Fútbol argentino

4 mayo, 2015

Boca le escribió al cuento un final feliz

La cámara lo toma en primer plano y Gallardo tiene la cara de Hearns después de Hagler cuando los siglos tardaban en llegar un poco más que ahora y las «peleas del siglo» bien merecían el eslogan. Pérez acaba de sellar el resultado y el DT de River en la nada busca una respuesta.

La cámara lo toma en primer plano y Gallardo tiene la cara de Hearns después de Hagler cuando los siglos tardaban en llegar un poco más que ahora y las «peleas del siglo» bien merecían el eslogan. Pérez acaba de sellar el resultado y el DT de River en la nada busca una respuesta.

Arruabarrena recibe los primeros centros a la cabeza en la conferencia de prensa. «Tus cambios le dieron al equipo la victoria…». Evita cabecearlos y ensaya en un par de oraciones una respuesta coherente con el trámite de un partido vertiginoso, muy disputado, con un Boca mejor en el análisis general pero encontrando la llave del gol en un momento en el que el partido era por lo menos ordinario.

Pavón entró por Carrizo y el «Vasco» lo mandó a jugar abierto por derecha. Pero ahí va otro pelotazo que encuentra su rechazo. El «Cata» Diaz gana a medias, en lo alto, cinco metros en campo rival. La pelota le cae a Lodeiro y Osvaldo hace la diagonal hacia afuera. Tira el centro y luego de dos pifias de compañeros, entrando por donde no debía jugar, Pavón vence a Barovero. Gol de Boca. Lo que era empate y no dejaba cicatriz, es herida en la piel del equipo de Nuñez.

Nada del partido cambió con el ingreso de Gago. Siguió al ritmo de los pases mal dados, del abuso del pelotazo, de disputa desprolija de segundas pelotas y de velocidad en detrimento del juego. Sin embargo, la presencia de Gago en el equipo favoreció a un mejor manejo de la pelota y evitó la obstinada idea de saltar la linea de los volantes. ¿Qué dirían los diarios de hoy, lunes, si River ganaba después de que Arruabarrena había sacado a Chávez y puesto un «cinco»?

Pablo Pérez, que también ingresó en el segundo tiempo marcó el segundo luego de habilitar de taco a Lodeiro que disputó el balón con Barovero y se encontró con el rebote de la jugada. Así fue que el cuento que no es novela culminó con la chapa: Boca 2 – River 0.

En diez días, la novela estará terminada. Arruabarrena parece tener unas cuatro líneas bastante sólidas y una idea general de la historia que quiere escribir. Gallardo, no lamenta el resultado, sabe que puede pasar. Pero esos ojos perdidos en un horizonte difuso son la muestra que la idea de la historia es clara pero que hoy, día del cuento, no encontró ni comienzo ni fin pero sobre todo faltó desarrollo. Eso que caracterizó las líneas escritas durante el cierre del año anterior y el principio de este.

El cuento tuvo un final feliz para Boca. Habrá que ver quién y cómo escribe la novela. Hay tiempo hasta el 14.

Federico Coguzza – @Ellanzallama

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