3 junio, 2015
Que lo desafortunado no quite lo violento
Por Ana Clara Azcurra Mariani. El domingo pasado la conductora Pamela David cuestionó la gestión de la presidenta Cristina Fernández por estar «mal asesorada» y ser «ingenua», a pesar de que reconoció que era una persona «inteligente». Un discurso que suena políticamente correcto pero que niega la capacidad de acción y decisión de las mujeres.
Por Ana Clara Azcurra Mariani*. Siempre me pareció que lo necesario para elegir formarse como comunicador, es tener algo qué decir. Me refiero a tener algo personal, intencional, voluntario y responsable sobre lo que hablar. Ahora bien, lo personal en aquello que se dice no debe asemejarse a los permisos que uno puede darse en medio de un asado con amigos y familia, en un contexto donde ciertos deslices domingueros pueden filtrarse.
Cuando pasamos a formar parte de un espacio social mediático, lo que elegimos exponer de nosotros mismos debería tener, al menos, un compromiso con cierta rigurosidad; respeto y responsabilidad sobre aquello de lo que se habla y hacia quienes van a consumirlo. Y también, criterio y conciencia de ciertas coyunturas.
Pamela David es conductora de dos programas en canal América, Desayuno americano y Gran Hermano, el debate. No me interesa repasar su trayectoria ni realizar un análisis de su biografía en los medios de comunicación. Me interesaría preguntarle si ella siente que ha hecho muchas cosas bien a pesar de ser mujer. Me interesaría que responda, también, qué opina de sus desafortunadas palabras sobre Cristina Fernández a días de la marcha #NiUnaMenos, convocatoria que intenta problematizar la violencia estructural hacia la mujer.
En una entrevista en el programa La pura verdad de Mauro Viale el domingo 31 de mayo, Pamela David opinó como invitada sobre algunos políticos de la escena nacional: Daniel Scioli, Sergio Massa, Mauricio Macri y Cristina Fernández. Sobre la presidenta aseguró: “Me parece que son más los errores que los aciertos. Ha hecho cosas buenas, no debe ser fácil y para ser mujer hay que bancársela, súper inteligente. Por ahí mal rodeada, tal vez. No conozco mucho pero supongo que sí. Tal vez ahora ella está al tanto de todo, pero durante un tiempo y largo, le mentían que esto era Disney o que era un país que no tenía problemas. Le filtraban la información”.
Sus palabras me hicieron acordar a “el diario de Yrigoyen”, frase conocida que se refiere al mito sobre el diario que a ese ex mandatario le escribían contando una realidad cómoda pero lejana a las circunstancias de la sociedad de aquel entonces. ¿Será que a la presidenta le escriben el diario? ¿Será que Fernández se cree el cuento del tío? ¿Cómo articulamos la súper inteligencia atribuida a la mandataria con ser ilusa, ingenua, crédula, en un mismo párrafo de discurso?
Si hay algo que destacar, es que no tenemos una presidenta que se haya victimizado por ser mujer en el ejercicio de su cargo. Y esto muchos no se lo han perdonado: la actitud de desprecio, de odio hacia el tono decidido y firme en sus discursos intenta ser combatido con cobardías o canalladas como no aceptar decirle presidenta sino llamarla presidente, hasta producir un video en que ella se masturba. Intento pensar ejemplos similares con funcionarios y no logro equipararlos a esto último.
Pamela David contribuye a este imaginario sobre la mujer que crece profesionalmente pero… tampoco que se la crea mucho. Finalmente, miren lo que pasa: una se cree lo que le dicen, no sabemos elegir asesores, depositamos erradamente nuestra confianza y podemos manejar el destino de todo un país equivocadamente por nuestra inocencia. Con el moño de un tono políticamente correcto, abonamos en el intersticio la creencia sobre la existencia del sexo débil.
Lo que las palabras de la conductora parecieran quitarle a Cristina Fernández es la capacidad de decidir. No es el objetivo debatir aciertos o errores del gobierno nacional, sino la quita de poder sobre estos aciertos o errores por el hecho de ser mujer que pareciera atribuirle a la mandataria. Se equivoca porque no sabe, no entiende, no se da cuenta. No se equivoca por hacer, por decidir, o por hacer decidiendo soberanamente. Si sos hombre y te equivocas, sos un forro de cuarta que nos quiere hundir. Si sos mujer, y bueno… no sabes lo que pasa en realidad. Sos una yegua, una forra, pero porque estás mal rodeada y te comes el verso.
Deseo que ya nadie atribuya un premio extra por triunfar siendo mujer, que el fracaso tampoco se explique por el género. El honor, el reconocimiento así como las críticas tienen que orientarse sobre los logros, las ideas, los proyectos, de una persona: esto no implica desconocer todo lo que falta en el terreno de la igualdad de género y borrar en el lenguaje o el discurso la violencia. Se trata de dejar de alimentar la desigualdad que todos los días se reproduce cuando asesinan, violan, maltratan y denigran a alguien por ser mujer.
Y a quienes levantaron como nota que Pamela David afirmó que iba a votar a Sergio Massa para presidente, les pregunto ¿y ustedes por qué no vuelven noticia la violencia de palabra que una comunicadora está ejerciendo sobre la presidenta de la Nación? La foto con el cartel #NiUnaMenos nos la sacamos todos y todas, pero no sirve si no replanteamos lo que cotidianamente sucede, al menos, en nuestro espacio de trabajo y con nuestros colegas.
Por último, y como pregunta anecdótica, cuestiono: ¿queremos ser Disney?
@serserendipia
* Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA)
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