquier lado, incapaz de detener el remate. El partido se ponía 3 a 2 y a la carga Ecuador en busca del heroico empate.
Cosas del fútbol dirán. Lo cierto es que en esos últimos diez minutos de juego Ecuador tuvo las chances más claras en la tarde en Valparaíso: a los 39 minutos un disparo de Noboa detonó el travesaño boliviano, mientras que a los 41 Quiñónez le contuvo a Cazares primero un remate con destino de ángulo y luego, al minuto, embolsó en gran forma un buen remate del volante de Banfield.
El suspiro final llegó tras los cuatro minutos adicionados, y con él la inconmensurable alegría de una selección de Bolivia que ha hecho historia volviendo al triunfo en la Copa América tras casi 18 años, haciéndose además de enormes chances de clasificar a los cuartos de final de la competición. Mientras que en el conjunto ecuatoriano el 2-3 deja el amargo sabor de hallarse sin puntos disputadas ya dos fecha del torneo, con la clasificación pendiendo de un hilo.
Martín Acosta – @guigiar
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