Fútbol

28 mayo, 2015

River terminó de ganar el superclásico de la Copa Libertadores

En Belo Horizonte y ante Cruzeiro, River Plate ganó a fuerza de fútbol, probablemente, el clásico más largo de la historia, aquél que empezó a jugarse la tarde del domingo 3 de mayo en La Bombonera.

En Belo Horizonte y ante Cruzeiro, River Plate ganó a fuerza de fútbol, probablemente, el clásico más largo de la historia, aquél que empezó a jugarse la tarde del domingo 3 de mayo en La Bombonera, donde el conjunto de Marcelo Gallardo cayó derrotado en manos de un Boca que asomaba amenazante en el horizonte de la Copa Libertadores.

Un clásico que continuó el jueves 7 de Mayo en El Monumental, quedando evidenciado tras el 1-0 que Gallardo no resignaría su chance en aras de insistir en planteos que no le dieran resultados. El técnico metió mano y apostó por un doble 5 con Ponzio y Kranevitter que aportó equilibrio y resistencia a un equipo que de mitad de cancha en adelante no lograba generar peligro en las áreas rivales.

Desde entonces, y tal vez justo a tiempo, River encontró y afianzó una nueva versión, distinta de aquella que pintara su impronta de campeón en al Copa Sudamericana de 2014, pero que le valió una leve superioridad sobre Boca en el partido de ida. La vuelta del jueves 14 de Mayo, lejos de ser un epílogo de la saga superclásica, resultó ser una farsa por donde se la mire, sea por los tristes 45 minutos de fútbol exhibidos por unos y otros, como por el inédito hecho del gas pimienta que puso en evidencia una vez más la trama de negocios, tranzas, favores y comisiones que todos advierten pero dejan pasar, quedando inconcluso de tal manera el desenlace de la cuestión.

Que va, que viene, la cuestión fue que River debió jugar los cuartos de final de la Copa Libertadores en condición de local ante el Cruzeiro, un histórico verdugo de los millonarios en la competición. Lejos de sacarse de encima los resabios fantasmagóricos de aquella noche, River dio un paso en falso cayendo 0-1 en Nuñez, llenando de dudas su presencia dentro de una cancha de fútbol y su permanencia en la copa.

La visita a Brasil adquirió relevancia mayúscula en la historia contemporánea del club, ofreciéndose como la posibilidad de superar el mal trago de La Bombonera y a su vez revertir la pálida versión que el equipo de Gallardo venía luciendo. Y así fue, River salió al mineirao decidido a revertir su suerte y se paró en la cancha con la intención de ganar el partido.

Demandado en su condición de local, el Cruzeiro no especuló con el parcial en su favor y se lanzó, sin demasiado acierto, en busca del resultado. Tras diez minutos en los cuales abundaron las imprecisiones y ambas defensas ofrecieron errores que bien pudieron valer un gol en contra, River se serenó, nuevamente, desde Ponzio y Kranevitter, soltando paulatinamente a Sánchez mientras Gutiérrez y Mora se acercaban a triangular y a tocar generando espacios y desmarques. A su vez, Rojas oficiaba el sacrificio colaborando con Vangioni en los cada vez más tristes intentos de Cruzeiro por generar peligro.

El equipo brasileño siguió yendo a los tumbos, sin claridad, y fue entonces que River se lo comió. Una rápida jugada en ataque a los 19 minutos incluyó la destreza de Mora para arrastrar y mover marcas, la claridad de Gutiérrez para decidir con el balón pegado al pie y luego tocar en el momento preciso, y la contundencia de un Sánchez que cubre con sus movimientos la amplitud del campo para llegar al arco rival con opción de gol. La eficacia es lo suyo, remate cruzado junto al palo y la serie empardada antes de las 20.

Tras ello la superioridad del conjunto de Gallardo fue total. Cruzeiro salió pero nunca pudo transitar el terreno de juego con tranquilidad, el medio campo fue tierra de quite y toque para los hombres de River que lastimaban a los locales en su moral. Sobre el cierre del primer tiempo y tras un tiro de esquina ejecutado por Rojas desde la izquierda, Maidana se elevó y con una potencia inusual colgó del ángulo el 2-0 que ponía a River en semis y destrozaba las ilusiones del local. Fin del primer tiempo y al descanso por nock out.

En los segundos 45 pudo verse una versión exquisita del equipo de Gallardo, marcando y tocando de primera, triangulando, llevando marcas, aguantando la pelota, habilitando al compañero, generando peligro en el área rival, haciendo goles. Sin ir más lejos antes de los diez minutos el propio Gutiérrez exhibió la jerarquía de su juego y tras recibir y aguantar la pelota en un toque, giró ridiculizando a su marcador a la vez que se iba de cara al tercero. Entrando al área no dudó y abriendo el pie la puso con sutileza junto a un palo sentenciado efectivamente la historia.

Tras el tercer gol River pudo haber hecho dos o tres más. Cierto es también que pudo haberlos recibido ya que los postes negaron en dos ocasiones goles al Cruzeiro, pero mucho más cierto es que River fue notablemente superior allá logrando una diferencia histórica en lo que respecta a visitas de equipos de Argentina a Brasil, accediendo así a las semifinales de la Libertadores.

Martín Acosta – @guigiar

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