28 mayo, 2015
El Novak de Boris
Esta semana todos los ojos relacionados al mundo del tenis están puestos en París. En la ciudad francesa ya está en marcha Roland Garros, el segundo Grand Slam del año. En la rama masculina el gran favorito a quedarse con el trofeo es Novak Djokovic, quien ocupa el número uno del ranking mundial y llega a esta cita con un 2015 arrollador.

Esta semana todos los ojos relacionados al mundo del tenis están puestos en París. En la ciudad francesa ya está en marcha Roland Garros, el segundo Grand Slam del año. En la rama masculina el gran favorito a quedarse con el trofeo es Novak Djokovic, quien ocupa el número uno del ranking mundial y llega a esta cita con un 2015 arrollador.
El serbio ganó este año en todos los torneos importantes que dijo presente: festejó en el Abierto de Australia, el otro Grand Slam disputado hasta el momento, y en los Masters 1000 de Indian Wells, Miami, Montecarlo y Roma. Para encontrar su última caída en un certamen prestigioso hay que remontarse a octubre del 2014 cuando perdió en Shangai. Llega con un record de 35 victorias y tan solo dos derrotas (ambas en torneos de menor relevancia).
Hasta el momento, viene con un año parecido al 2011 donde llegó a el polvo parisino con 37 victorias de manera consecutiva, pero el suizo Roger Federer lo dejó en el camino en semifinales. ¿Qué cosas cambiaron en estos cuatro años para que Djokovic tenga más ilusiones? Muchas. En primer lugar, hoy es el número uno del mundo con casi 14 mil puntos y una diferencia de poco más de cuatro mil con el segundo.
En segundo lugar, la actualidad de los demás no se asemeja con la de aquel momento. Roger Federer no pudo hacer pie frente al balcánico hace algunos días y cayó con autoridad en la final de Roma demostrando el momento de los dos. El dueño de París en los últimos nueve años, Rafael Nadal, viene sufriendo lesiones que no le permiten ser parte del circuito con regularidad, ganó un solo título en 2015 y se encuentra en el séptimo escalón del ranking.
Pero el cambio más radical no tiene que ver con él, sino con su entrenador. Luego de una caída en su juego y su mentalidad, el serbio sentía que necesitaba una transformación. Por eso en diciembre del 2013, en conjunto con su técnico Marian Vajda, decide nombrar como entrenador en jefe a una leyenda del tenis: Boris Becker.
Además de seguir mejorando en varios aspectos del juego, Djokovic requería alguien con la experiencia suficiente para controlar su cabeza en momentos críticos. El alemán, ganador de seis Grand Slam, era el indicado. Desde ese entonces, la carrera del serbio fue subiendo de manera progresiva consiguiendo doce títulos con un record de 96 victorias y tan solo diez derrotas.
Con la llegada de Becker, Nole mejoró notablemente sus saques y sus voleas, es un jugador mucho más agresivo, ahora intenta jugar puntos más cortos sin tantos peloteos y yendo a la red para intimidar al rival. Su adaptación al césped también fue una mejoría y su gran campaña en Wimbledon del 2014 lo demuestra.
“Becker es una leyenda auténtica, alguien que sabe mucho de tenis y su experiencia me ayudará a ganar nuevos trofeos del Grand Slam”, había declarado el serbio en el momento que informó la contratación del alemán y no se equivocó: ganó su segundo trofeo en el césped de Londres, su quinto Abierto de Australia y llegó a la final de Roland Garros en 2014. La arcilla de París es quizás la única cuenta pendiente de ambos, ya que Becker tampoco la pudo ganar como jugador.
Lo mejor que hizo Boris Becker desde su llegada fue hacerle creer a su pupilo que era invencible y Djokovic se encargó de hacerle creer al mundo que nadie puede ni podrá con él. El serbio parece ser indestructible, tanto tenística como psicológicamente. No le pesa ir atrás en el resultado, cometer algún error no forzado, su cara sigue igual, no logran alterarlo, jamás se siente perdedor. A su rival le hace sentir que en frente tiene un robot, que no se cansa en ningún momento y ni siquiera se emociona.
“Estoy seguro que él tiene gran culpa en mis éxitos”, manifestó Nole, que a pesar de ser un deporte individual le da el crédito a su compañero de ser partícipe de sus triunfos.
Siendo el claro dominador del circuito, el propio Djokovic afirma haber alcanzado el “cenit de su capacidad” y estar en el mejor momento de su carrera. Con Becker como acompañante, va en busca de sacarse la espina francesa, donde alcanzó dos finales en su carrera y en ambas cayó derrotado frente al español Rafael Nadal (con quien podría cruzarse en cuartos) el dueño de la arcilla parisina.
Juan Cruz Carrasco – @juanccarrasco6
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