11 junio, 2015
La resaca después de la copa
Comienza la Copa América Chile 2015 y los cinco candidatos a ganarla -Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia y Chile- coinciden en algo además de en sus ganas de llevarse el título: los cinco quedaron anclados a una imagen o momento de la copa del mundo del año pasado, una resaca que cada selección tiene que sacarse de encima.

Comienza la Copa América Chile 2015 y los cinco candidatos a ganarla -Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia y Chile- coinciden en algo además de en sus ganas de llevarse el título: los cinco quedaron anclados a una imagen o momento de la copa del mundo del año pasado, siguieron adelante por inercia pero la nostalgia influyó en su andar futbolístico. Esta semana vuelven a competir de manera oficial, la excusa es la Copa América, el objetivo: olvidarse lo que pudo haber sido y no fue.
“Efecto o serie de consecuencias que produce algún acontecimiento o situación”, dice una de las definiciones de la palabra “resaca”, otra más cercana a la utilización cotidiana habla de un “malestar que padece al despertar quien ha bebido alcohol en exceso”. Muchas veces la copa es traicionera y más si el término viene en plural, pinta recuerdos de color gris e implica una breve recuperación para volver a encontrar un estado óptimo.
Cada cuatro años el fútbol sirve su más ansiado elixir, las copas mundiales, ellas dejan ganadores, perdedores y un sin fin de imágenes para la posteridad. La última disputada en Brasil dejó la imagen de la recuperación del fútbol sudamericano. De seis equipos que jugaron la competencia, sólo Ecuador quedó eliminado en primera ronda, después Argentina y Brasil jugaron los siete partidos, Colombia tuvo al goleador del torneo (James Rodríguez) y recibió el premio Fair Play por el juego limpio y Chile y Uruguay llegaron hasta octavos, con la particularidad que ambos fueron eliminados por otros equipos sudamericanos.
El balance fue positivo y el gran mundial de estos equipos preanunciaba una muy competitiva Copa América. Pero el olvidado año calendario futbolístico que queda en el medio de las dos competencias mostró un andar irregular de cuatro de las cinco selecciones nombradas anteriormente.
Justamente Brasil, el que más golpeado quedó luego del mundial es el que mejores resultados consiguió en los amistosos previos, ganó siete (Colombia, Ecuador, Argentina, Japón, Francia, Chile y México) de siete, contra selecciones mundialistas. Uruguay cosechó tres victorias (Japón, Corea del Sur y Chile) y un empate (Costa Rica), Chile una victoria (Estados Unidos), un empate (México) y tres derrotas (Uruguay, Irán y Brasil). Argentina tres victorias (Alemania, Croacia y Ecuador) y dos derrotas (Brasil y Portugal) y Colombia dos victorias (Estados Unidos y Costa Rica) y una derrota (Brasil).
La cabeza de Argentina, Brasil, Colombia, Chile y Uruguay parece haberse quedado detenida cada una en un momento determinado del mundial que no pueden olvidar. Repasemos:
Argentina todavía no logra entender como Rodrigo Palacio no definió por abajo el mano a mano que tuvo contra el arquero Manuel Neuer en la final del mundial. De hecho los argentinos debemos haber visto más veces esa jugada que el gol de Mario Gotze que definió el pleito.
El no gol de Palacio fue la imagen del afiche de campaña de un precandidato a jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Su lema era: “No te quedes cuatro años como Palacio, tomá una buena decisión».
Brasil antes del 1-7 contra Alemania en semifinales ya había quedado eliminado psicológicamente en la jugada que el colombiano Camilo Zúñiga choca a Neymar y le provoca una fractura de vértebra que lo sacó de la copa. Esa misma noche de la lesión los programas deportivos brasileños cambiaron periodistas por traumatólogos que intentaban explicar lo inexplicable, por qué el crack de sonrisa constante no iba a poder levantar la Copa del Mundo en su país.
De hecho en las calles de Brasilia al día siguiente del partido un brasileño le dijo a quien escribe esta nota: “Después de la muerte de Ayrton Senna este es el día más triste del deporte brasileño”. Con el ánimo por el piso, Alemania le dio una demostración de fútbol al pentacampeón del mundo.
Chile se topó en octavos contra Brasil y lo tuvo contra las cuerdas, de hecho llevó el partido a los penales. Pero la selección trasandina no olvidó el derechazo de Mauricio Pinilla al travesaño que le hubiera dado el pase a cuartos de final. El mismo Pinilla se tatuó esa imagen en la espalda, nunca la pudo sacar de su cabeza, igual que todo el pueblo chileno. Existe un excelente relato escrito por Francisco Vergara Perucich sobre esa jugada llamado: “A 33 minutos de la gloria: un cuento sobre el travesaño de Mauricio Pinilla contra Brasil”.
Uruguay llegó a octavos de final donde enfrentó a Colombia, nada pudo hacer contra la exhibición de fútbol que brindó la selección dirigida por el argentino José Néstor Pekerman. Pero antes de ese encuentro una noticia lo había sacudido por completo, la FIFA suspendió a Luis Suárez por la mordida al italiano Giorgio Chiellini en la fase de grupos y lo mandó de vuelta a Uruguay, antes que su selección quedase eliminada.
El hoy delantero de Barcelona no pudo participar durante cuatro meses de ningún evento que tenga que ver con el fútbol, «ni administrativo ni deportivo». Se fue de Brasil antes que sus compañeros y en el mismo momento que la ilusión uruguaya de avanzar a la siguiente ronda.
Colombia fue quizás después de Alemania el equipo que mejor juego mostró en el mundial pero perdió bien en cuartos contra Brasil. No obstante a los colombianos les queda una sensación agridulce porque ese día su seleccionado cambió nombres en la ofensiva con respecto al partido de octavos y respetó demasiado al rival.
La imagen de Jackson Martínez en el banco de suplentes sin ingresar trae un recuerdo lejano, el de Lionel Messi sentado con los botines en el piso en la eliminación argentina del mundial de Alemania 2006 contra el local. Los dos sucesos tuvieron el mismo entrenador al mando: José Néstor Pekerman.
Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia y Chile tienen todavía la nostalgia en la mochila. Tienen derecho a soñar con alcanzar el título, el subcampeón del mundo, el pentacampeón mundial, el campeón defensor y máximo ganador del certamen, el local y el sudamericano que mejor juego mostró en Brasil 2014.
Se acerca la cita continental, la botella empieza a servir su líquido en forma de pelota, los comensales alrededor de la mesa miran, dicen estar recuperados de borracheras anteriores. Pero hay un problema, son cinco para una sola copa, que será bebida por el primero que se recupere de la resaca del año pasado.
Lucas Jiménez – @lucasjimenez88
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