2 junio, 2015
#NiUnaMenos, el Estado y la sociedad
Por Ulises Bosia. El 3 de junio se coló en una agenda política que no lo esperaba, irrumpió con fuerza y, al menos por unas semanas, puso en el centro del debate público la lucha contra la violencia de género. La “política” ante los reclamos de la “sociedad”.

Por Ulises Bosia. El 3 de junio se coló en una agenda política que no lo esperaba, irrumpió con fuerza y, al menos por unas semanas, puso en el centro del debate público la lucha contra la violencia de género. La “política” ante los reclamos de la “sociedad”.
#NiUnaMenos. Esa consigna 2.0 es el factor catalizador de una enorme movilización social que se prepara para ganar las calles de decenas de ciudades de nuestro país este miércoles 3 de junio. Son diez letras asumidas colectivamente por miles para enfrentar la violencia de género, o más explícitamente, la violencia machista de los hombres hacia las mujeres, que se cobra una víctima cada 32 horas en nuestro país, según la estadística recopilada de los medios de comunicación por la Asociación Civil La Casa del Encuentro.
Estado y sociedad
La convocatoria inicial frente al Congreso de la Nación, en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, surgió de un colectivo de periodistas, artistas y activistas, lo cual es interpretado socialmente como que tiene un origen desde “afuera de la política” o “desde la sociedad”, aunque lógicamente todas ellas defiendan ideas políticas, como testimonia María Florencia Alcaraz y hasta la propia convocatoria tiene un carácter político.
Este punto de partida genera una convocatoria amplia y “transversal”, que esquiva la polarización k-antik, y una legitimidad que hace empatía con el silencioso descrédito de la política que mantiene una parte de nuestra sociedad.
Así el 3 de junio se incorpora a esa imprecisa categoría a la que nos acostumbramos después de la crisis de 2001, que unifica episodios tan dispares como las movilizaciones por seguridad, los reclamos ambientales, la marcha del orgullo gay, las movilizaciones por justicia en la tragedia de Once o el reclamo por la legalización de la marihuana, todas expresiones masivas y callejeras, policlasistas, de ambiguo contenido político, y cuyos convocantes y referentes principales no forman parte de los partidos políticos.
Miradas con escepticismo y desconfianza desde los círculos ultrapolitizados por no respetar los alineamientos políticos establecidos, cuestionadas desde las categorías más conservadoras del pensamiento de izquierdas por su espíritu “clasemediero”, su sólo recuento demuestra la vitalidad de nuestra sociedad, inquieta, organizada y combativa, movilizada porque cree que merece una vida mejor.
Frente a ellas, el conjunto del sistema político debió en cada caso tomar partido, ofreciéndose muchas veces como intérprete institucional más o menos oportunista de los reclamos, a veces adoptando sus propuestas -algunas de carácter progresivo, como la Ley de Matrimonio Igualitario, otras regresivas, como el endurecimiento de las leyes penales logrado por Blumberg- otras veces dejando pasar el tiempo, esperando a ver si se disipaba el reclamo.
En cualquier caso, el Estado es siempre responsable, y a sus diferentes poderes se dirigen en gran medida las demandas, como dejan en claro los cinco puntos que se leerán este 3 de junio. La implementación del Plan Nación de Acción para la Prevención, la Asistencia y la Erradicación de la violencia contra las mujeres, que establece la Ley 26.485; la exigencia al poder judicial de que garantice el acceso de las víctimas a la justicia; la elaboración de un Registro Único de Víctimas, hoy inexistente; el avance y cumplimiento de las políticas de educación sexual integral; y finalmente el monitoreo electrónico de victimarios para garantizar la protección de las víctimnas de violencia de género.
Siendo esto así, al mismo tiempo debe evitarse la identificación liberal entre un Estado “malo” y una sociedad “inocente”, en la que caen los discursos políticos y de las ONGs fácilmente. La “sociedad” -que en rigor no existe como algo separado del Estado-, es parte del problema, y la lucha contra la violencia de género requiere un cambio de actitud de cada uno de nosotros, especialmente de los varones, sin el cual ninguna política pública por sí misma puede cumplir su objetivo.
Habrá que evaluar la masividad de las manifestaciones y, con el paso del tiempo, la capacidad de estas jornadas para iniciar un camino de transformaciones de esta dura realidad. Por lo pronto la amplísima repercusión, que se expresa incluso en referentes mediáticos y artísticos de primera línea, es un logro de la convocatoria, que ayuda a fortalecer el carácter unánime del reclamo.
Agenda electoral 2015
La agenda electoral 2015 no estaba preparada para este tema, que irrumpió con fuerza ahora a partir de una acumulación de rabia e impotencia cotidiana al difundirse cada uno de los casos de femicidio que poblaron las tapas de los diarios y las pantallas de televisión en los últimos meses.
Sería una prueba de escucha que los principales candidatos electorales nacionales y provinciales, la mayoría de ellos varones -Scioli, Macri, Massa, Randazzo, Larreta, Lousteau, Recalde, De la Sota, Acastello, Aguad, Domínguez, Fernández, De Narváez, Cornejo, Bermejo, Lifschitz, Del Sel, Perotti, y la lista sigue…-, incorporen las demandas de la movilización a sus compromisos electorales.
@ulibosia
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