23 abril, 2015
Abusos sexuales, dos casos de violencia de género en la Ciudad de Buenos Aires
Dos casos de abuso sexual a mujeres jóvenes se registraron con una leve diferencia de un mes en el barrio porteño de Floresta. Ocurrieron a principios de este año, ambos durante la mañana. Sin embargo, los vecinos de la zona que pudieron registrar lo sucedido no intervinieron en defensa de las jóvenes.

Dos casos de abuso sexual a mujeres jóvenes se registraron con una leve diferencia de un mes en el barrio porteño de Floresta. Ocurrieron a principios de este año, ambos durante la mañana. Sin embargo, los vecinos de la zona que pudieron registrar lo sucedido no intervinieron en defensa de las jóvenes.
El primero de ellos ocurrió el pasado jueves 26 de febrero a las 10 de la mañana entre las calles Chivilcoy y Bacacay cuando un hombre que estaba sobre una moto atacó a una joven que se dirigía hace su trabajo en la entrada de un garage de una casa. El agresor se encontraba armado, por este motivo, la joven no pudo pedir ayuda ya que había sido amenazada. Sin embargo, según Lucía, amiga de la chica abusada, esta le contó que pudo ver que varias personas pasaron caminando por allí en ese momento, vieron la situación, pero no hicieron nada.
Con la diferencia de un mes y a pocas cuadras de donde ocurrió el primer caso, sucedió otro hecho de características similares alrededor de las siete de la mañana en la que también resulto víctima otra mujer, según relató Lucia que pudo constatarlo a través de la averiguación en la dependencia policial de la zona.
Ambas denuncias se realizaron en la comisaría 43 del Barrio de Floresta. La declaración del primer abuso se realizó en la fiscalía N°39 e intervino la Brigada Móvil de asistencia a mujeres víctimas de delitos sexuales, que depende de la Comisión Nacional de la Mujer. Además fueron solicitadas las imágenes de cámaras de seguridad públicas y privadas de la zona que están en poder de la fiscalía.
Según Lucía, varios vecinos se acercaron a la comisaría en las que se radicaron las denuncias para pedir más información sobre los hechos pero la respuesta que recibieron fue de una minimización de lo sucedido, quitándole la entidad e importancia que tuvieron las situaciones que responden a casos de violencia de género.
Frente a esto, los vecinos realizaron una volanteada para difundir y sensibilizar a la población con los casos de abuso sexual. Allí sostenían: “No mires para otro lado. El sexo en la vía pública puede ser una violación”.
La amiga de la chica abusada en el mes de febrero contó que a partir de una de estas intervenciones en la calle, le llegó la información de otro caso de violación a una nena de una escuela cercana.
Frente a la acumulación de casos los vecinos sugieren la posibilidad de que “la zona se encuentre liberada” ya que además, según cuenta Lucía, vienen ocurriendo varios robos. Aunque lejos de reforzar un mensaje que afiance un endurecimiento de control o de más “mano dura”, Lucía expresó que quieren generar conciencia y lograr que este tipo de hechos de violencia hacia la mujer sean un tema que logre estar en la agenda política. Por tal motivo, tienen pensado vincularse con organizaciones que traten la problemática para realizar acciones en conjunto.
Además, la entrevistada dijo que, después de contarle a allegados lo que le sucedió a su amiga, le impactó recibir como respuesta que muchas personas habían padecido lo mismo. «Es más común de lo que parece”, expresó.
En cuanto al accionar de la comisaria 43, mencionó que es una de las que tuvo una participación «nefasta» en el 2001 frente a la situación social que atravesaba el país. El 29 de diciembre de ese año el sargento Juan de Dios Velaztiqui, quien desempeñaba funciones allí, asesinó a Maximiliano Tosco, Cristian Gómez y Adrián Matassa, por lo que fue juzgado y condenado. Además, personal de la comisaria 43 se encargó de reprimir a quienes se manifestaban al conmemorarse el tercer aniversario de la muerte de los jóvenes.
Por su parte, en cuanto a las políticas destinadas para erradicar la violencia de género, la ciudad de Buenos Aires no da cuenta de ningún avance, más bien parece estar retrocediendo en este tema. En enero de 2014, quienes trabajaban en el programa de atención a víctimas de delitos sexuales de la ciudad, denunciaron que fueron despedidas, razón por la que esa jurisdicción se quedó sin la asistencia pública frente a casos de este tipo. Actualmente en el sitio web de la ciudad de Buenos Aires no existe ningún área destinada al trabajo en torno a la violencia de tipo sexual contra las mujeres.
Mientras tanto, existe una ley nacional, la 26.485, que entiende por violencia contra la mujer a “toda conducta que tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, que afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial y su seguridad personal. Así como, las perpetradas desde el Estado o por sus agentes”. Sin embargo, las situaciones de violencia que sufren las mujeres es una problemática que lejos de mermar se agudiza. De este modo, las mujeres se ven expuestas a una doble situación de violencia, la física por un lado y la que proviene de las instituciones del Estado que miran para otro lado.
Noemí Romero – @Noi_Romero
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