24 abril, 2015
Adios a Alfredo Grondona White
Este 23 de abril, a los 76 años de edad, falleció el dibujante rosarino Alfredo Grondona White, conocido sobre todo por sus trabajos en la mítica revista Humor durante la última dictadura militar.

Nacido en Rosario en junio de 1938, Alfredo Grondona White inició su romance con el dibujo a temprana edad y con apenas 15 años ya comenzó a publicar en los periódicos Rosario y Democracia. Con 17 años ganó un concurso para ilustrar la tapa de la revista Dibujantes. La conscripción interrumpe una inicial cursada de la carrera de Arquitectura y a la salida de la colimba consigue trabajo en diversas empresas de la región, tales como Somisa, Duperial y Petroquímica.
Grondona White no dejó de dibujar ni en el servicio militar ni en sus diversos empleos y comenzó a enviar sus trabajos a revistas extranjeras de la talla de Mad, Esquire, Help o Playboy. Si bien logró tantas publicaciones como elogios, estos trabajos no lograron convertirse en fuentes estables de sustento porque el dinero no le llegaba. O se lo robaban de los sobres o publicaban sus viñetas con otros nombres y no le pagaban.
A principios de los años 70 se estableció en Buenos Aires y, mientras daba clases de Dibujo publicitario en la Escuela Panamericana de Arte, comenzó a publicar en las algunas de las revistas humorísticas de la época, tales como La hipotenusa o Tía Vicenta. Pero el gran salto para su carrera se produjo gracias al encuentro con Andrés Cascioli. Cascioli lo invitó primero a participar de la revista Satiricón y luego de otros proyectos de su sello editorial La Urraca.
Tal vez la revista más famosa de esta factoría sea la mítica revista Humor Registrado, cuyo primer número se editó en plena dictadura militar, en junio de 1978, mientras transcurría el Mundial de Fútbol organizado por la dictadura para encubrir ante el mundo el genocido que estaba perpetrando. En la etapa más sangrienta del régimen militar Humor supo abrirse camino y crear a un público fiel que la veía como un soplo de aire fresco en la noche de plomo castrense. Entre amenazas, censuras y atentados la revista se consolidó y dio cobijo a próceres del humor tales como Dolina, Cascioli, Tabaré, Fontanarrosa, Trillo, Altuna, Meiji, Limura, Soriano o Viuti.
Grondona White, que formó parte de este increíble equipo humorístico y periodístico desde el número 1, explicaba que la estrategia de la revista para burlar la censura oficial consistía en que “nosotros escogíamos temas demasiado inteligentes para que los políticos y militares los entendiesen”. Además de la sátira al militarismo, sus viñetas se caracterizaron por retratar con agudeza y cariño a la clase media urbana, con todas sus manías y miserias.
El ambiente de la oficina o de la redacción fueron capturadas por su plumín, para siempre plenos de gracia y patetismo, muchas veces autoincluyéndose como personaje. Una de sus creaciones más trascendentes fue la del miserable doctor Picafeces, quintaescencia del abogado inescrupuloso, capaz de cualquier cosa por una jugosa “cometa”.
Cualquiera que haya visto alguna de sus historietas seguramente también recordará particularmente la voluptuosidad de sus mujeres. Así como hay un modelo de “chica Divito” también hay una “mujer Grondona White”, pulposa, con vestuario mínimo y siempre sobre tacos altos, hasta en bikini. Hoy sería fácil criticarlo por los estereotipos que sin dudas reproducía, pero también es cierto que Molita y Aladelta, las inolvidables secretarias de Picafeces, fueron a su modo una trinchera de erotismo en aquellas épocas de violenta represión sexual.
Luego de Humor, de la que integró el consejo de redacción casi hasta su final en los años del menemismo, Grondona White continuó publicando en Sex Humor, Super Humor, Humi y en la mejor revista de ciencia ficción mundial, la gloriosa El Péndulo.
Eterno cultor del perfil bajo, en los últimos años de su vida incluso se mantuvo alejado de las revistas, apenas compartiendo algunas opiniones polémicas desde su cuenta de Facebook. El último agosto, la quinta edición de la feria comiquera Crack Bang Boom le dedicó un merecidísimo homenaje a este verdadero maestro de humoristas y dibujantes.
Pedro Perucca – @PedroP71
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