10 junio, 2015
A punto caramelo
Mientras Messi, Mascherano, Tevez y Pereyra jugaban la final de la Champions League, la selección Argentina le ganaba 5 a 0 a Bolivia en el último amistoso antes de la Copa América. Señales alentadoras antes de una competencia prestigiosa y a la cual el conjunto de Martino va con un único objetivo: levantar el trofeo el 4 de Julio.

Lionel Messi y Javier Mascherano celebrando una nueva Champions con el Barcelona, un equipo sensacional que sigue escribiendo historia y que se reinventó para cerrar otra temporada inolvidable. El primero de ellos, consolidado como el Nº 1 del mundo con varios cuerpos de distancia sobre el resto.
Carlos Tevez, con esa mezcla de no tener consuelo por la final perdida, la certeza de haber sido fundamental en una Juventus dignísima y a quien, evidentemente, solo un equipo como el de Luis Enrique era capaz de derrotar. Roberto «Tucu» Pereyra dando un salto, aún con un rol más de reparto, para tener sus minutos en Berlín y estar a la altura de las circunstancias del equipo tano más ganador del último lustro.
Mientras esos cuatro nombres disputaban el sábado la final del torneo de clubes más importantes del mundo, la Selección Argentina derrotaba 5 a 0 a Bolivia con tres de Sergio Agüero -que quedó como el quinto máximo goleador de la historia de la albiceleste- y dos de Ángel Di María, en el último amistoso preparatorio antes de la Copa América.
Una serie de señales alentadoras antes de una competencia prestigiosa y a la cual el conjunto de Martino va con un único objetivo: levantar el trofeo el 4 de Julio.
No hay que tener temor a señalarlo: en un escenario de competitividad inusitada, tanto por la performance de varias selecciones en el último Mundial como por el nivel de algunos jugadores que las integran, Argentina se erige como el máximo favorito. Tiene toda la presión ante los 22 años sin títulos y la sensación de que cualquier resultado que no sea una consagración dejara gusto a poco o, incluso yendo más a fondo, la palabra que se instalará con firmeza será «fracaso». Por supuesto no significa que estemos frente a un camino simple, de pequeños obstáculos, pero sí que la previa alimenta la máxima expectativa.
Un Brasil con ansias de revancha tras el oprobio del 1-7 y el cuarto puesto en casa, con la excluyente figura de Neymar y el retorno de Robinho, en el segundo ciclo de Dunga al frente de la Verdeamarelha. Una Colombia que es una suma de muchos buenos pies bajo una conducción seria y con ansias de protagonismo, a lo que le agrega el regreso de Falcao (por si Jackson Martínez, Carlos Bacca o Teo Gutiérrez no alcanzan). Un Chile que intentara aprovechar la localía como marco vital para que la mejor generación de futbolistas de su historia pueda traducir esas capacidades en una victoria que sería épica.
Esos tres seleccionados -en menor medida un Uruguay en pleno recambio, siempre competitivo pero sin su máxima estrella Luis Suárez- aparecen como los principales enemigos de una Argentina que se va a presentar con 14 subcampeones del mundo y una lenta renovación generacional, producto de un par de motivos.
Martino va a Chile a ganar la Copa, no a probar variantes. Piensa que lo que hay es lo mejor. Razones no le faltan y la verdad es que es poco lo que se le puede discutir en el plantel que armó. No hay mucho más atrás de estos nombres. Los fanáticos del cambio porque si (un cambio sin un gran análisis de fondo, solo porque la innovación parece buena en sí misma) se rasgan las vestiduras, por ejemplo, por Icardi o Dybala en lugar de “Kun” Agüero o Higuaín.
Estamos hablando de buenos jugadores en los primeros dos casos y que no va a faltar mucho para que tengan una oportunidad en la Selección. Pero tampoco, de repente, se pueden negar los méritos de los otros dos que, pese a una Copa del Mundo irregular, volvieron a sus clubes y se lucieron, principalmente el delantero del Manchester City que encabezó la tabla de goleadores de la Premier League. Tiempo al tiempo.
Y aparte: ¿aquellos que justificaban la ausencia de Tevez “por la unidad del grupo” hoy se atreven a querer incluir a Icardi, dueño de polémicas por doquier? Contradicciones al margen, siempre va a haber algún tipo de discusión en torno a la conformación de una lista, aunque no parece haber en esta última grandes omisiones ni injusticias flagrantes.
En cuanto a lo futbolístico el estilo del Tata está claro. Un equipo que va a intentar jugar, tener salida por los laterales, sin exagerar el culto a la posesión pero buscando dominar los encuentros con un mediocampo de muy buen pie, donde posiblemente juegue un rol central Javier Pastore, de gran temporada en el PSG. Arriba no hay mayores dudas: la magia de Messi y uno más entre Agüero, Tevez e Higuaín, con ventaja para el ex Independiente. Es decir, se verá una Argentina más “modelo Eliminatorias” que aquella que, bajo un esquema más conservador, avanzó hasta la final en Brasil.
Este grupo de jugadores fue el que volvió a enamorar al pueblo argentino en la cita en tierras brasileñas. El técnico cambió, pero la base es prácticamente la misma. Desde el arquero -aunque Guzmán empezará a ser cada vez más considerado y, ahora ausente, asoma Rulli- hasta el superstar Lio, pasando por una defensa que hasta es probable que se repita en su totalidad (Casco ingresa entre los 23 como variante desde el banco) o un doble 5 neo-sabellista (Mascherano y Biglia), los nombres dicen mucho.
¿Van por su desempeño en aquel mes inolvidable o porque tuvieron una temporada que respaldó aquellos rendimientos? En la mayoría, el combo es encantador y, como en el caso de los mencionados al inicio, llegan a punto caramelo para conquistar Chile.
Aunque no redimiría aquella derrota contra Alemania, esta Copa América es una gran oportunidad para una generación brillante que, hasta el momento, no puede exhibir trofeos en sus vitrinas, un fenómeno que cruza a otros grandes jugadores que vistieron la camiseta de la Selección en las últimas dos décadas. Dentro de cuatro días en La Serena empezará un nuevo sueño. Con argumentos de sobra, la ilusión es más grande que nunca.
Sebastián Tafuro – @tafurel
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