21 mayo, 2015
¿Cómo es el armado del PRO en la Provincia de Buenos Aires?
El PRO no podrá usar su sello partidario en las elecciones bonaerenses. Este nuevo problema se suma otras dificultades del macrismo que acude a las estructuras políticas tradicionales para hacer pie en el distrito más grande del país.

El PRO no podrá usar su sello partidario en las elecciones bonaerenses. Este nuevo problema se suma otras dificultades del macrismo que acude a las estructuras políticas tradicionales para hacer pie en el distrito más grande del país.
La junta electoral de la Provincia de Buenos Aires decretó hace algunas semanas la caducidad de la personería gremial del PRO. La razón es que en las últimas dos elecciones (2011 y 2013) la fuerza comandada por Mauricio Macri no supero el 2% del padrón electoral. De esta manera, no podrá utilizar el sello PRO en los comicios bonaerenses de este año.
Desde el oficialismo porteño consideran que la estrategia para poder presentar candidatos en la contienda electoral de agosto es presentarse con otros sellos, que los apoderados del partido en la provincia ya inscribieron.
Así, no representaría un problema grave para el macrismo no poder presentarse con su partido político en la Provincia de Buenos Aires. Sin embargo, es una traba más en un territorio que nunca le calzó cómodo al PRO.
La candidata para la gobernación será María Eugenia Vidal, actual vicejefa de gobierno de la CABA. Más allá de la chicana de todos los políticos bonaerenses que le recuerdan a Vidal que vive y nació políticamente en Capital Federal, es una de las pocas candidatas “puras” que tiene Macri en la provincia.
Para poder hacer pie en la estratégica Provincia de Buenos Aires, el macrismo se vio obligado a pactar con históricos dirigentes justicialistas y radicales que le permitan despliegue territorial en un territorio elemental para cualquier político con pretensiones presidenciales.
La ¿nueva? política PRO
Estos acercamientos a la vieja guardia política resultan indispensables, pero a la vez chocan con la pretensión PRO de aparecer como “otra manera de hacer política”, que busca alejarse de los viejos y caducos partidos tradicionales y, siguiendo esta línea, propone nuevos actores y nuevas relaciones entre los políticos y “la gente”.
Sin embargo, en el armado de candidaturas y estructuras de apoyo, este discurso se quiebra. Y no sólo en Buenos Aires. Cristian Ritondo, legislador de la Ciudad, es un referente tradicional del pejota porteño que poco tiene que ver con la nueva política de la que se esfuerza por mostrar el macrismo.
Es el mismo Ritondo el que salió a fortalecer la estructura del PRO en la tercera sección electoral, garantizado el apoyo a Vidal por parte de los intendentes de Zárate, Exaltación de la Cruz y Carmen de Areco.
Asimismo, en el partido de La Matanza, la fuerza gobernante de la Capital Federal irá con Miguel Saredi como candidato a intendente. A principios de este mes hubo recorridas por centros comerciales del partido realizadas por Vidal, Saredi y otros referentes del PRO, como el periodista Fernando Miembro.
El derrotero de Saredi es extenso. Dirigente peronista histórico de La Matanza, hasta hace pocas semanas integraba el Frente Renovador. Ante la bendición de Massa a otros candidatos para la intendencia, Saredi pegó el portazo.
Pero no fue el único en su trayectoria. Antes fue hombre de confianza de Guillermo Moreno en el Mercado Central. Cuando en el 2008 estalló el conflicto por las retenciones al agro fundó el partido político Pampa Sur, duró opositor al Gobierno Nacional.
El recorrido de Pampa Sur no fue el esperado y ante la contundente victoria kirchnerista en las elecciones para gobernador de Buenos Aires en el 2011, Saredi pasó a las filas del Frente para la Victoria para “cambiar las cosas desde adentro”. Ante la negativa de Fernando Espinoza, intendente de La Matanza, de abrir el juego a otro competidor interno, el 2013 lo encontró a Saredi en el massismo.
La urgencia electoral parece ser el engranaje fundamental a la hora de hacer política, dejando de lado la construcción de base, más lenta pero también más firme. Este extremo pragmatismo no es una novedad en la arena política argentina, pero echa por tierra uno de los pilares del discurso PRO.
De por sí poco concreto, el discurso macrista se presenta como el “cambio”, lo “distinto” ante las viejos y corruptos aparatos políticos. Es una de las pocas aristas realmente ideologizadas que contiene dicho discurso. Sin embargo, la realidad se encarga de demostrar cómo lo pretendidamente novedoso se compone de viejos políticos de la derecha liberal.
Santiago Lecuna – @santirayado
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