10 junio, 2015
Massa en su laberinto sin salidas perfectas
Por Facundo Matos Peychaux. Pretendió ser el «renovador» de la política y no pudo. Ahora enfrenta horas cruciales. Opciones posibles tiene muchas, pero ninguna está exenta de costos.
Por Facundo Matos Peychaux*. Pretendió ser el «renovador» de la política y no pudo. Ahora enfrenta horas cruciales. Opciones posibles tiene muchas, pero ninguna está exenta de costos.
Otra vez como en los días anteriores al cierre de alianzas para las legislativas 2013, todas las miradas en el mundo político se centran en la decisión que tomará Sergio Massa.
En aquél entonces, el líder del Frente Renovador rompió con el kirchnerismo, se presentó como candidato a diputado nacional y provocó una de las peores derrotas del Frente para la Victoria (FpV) en su larga década de gobierno. Una veintena de intendentes bonaerenses, jóvenes y desencantados del kirchnerismo muchos de ellos, se sumaron a su espacio y pusieron el sueño en lo alto: Massa presidente. Pero a solo dos años de aquél momento, el panorama es muy distinto.
En lo territorial, el Frente Renovador retrocedió y mucho. Desde su mejor momento, cuando llegó a tener bajo su ala a nueve de los 24 intendentes del conurbano (contra 14 del FpV), llega a las elecciones de este año con un mapa de gobernaciones municipales mucho menos parejo que el que se esperaba: apenas cuatro jefes comunales pertenecen al frente que encabeza Massa (contra 16 del oficialismo).
La ola de garrochazos que se preveía que habría del kirchnerismo al Frente Renovador no solo no se dio sino que la mayoría de los que se fueron, están regresando. El motivo es que el FpV crece tanto a nivel nacional (con Daniel Scioli como precandidato líder de las encuestas), como a nivel provincial (con varios precandidatos anotados en la carrera), por lo que les garantizaría un arrastre mayor hacia sus candidaturas.
Pero ese no es el único problema de Massa. La creciente polarización entre Daniel Scioli y Mauricio Macri borraron de cuajo el escenario de triple empate que dominaba la política nacional hace pocos meses. Si la política actual se divide en dos lados opuestos (kirchnerismo vs. antikirchnerismo o continuidad vs. cambio) tanto el candidato del FpV como el del Pro se movieron hacia el centro en el último tiempo.
Mientras Macri reitera una y otra vez que mantendrá la AUH y no privatizará Aerolíneas Argentinas ni YPF, Scioli va al Espacio Clarín, habla con los actores económicos que repudia el oficialismo y -paradójicamente- se beneficia de las críticas que le hace el núcleo duro del kirchnerismo que representa Florencio Randazzo y el grupo de intelectuales Carta Abierta.
En este contexto, Massa, que apostaba a terciar con un discurso ni kirchnerista ni antikirchnerista (plasmado en sus consignas «Cambio Justo» y la «ancha avenida del medio») encuentra demasiada competencia en su lugar y se desdibuja.
Así llega a la foto que hoy le muestran las encuestas. Según todos los sondeos, Massa tiene entre un 10% y un 20% de intención de voto, muy lejos de Scioli y Macri y de acceder a la Presidencia.
Y ahora, ¿qué?
Massa vive sus horas más difíciles. En Bella Vista, en la localidad bonaerense de San Miguel, reunió a los dirigentes que todavía responden a él para debatir el futuro del espacio. Los intendentes, en su mayoría, le pidieron que mantenga su candidatura presidencial pese a las especulaciones que indican que podría bajarse. Como suele hacer el líder del Frente Renovador, los escuchó a todos, uno por uno, pero se reservó para sí la decisión final. ¿Qué caminos posibles enfrenta?
1. La alianza opositora está descartada, como lo estuvo siempre. Macri no podía permitir jamás incluir en su armado a un peronista ex kirchnerista que hubiese dado por tierra aquella imagen de pureza y «nueva política» que intenta dar y hubiese acabado con su candidatura presidencial. Las especulaciones obedecieron más a la operación de medios de comunicación y actores económicos y políticos que creyeron que si los dirigentes se unían, sus votos se sumarían y superarían a los del oficialismo, algo que ni siquiera estaba comprobado dada la incompatibilidad de muchos de los electores de unos y otros candidatos.
2. Sin alianza con Macri, puede ser candidato a gobernador. En este caso, podría ir con el gobernador cordobés José Manuel de la Sota como precandidato a presidente o con boleta corta, es decir, sin apoyar ninguna oferta nacional.
La primera opción parece inviable: en unas eventuales PASO del frente UNA ganaría Massa, por lo que sería raro que le cediera el lugar al cordobés. La segunda opción tampoco sería muy redituable. Con boleta corta, dice la liturgia politológica, se arrastran menos votos y por ende, no se gana.
Es cierto que desde que Francisco de Narváez bajó su candidatura, el Frente Renovador ya no tiene una figura bonaerense competitiva (solo queda Mónica López), pero bajarse a la provincia significaría también admitir que no puede contra Scioli y Macri, y regalar elecciones sin pelearlas no está en el espíritu del tigrense. A diferencia del jefe de Gobierno porteño, que en 2003 amagó con presentarse para presidente pero prefirió el camino paulatino a través de la Jefatura de Gobierno, Massa siempre se imaginó disputando un único cargo el 25 de octubre de 2015: la Presidencia.
3. No presentarse y seguir como diputado. Es la menos probable de todas. Si en dos años no logró posicionarse, pese al empujón de las legislativas 2013, menos aún lograría en cuatro años mantenerse en escena para disputar la Presidencia en 2019. A la dificultad de financiar una campaña sin los recursos estatales que se controlan desde cargos ejecutivos y la imposibilidad de fijar agenda desde el Congreso, se sumaría que en 2019 el candidato peronista más probable será Scioli (si gana este año y decide ir por la reelección) o un dirigente que reúna a todo el peronismo opositor (si gana Macri). Y en ese caso, los anotados son muchos y con más posibilidades que Massa.
4. Se presenta y pierde. Sacando un 30% en la provincia de Buenos Aires, Massa se aseguraría un 13% en las PASO, a los que todavía podría agregarle algunos puntos que saque en el resto del país y los 8% aproximadamente que sacaría De la Sota en Córdoba y provincias aledañas. De esta manera, el frente se situaría en torno al 20% en las primarias y en las generales, dado que las PASO premian a los ganadores y castigan a los perdedores y ya que es esperable una fuga de votos «útiles» hacia Macri, Massa caería, quizás incluso hasta el 10%.
De este modo, quedaría lejos de acceder a la Presidencia pero seguiría siendo el tercer político nacional más votado, por encima de Randazzo, De la Sota, Ernesto Sanz, Elisa Carrió, Jorge Altamira y Margarita Stolbizer. Paradójicamente, Massa tiene poco para ganar pero demasiado para no competir.
Por eso, aunque salidas posibles tiene muchas, ninguna es mejor que mantener su candidatura. Potenciar la alianza con De la Sota, sumar a Malena Galmarini como aspirante a algún cargo o anunciar una figura de peso como su compañero de fórmula son algunas de las cartas que Massa todavía tiene para alivianar su caída.
@FacundoMatos
* Periodista, redactor de El Estadista
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